Escritos militares . Vo Nguyen Giap
rica experiencia en múltiples aspectos.
En lo que concierne al enemigo y sus formas de agresión, supo utilizar la insurrección armada y la guerra revolucionaria para derrotar sucesivamente a tres grandes países imperialistas de tres continentes: los fascistas japoneses tristemente conocidos por su crueldad, los colonialistas franceses —vieja potencia imperialista de Europa— y a los imperialistas norteamericanos; el jefe de fila del imperialismo mundial, el gendarme internacional. Hicimos fracasar todas sus formas de guerra de agresión, desde la guerra de agresión de los fascistas japoneses y la de los colonialistas franceses hasta la guerra de agresión neocolonial de los imperialistas norteamericanos, desde la política de dominación neocolonialista a partir de los métodos fascistas efectivizados gracias a los manejos de administraciones fantoches hasta le “guerra especial”, la “guerra local” y la guerra aeronaval de destrucción de los Estados Unidos.
En lo que concierne al modo de lucha y a la utilización de la violencia revolucionaria para conquistar y conservar el poder, liberar a la nación y defender la patria, nuestro pueblo adquirió una rica experiencia. Desencadenó la insurrección popular, tanto en el campo como en las ciudades, en forma de insurrecciones parciales y generales. Llevó a cabo una guerra popular de largo aliento, oponiendo esencialmente la lucha armada a la guerra de agresión colonialista de viejo cuño. Prosiguió la guerra popular contra las diversas formas de agresión neocolonialista, coordinando la lucha militar y la lucha política, ofensivas militares e insurrecciones armadas. Organizó la guerra popular “suelo-aire” haciendo fracasar la guerra norteamericana de destrucción.
En lo que concierne a las condiciones y al contexto histórico internos y externos, nuestro pueblo hizo sucesivamente la experiencia de la guerra del pueblo, de la guerra revolucionaria, en las circunstancias históricas más diversas. Primeramente, cuando nuestro pueblo aún no detentaba el poder revolucionario, luego cuando lo conquistó en ciertas regiones y después en el conjunto del país; cuando nuestra lucha contó con el apoyo de las fuerzas del régimen democrático popular naciente y cuando se benefició con la neta superioridad del régimen socialista en construcción; cuando todo el país siguió una estrategia revolucionaria única, la de la revolución nacional, democrática y popular, y cuando, provisoriamente dividido en dos zonas, aplicó dos estrategias revolucionarias diferentes; cuando en ocasión de la guerra mundial los imperialistas se desangraron entre sí a escala mundial y cuando se emprendió la insurrección y la resistencia en época de paz mundial; cuando debimos llevar a cabo la resistencia cercados por todas partes por el imperialismo y disponiendo aún de fuerzas muy modestas, luego cuando pudimos apoyarnos sólidamente en el vasto campo socialista, etc.
Nuestro pueblo debió emprender una lucha larga, ardua, compleja y reñida. Debido a la posición estratégica extremadamente importante de nuestro país en el sudeste asiático, el imperialismo internacional —los franceses, los japoneses, otra vez los franceses y luego los norteamericanos— y sus lacayos, se encarnizaron en golpear a nuestro pueblo con la violencia contrarrevolucionaria. Frente a un enemigo tan poderoso y feroz, nuestro pueblo bajo la dirección del partido, afirmó su voluntad inquebrantable de llevar a cabo obstinadamente la guerra de resistencia con un espíritu revolucionario consecuente, de mantener y desarrollar la posición ofensiva de la revolución. Por eso, con hazañas sin precedentes en nuestra historia, condujo su justa causa de victoria en victoria y aportó su contribución a la revolución mundial. Todo lo que hemos dicho demuestra que la línea general y la línea militar de nuestro partido, cuya base teórica está constituida por el marxismo-leninismo, poseen al mismo tiempo raíces muy profundas en la práctica de las luchas revolucionarias. Para analizar esas difíciles tareas y responder a las exigencias imperiosas de la lucha, nuestro partido debe dar prueba de un espíritu de independencia y de un espíritu creador muy elevado. No debe conformarse con las experiencias adquiridas en el pasado ni tampoco copiar simplemente las experiencias de otros países.
De lo antes dicho podemos esbozar a continuación las características fundamentales de las guerras que nuestro pueblo lleva a cabo bajo la dirección del partido:
1. Es una guerra justa —guerra de liberación nacional o guerra de defensa nacional— contra la guerra injusta —la guerra de agresión del imperialismo— para realizar la línea política del partido y los objetivos de la revolución; una guerra hecha tanto en beneficio del pueblo y de la nación, como de la revolución mundial.
La guerra es la continuación de la política. La línea revolucionaria del partido determina el objetivo político de la guerra revolucionaria así como el carácter justo de la guerra emprendida por nuestro pueblo. Por el contrario, la política colonialista y de agresión de los imperialistas determina el carácter injusto y contrarrevolucionario de su guerra.
Las tradiciones militares de nuestros antepasados fueron siempre tradiciones de guerras justas, de guerras de liberación o de defensa de la patria. La clase feudal, que dirigía las insurrecciones y las guerras de liberación nacional, levantaba siempre la bandera de la causa justa para la salvación de la patria y del pueblo; tomando siempre ciertas medidas democráticas para asegurar la unión nacional. A pesar de las inevitables restricciones impuestas por su contexto feudal, esta tradición militar estaba, sin embargo, impregnada de la gran idea de la guerra justa por “la defensa de los montes y de los ríos del Vietnam” (Ly Thuong Kiet), por “unir a toda la nación en la lucha”, “aprovechar las fuerzas del pueblo para enraizar profundamente la lucha y fortalecerla”, considerando a ésta “la mejor política para defender la patria” (Tran Hung Dao) y la guerra justa para “vencer la ferocidad con la causa justa, la violencia brutal con la humanidad” (Nguyen Trai). Por sus objetivos de salvación nacional, la guerra justa de nuestro pueblo pudo siempre movilizar una fuerza invencible: el patriotismo y la unión nacional.
En nuestra época, la revolución de liberación nacional es parte integrante de la revolución proletaria mundial. El partido definió claramente los objetivos fundamentales de la revolución: la independencia nacional, la democracia popular y el Socialismo. Esos son también los objetivos políticos de las insurrecciones y de las guerras de liberación nacional y defensa nacional que nuestro pueblo llevó a cabo en diferentes etapas de nuestra revolución. La revolución y la guerra revolucionaria que emprendemos en la actualidad vincularon estrechamente liberación nacional y conquista de los derechos democráticos del pueblo, liberación nacional y Socialismo, revolución vietnamita y revolución mundial. El presidente Ho Chi Minh dijo: “Para salvar al país y liberar la nación no hay otro camino que el de la revolución proletaria”.
La lucha nacional dirigida por nuestro partido en la actualidad asocia estrechamente los factores nación y clase, patriotismo e internacionalismo. Refleja la ley objetiva del desarrollo de la sociedad vietnamita en el momento actual, los intereses fundamentales y las profundas aspiraciones de la clase obrera y del pueblo trabajador, de toda nuestra nación, los cuales coinciden con los intereses de la revolución mundial. El carácter justo de la guerra de liberación nacional, de la guerra de salvación nacional que lleva a cabo nuestro pueblo bajo la dirección del partido, posee así un contenido y una fuerza totalmente nueva por su calidad. La justeza de nuestra causa movilizó a las fuerzas de la nación para la liberación y la defensa de la patria. Nuestra causa justa y nuestras victorias hicieron posible la adhesión de los pueblos progresistas del mundo. Esa es la fuente inagotable de nuestra fuerza que el enemigo nunca llegó a vislumbrar, ese es el fundamento de la superioridad de la línea militar de nuestro partido.
2. Es la guerra de liberación nacional y de salvación nacional de un país que no posee un territorio muy vasto ni una población muy numerosa, de un país hasta hace poco colonial y semifeudal, económicamente poco desarrollado; que posee, en cambio, una tradición milenaria de lucha contra las agresiones extranjeras y que actualmente construye un régimen nuevo: el régimen democrático popular, el régimen socialista; de una nación valerosa e inteligente, tenaz y llena de ingenio, que sabe cómo combatir a un enemigo superior en hombres y armas, con fuerzas menos numerosas y más pobremente equipadas, que está decidido a vencer y que sabe cómo vencer a los ejércitos de agresión de las potencias imperialistas que poseen un vasto territorio, una población numerosa, un gran potencial económico y militar, armas y técnicas modernas.
En la actualidad, como en el curso de toda