Escritos militares . Vo Nguyen Giap

Escritos militares  - Vo Nguyen Giap


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fantoche. Tomaron el poder en todo el país y fundaron la República Democrática del Vietnam: el primer Estado democrático-popular del sudeste asiático.

      La Revolución de Agosto constituye la primera victoria del marxismo-leninismo en un país colonial y semifeudal; nuestro pueblo supo elegir un momento histórico, extremadamente propicio, para emprender una insurrección armada y asegurarse así la victoria en todo el país.

      La línea militar de nuestro partido se fue elaborando poco a poco en lo esencial, durante quince años de lucha heroica: desde el impulso revolucionario de 1930-1931 hasta la Revolución de Agosto en 1945.

      Luego de la victoriosa Revolución de Agosto, nuestro pueblo debió resistir a los colonialistas franceses, quienes respaldados por los intervencionistas norteamericanos, trataban de sojuzgarnos nuevamente. Esta primera guerra de resistencia, que debió durar cerca de nueve años, fue coronada por los grandes éxitos militares durante el invierno-primavera de 1953-1954. Luego de nuestra histórica victoria de Dien Bien Phu, los colonialistas franceses fueron obligados a firmar los acuerdos de Ginebra. La paz fue restablecida en Indochina sobre la base del reconocimiento internacional de la independencia, de la soberanía, de la unidad y de la integridad territorial de Vietnam, Camboya y Laos; el norte de nuestro país fue totalmente liberado. Esa resistencia victoriosa, continuación de la Revolución de Agosto, fue una guerra de liberación y de salvación nacional. Se trata de la guerra llevada a cabo por una pequeña nación, que posee una economía agrícola atrasada, que acaba de conquistar el poder gracias a una insurrección general sin tener tiempo de consolidarlo, que dispone de fuerzas armadas aún débiles y, en un comienzo, totalmente cercadas por el imperialismo; pero decididas a combatir y a vencer al ejército profesional de agresión de casi medio millón de hombres de una potencia imperialista considerablemente superior en armas y en técnica, fortalecido por una ayuda financiera considerable de los Estados Unidos ( El 80% de los gastos de guerra durante 1953-1954). Por su parte nuestro pueblo encontró un apoyo internacional muy importante en el sistema socialista mundial que acababa de constituirse. Nuestra victoria sobre los colonialistas franceses es la primera gran victoria de las guerras de liberación nacional en las colonias.

      Durante esta guerra de resistencia, la línea militar de nuestro partido se fue desarrollando y precisando en todos sus aspectos.

      Cuando terminó la primera resistencia, nuestro pueblo debió retomar el combate contra los imperialistas norteamericanos que sustituyeron a los colonialistas franceses en su deseo de apoderarse del sur de nuestro país, convertirlo en una neocolonia y una base militar, para poder preparar su agresión contra el norte y contra el campo socialista, conteniendo al movimiento revolucionario en el sudeste asiático. Esta vez el agresor es el imperialismo norteamericano: el jefe de fila y el país más poderoso del campo imperialista; que dispone de una colosal maquinaria de guerra muy moderna, de un gran potencial económico-militar y además es el gendarme internacional, el enemigo número uno de la humanidad.

      Bajo la bandera del Frente Nacional de Liberación, nuestros compatriotas del sur, siempre inquebrantables en su decisión de defender la patria, dan prueba de un elevado espíritu revolucionario y de un heroísmo inusitado; agregando diariamente páginas gloriosas a la historia de la nación.

      Continuando los años de luchas políticas particularmente tenaces y encarnizadas, estallaron en las vastas regiones rurales del sur las insurrecciones en cadena de 1959-1960. Son insurrecciones de características heroicas e inusitadas, que llevaron a millones de nuestros compatriotas a derrocar al gobierno fantoche en aldeas y pueblos. Esencialmente realizaron esta tarea con fuerzas políticas de masas y, en una medida muy limitada, con fuerzas armadas aún poco importantes. El pueblo se adueñó de la mayor parte del país, frente a un enemigo que movilizó un ejército de más de doscientos mil hombres y un gran aparato de represión. Esas insurrecciones victoriosas, que provocaron el aplastamiento del régimen fascista de Ngo Dinh Diem, se prolongaron luego en una guerra revolucionaria, una guerra de liberación contra la “guerra especial” norteamericana. Con medio millón de soldados fantoches y más de treinta mil “consejeros” norteamericanos y aprovechando las experiencias más recientes del imperialismo internacional en la represión de los movimientos de liberación nacional, Washington alimentaba la esperanza de pasar a la contraofensiva para aplastar la revolución sudvietnamita. Nuestro pueblo emprendió así su segunda guerra de resistencia, esta vez contra el imperialismo yanqui. En cuatro años, las fuerzas armadas y el pueblo sureños aniquilaron o dejaron fuera de combate a un importante sector del ejército y de la administración fantoche, hicieron fracasar la “política de las aldeas estratégicas” y ganaron, en lo esencial, “la guerra especial” de los agresores norteamericanos. Luego estos últimos introdujeron masivamente tropas norteamericanas y de sus satélites en Vietnam del Sur para una invasión abierta y comenzaron la guerra de destrucción contra el Norte.

       Respondiendo al sagrado llamado del presidente Ho Chi Minh, nuestras fuerzas armadas y todo nuestro pueblo se movilizaron simultáneamente, resueltos a llevar a cabo una lucha sin cuartel contra el agresor norteamericano para liberar el Sur, defender el Norte y lograr la reunificación de la patria. Se trata de una guerra revolucionaria, una guerra de liberación contra la “guerra localizada” más grande y feroz llevada a cabo por el imperialismo norteamericano en toda su historia. Washington “escaló” con esta guerra hasta niveles muy altos, extendiendo sus raids aéreos hasta Hanói, Haiphong, con una barbarie nunca igualada, movilizando a más de un millón de soldados norteamericanos, fantoches y satélites, equipados con el armamento más moderno, excepto las armas nucleares, y gastando más de un centenar de millones de dólares. Demostrando un heroísmo extraordinario, nuestro pueblo aprovechó resueltamente las ventajas de su posición ofensiva y logró victorias cada vez más numerosas. Tres años después, las fuerzas armadas y la población sudvietnamita desencadenaron los ataques y los levantamientos generalizados en la primavera de 1968; imprimiendo un viraje histórico a la guerra, forzando al enemigo a elaborar una estrategia defensiva en todos los teatros de operación, a reconocer implícitamente la derrota de la estrategia de “guerra localizada” y a lanzarse por un camino sin salida; es decir, la “desnorteamericanización” y la “vietnamización” de la guerra. La guerra revolucionaria entró en una nueva etapa. Obtuvo éxitos considerables, sin precedentes en todos los planos, y se encamina ahora hacia la victoria total.

      La revolución y la guerra revolucionaria de Vietnam del Sur constituyen la aplicación, en un nuevo grado de desarrollo, del conjunto de las experiencias de la revolución vietnamita.

      Las fuerzas armadas y la población del Norte vencieron en la guerra de destrucción llevada a cabo por los norteamericanos con su aviación ultramoderna, en una guerra “suelo-aire” popular, sin precedentes en nuestro país. Por primera vez, tuvimos que llevar a cabo una guerra de defensa en la mitad-norte del país, dotada de las estructuras completas de un Estado. Detuvimos la agresión, defendimos eficazmente la patria socialista y cumplimos con las obligaciones que incumben a la gran base de retaguardia del país. Realizamos una guerra de todo el pueblo, emprendimos el combate organizando activamente la defensa antiaérea civil, coordinamos la guerra de resistencia con la edificación socialista, el combate con la producción, aseguramos las comunicaciones y los transportes, mantuvimos el orden y la seguridad. Y al cabo de cuatro años de lucha heroica, desbaratando todas las maniobras de escalada de los Estados Unidos, vencimos completamente en su guerra de destrucción.

      La lucha de nuestro pueblo contra la agresión norteamericana es la más grande, la más gloriosa lucha de liberación contra la agresión extranjera de nuestra historia nacional. Constituye la punta de lanza, la culminación de la lucha común que sostienen actualmente los pueblos del mundo contra el imperialismo yanqui. Durante esta guerra de resistencia, la línea militar de nuestro partido se enriqueció con experiencias valiosas, en múltiples aspectos, y conoció un nuevo desarrollo.

      Así, fiel a sus tradiciones de lucha tenaz contra los invasores extranjeros, nuestro pueblo bajo la dirección del partido combatió sin tregua durante decenas de años; venció uno a uno a los ejércitos de agresión de tres potencias imperialistas; contribuyó activamente al derrocamiento del viejo colonialismo y, en este momento, está tratando de acelerar el fracaso y la derrota del neocolonialismo en el mundo.


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