Manual completo del método pilates. Rael Isacowitz

Manual completo del método pilates - Rael Isacowitz


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4: Concentración profunda

      Para mí la concentración es como un puente entre la conciencia y el movimiento. Al adoptar la postura inicial de cualquier movimiento, siempre animo a mis alumnos a repasar una lista de puntos importantes: los músculos que deben activar, el modo de alinear el cuerpo y el patrón respiratorio que van a elegir. Simplemente con centrarse en un músculo concreto antes de la acción es posible activarlo con mayor precisión e intensidad que si no pensaran en él. Concentrarse en la alineación del cuerpo ayuda a activar los músculos correctos y evita generar tensión innecesaria en el cuerpo. Pensar en el patrón respiratorio ayuda a mantener un buen ritmo de movimiento y mantiene la mente centrada. Sin embargo, recuerda que la concentración puede llegar a ser tan intensa que se torne contraproducente. Puede derivar en tensión y rigidez de la musculatura, limitar la respiración y hacer que el movimiento sea entrecortado y no fluido. Es evidente que ésa no es nuestra intención y debemos evitar tal situación.

      A pesar de que conciencia y concentración estén estrechamente relacionadas, para mí la conciencia es un estado mental: ser consciente y percibir el movimiento. La concentración es un proceso más cognitivo mediante el cual se entiende ese movimiento. La concentración, combinada con la conciencia, no sólo garantiza la precisión de los movimientos, sino que también aporta al trabajo una cualidad meditativa. El estado meditativo no significa que el trabajo sea fácil, poco exigente a nivel físico ni poco intenso; significa que nos asegura un enfoque profundo del trabajo, para así mantener bloqueados pensamientos innecesarios, y practicar los movimientos conforme a nuestra capacidad máxima y aprovechando todo el potencial del método Pilates.

      La respiración es el combustible de lo que Joseph Pilates llamaba «el centro de energía», el motor que genera el movimiento.

      Pilates es meditación en movimiento, un proceso físico, mental y espiritual.

       Principio 5: Centrarse

      En términos sólo físicos, la acción de centrarse se define como la acción de encontrar dónde se sitúa tu centro de gravedad. En las mujeres, este centro se sitúa aproximadamente antes de la primera y segunda vértebras sacras, flotando en medio de la cavidad pélvica. En los hombres, tiende a situarse un poco más arriba, en el centro del cuerpo y a la altura del ombligo. Las diferencias anatómicas provocan una distinta distribución del peso: los hombres suelen presentar un tren superior fornido, mientras que las mujeres concentran el peso en la zona pélvica. Es importante descubrir y experimentar con el centro de gravedad, porque influye en la ejecución de todos los ejercicios. También es la región en que se localiza el centro de energía o fuerza. El concepto de centro de fuerza –según el cual todo el movimiento emana de este núcleo corporal– es un denominador común a toda la práctica de Pilates, y se trata con mayor detalle en el capítulo 2 (véase el apartado «Músculos del centro de fuerza»). En Pilates, cuando decimos que una persona debe centrarse, no sólo nos referimos a encontrar su centro de gravedad, sino también a unir cuerpo, mente y espíritu.

      El concepto centrarse no es nuevo. Las corrientes filosóficas orientales hablan del ki en aikido; del chi en taichí, del tan tien en chi gong, y de los chacras en yoga; y en términos generales, todas se refieren a la misma fuerza vital que circula por nuestro interior como un pozo insondable de energía. Resulta curioso que en todas estas corrientes dicha fuerza vital se localice aproximadamente en la misma zona del cuerpo. Martha Graham se centró en esta zona para desarrollar su técnica de danza moderna y cambió el modo en que los bailarines contemplaban la danza y el movimiento; la contracción (flexión de la columna), con la que se activan los músculos profundos del abdomen, se convirtió en la base de su técnica. La sensación de estar centrado no sólo se refiere al soporte que aportan los poderosos músculos intrínsecos de la zona, sino también a la energía que mana de este núcleo y a la capacidad de las personas para hacer uso de este sistema de sustentación físico y metafísico. No es infrecuente oír hablar a los bailarines acerca de si están centrados o no. Según vayas profundizando en el Pilates y te abras al descubrimiento de su núcleo y a moverte desde él, experimentarás esta gratificante sensación de elevación.

      Un núcleo corporal fuerte mejora el rendimiento, tanto en las actividades cotidianas como en las competiciones deportivas.

      Cuando el control deviene innato, es porque has alcanzado la maestría.

       Principio 6: Adquirir control

      Se adquiere control cuando se fusionan todos los principios anteriores. Al mirar a gente moviéndose, sobre todo durante movimientos complejos, de inmediato resulta evidente si poseen un alto nivel de control. Pocas cosas hay tan hermosas como contemplar a deportistas, bailarines, gimnastas o patinadores artísticos con un control impecable de sus movimientos; del mismo modo que resulta sobrecogedor ver caminar a un león, correr a un guepardo o saltar a una gacela. Kathy Stanford Grant, una alumna de Joseph Pilates que se convirtió en una excelente profesora de su método, solía enviarme fotos estupendas de animales en equilibrio o en movimiento, para que me fijara en su elegancia, en su despliegue de potencia sin esfuerzo aparente, o en la ligereza de sus movimientos. Igualar esas cualidades es una meta lejana para el ser humano, aunque vale la pena intentarlo.

      Al principio, adquirir control sobre el movimiento es un proceso consciente. Se consigue mediante práctica, práctica y más práctica. Lo ideal es que durante ese proceso te dirija un profesor que haya adquirido ese control. A medida que sigas practicando e integrando en el cuerpo esos movimientos, a veces durante años y tras muchos cientos de repeticiones, tu propio control del movimiento adquirirá la gracia de un animal, se volverá intuitivo, se convertirá en parte de tu ser.

       Principio 7: Ser eficaz

      ¿Quién no quiere conservar energía? Nuestra sociedad genera residuos de todo tipo y en todos los sentidos. La búsqueda de eficacia nos enseña a focalizar la energía. Al practicar Pilates, no hacemos muecas por el esfuerzo ni gruñimos cuando los movimientos se vuelven difíciles y exigentes. Focalizamos el trabajo donde es necesario, ejercemos la energía requerida, ni más ni menos. El resto del cuerpo se mantiene en calma y relajado. He llegado a un acuerdo conmigo mismo cuando estoy entrenando: cuanto más difíciles y exigentes sean los movimientos, más me relajo conscientemente. Considero la eficacia de movimientos como un haz de láser: dirigido y centrado.

      La eficacia no sólo es atribuible a las proezas físicas; también a los movimientos cotidianos. Una fase importante del aprendizaje del Pilates es el proceso de transferencia; es decir, la capacidad de transferir información adquirida y practicada en las clases de Pilates a otras actividades cotidianas, y la capacidad de integrarla en todos los aspectos de la vida. Una sesión suele durar aproximadamente una hora, y a menudo está supervisada por un instructor. ¿Y qué pasa con las 23 horas restantes del día? Pues que también debemos prestar atención consciente al modo en que nos movemos. Recomiendo usar recordatorios para no dejar de practicar la transferencia. Es como colgar avisos en un tablón de anuncios, sólo que esos avisos son mentales, para que te acuerdes de mantener la cabeza centrada y la columna vertebral alineada, para que uses el centro de fuerza, para que te relajes y, por último, para que te muevas sin esfuerzo.

      Si causa asombro observar movimientos realizados sin esfuerzo, qué no causará el practicarlos. La eficacia es el primer paso para lograr esa facilidad.

       Principio 8: Crear fluidez

      Como los demás principios, la fluidez se manifiesta tanto de manera física como mental. Está presente en todos los movimientos y a lo largo de toda la sesión de Pilates. La fluidez se describe como la libre canalización y traslación de energía en movimiento. Es también la conexión invisible de un movimiento con el siguiente, para que parezca fluido. A pesar de que los profesores corrigen y dan explicaciones a los alumnos, para lo cual a veces interrumpen la clase periódicamente, la sensación global de los movimientos individuales y de la sesión en conjunto debe ser de continuidad.

      De la observación de deportistas ejemplares, como el golfista Tiger Woods, el dinámico nadador Michael Phelps o el virtuoso bailarín


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