Camilo, señor de la vanguardia. William Gálvez

Camilo, señor de la vanguardia - William Gálvez


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de Camilo al decir que: “Camilo es, sencillamente, un hombre del pueblo, que salió del pueblo. Es decir, que el pueblo ha dado los jefes”.

      Y también enmarcó para los tiempos futuros de nuestro país la vigencia de su excepcional ejemplo personal: “Cada vez que el pueblo vea momentos difíciles, cada vez que los hombres jóvenes, los campesinos, los obreros, los estudiantes, cualquier ciudadano, crea que el camino es largo, que el camino es difícil, se acuerde de lo que hizo él, se acuerde de cómo nunca, ante los momentos aquellos difíciles, perdió la fe”.

      Ese es el Camilo de siempre, que revive entre nosotros esta obra, con aquella jovialidad que no le abandonaba ni aún frente a mortales peligros, armónicamente engarzada con un profundo sentido de la responsabilidad y de la disciplina que en él se daban de forma natural y con un sello personal carismático.

      Camilo, como se reseña en el libro, quiso ser escultor y no pudo. La necesidad de ganar el pan diario con su trabajo lo impidió. Quizás entonces –en 1949–, se sintió como uno más, entre los miles de jóvenes frustrados de aquella triste época. Sin embargo, las páginas que siguen no muestran la vida de un escultor fracasado, sino la vida de un escultor simbólicamente realizado porque él pudo dejar para la eternidad, como uno de sus autores de primera línea, la más hermosa y trascendente de las obras sociales, la Revolución que libra al hombre de la explotación, y le otorga y reconoce su plena dignidad.

      Raúl Castro Ruz

      Ciudad de La Habana, agosto de 1979

      “Año XX de la Victoria”

      2 Todas las citas que aparecen en el prólogo son extraídas de los materiales que conforman este libro.

      Introducción

      … Camilo era Camilo, señor de la vanguardia, guerrillero completo

      que se imponía por esa guerra con colorido que sabía hacer.

      Che

      El 30 de octubre de 1959, los cubanos recibieron, consternados, la edición del matutino Revolución, exponente de una nota de matices dramáticos.

      la sección de prensa y radio del e. m. del ejército rebelde informó anoche lo siguiente:

      Se hace saber por este medio a la opinión pública, que en el día de ayer, 28 de octubre, a las 6:01 p. m. salió del aeropuerto de Camagüey, el avión bimotor de las FAR, marca CESSNA 310 N° 53 de cinco plazas, rumbo a La Habana, conduciendo al Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, Cmdte. Camilo Cienfuegos quien iba acompañado por el piloto de dicho avión, 1er. Tte. Luciano Fariñas Rodríguez y el soldado rebelde Félix Rodríguez, los que desgraciadamente, no han llegado a su destino.

      Las búsquedas efectuadas hasta ahora, han resultado infructuosas, las que se reanudaron hoy en toda el área comprendida entre La Habana y Camagüey. La existencia de turbonadas a esa hora entre Ciego de Ávila y Matanzas, pueden haber ocasionado algún accidente, estimándose que haya ocurrido en un punto al norte de la provincia de Camagüey, Las Villas o Matanzas.

      Al día siguiente, la expectación era aún mayor. Cinco líneas firmadas por un legendario comandante de la Revolución, intentaban llevar al pueblo adolorido y en creciente tensión, la información que el mando revolucionario vinculaba a la solicitud de serenidad y calma ante el dolor popular por la desaparición de uno de sus victoriosos guerrilleros, de una sonrisa que caló muy hondo en el gran corazón del pueblo:

      Informe a la ciudadanía que la búsqueda prosigue con toda intensidad, hasta estos momentos no hay ninguna noticia oficial sobre el avión en que viajaba el comandante Camilo Cienfuegos. Inmediatamente que se tengan noticias confirmadas, serán ofrecidas al pueblo. Se ruega que se tenga la mayor serenidad y calma.

      En cualquier país del mundo, la inesperada desaparición de un alto jefe militar provoca una reacción inmediata por parte del gobierno. Este pone al servicio de la búsqueda del importante personaje los mayores recursos a su alcance. La prensa nacional, sin duda, recogerá como noticia de primera plana el dramático suceso. Pero cuando el jefe desaparecido es un héroe nacional, cuando este hombre casi pertenece a la leyenda –y ha sabido ganarse la admiración y el cariño de su pueblo, por sus hazañas y modestia–, entonces no solo las fuerzas oficiales se ponen en función de tal empresa, sino que a la búsqueda se incorpora toda la nación, convencida de que ha perdido algo que le pertenece, segura de la trascendencia de la vida de este incansable defensor de su causa. Y, desde luego, el país no escatimará esfuerzos para encontrarlo.

      Esto es lo que ocurre en Cuba cuando la desaparición de Camilo. Son once días de ininterrumpido trabajo. Jornadas en las que todo el pueblo participa y sufre, al hacerse evidente, con el transcurrir de cada día, la dolorosa certidumbre de una desaparición definitiva.

      En un instante, como consecuencia de una falsa noticia echada a rodar por los enemigos de la Revolución, al anunciar la radio que Camilo había sido hallado, estalla la alegría de la espontánea emoción popular. Es aquella falaz noticia una acción de caracteres tan malvados y reaccionariamente sutiles que, luego de desmentida, el pueblo llora unánimemente en montes y ciudades. Sobre los hombros de los enemigos de la Revolución cae la condena de la sensibilidad universal.

      En aquellos días de desesperada búsqueda, personalmente dirigida por Fidel, queda demostrado el enorme esfuerzo realizado por toda Cuba para localizar al desaparecido jefe, en el afán de que este continuara creando y construyendo un mundo mejor.

      ¿Por qué Camilo Cienfuegos gana tan alto grado de admiración y cariño? ¿Por qué esa demostración masiva y espontánea del pueblo por encontrarlo? Estas dos preguntas tienen una sola respuesta: el pueblo, la Revolución y Camilo son siempre factores inseparables de una misma causa.

      Pero, para ampliar esta respuesta es obligación aportar datos que nos permitan conocer a fondo la trayectoria revolucionaria del héroe popular. Sabemos que desde la desaparición física de Camilo hasta la actualidad, se ha escrito mucho acerca de su vida e incansable labor revolucionaria, pero en forma dispersa y no con todo el rigor necesario. En casi todo el material publicado en Cuba pueden encontrarse errores: fechas, exageraciones, mentiras, lugares o cifras que pueden confundir al lector. Indudablemente, todo este material es escrito con la sana intención de dar a conocer la trayectoria del inolvidable héroe de la Revolución Cubana, no así lo escrito por los enemigos; pero a nuestro juicio personal, este propósito no se logra plenamente. En estos reparos incluimos, desde luego, nuestros anteriores trabajos acerca de Camilo –algunos ya publicados–, y somos los primeros en reconocer que adolecen de tales deficiencias.

      Por eso, en esta ocasión, nos proponemos realizar un análisis lo más completo y fiel, de acuerdo con nuestras posibilidades, en torno a la vida de Camilo Cienfuegos. Para aproximarnos a ese objetivo, nos dedicamos durante varios años al estudio de su existencia plena –desde su nacimiento hasta su desaparición física–, con el propósito de que la juventud y nuestro pueblo cuenten con una fuente lo más detallada y veraz, acerca de uno de sus más queridos hijos. Lejos estamos de asegurar que en este trabajo aparece el ciento por ciento de su vida y sus luchas. Lamentablemente, nos es imposible poder recopilar todos los discursos que pronunció, y en ocasiones solo hemos localizado versiones extractadas de algunas de sus intervenciones públicas. Sin embargo, creemos que este libro recoge los principales hechos de su breve pero grandiosa existencia, tanto antes de la lucha de liberación como en ella, y después del triunfo.

      En este bosquejo biográfico acerca de Camilo, se resalta su humilde procedencia y cómo llega a convertirse en un héroe legendario de la lucha insurreccional, dejando a su breve paso una imborrable huella en la larga historia revolucionaria de nuestra patria. Son muchos los años transcurridos desde su triste pérdida, pero el tiempo, lejos de disipar esta huella, hace cada día más concreta y definitiva su trascendencia en la conciencia


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