¿Hubo socialismo en la URSS?. Jaime Canales Garrido

¿Hubo socialismo en la URSS? - Jaime Canales Garrido


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del triunfo de la revolución, del CSEN. Y, si a ella acrecentamos la creación, primero, de la GOELRO y luego del GOSPLAN, tendremos el cuadro macizo y completo del origen del monopolio del Estado en la economía soviética. Pero -hay que decirlo- no solo y tanto por razones ideológicas, sino, principalmente, porque las condiciones objetivas así lo exigieron.

      Los que conocen la lucha de Lenin y luego la de Stalin por acabar con la burocracia, tanto en el seno del aparato de Estado como en el partido, con la falta de educación, formación profesional y cultura del proletariado ruso -herencia de su reciente pasado campesino- y del propio campesinado -casi en su totalidad analfabeto en el momento del triunfo de la revolución social-, con las secuelas de la NEP -la reactivación de relaciones capitalistas, con todas las lacras inherentes a ellas-, agravado todo ello por la lucha, abierta y encubierta, de los sectores anticomunistas de la población, con la amenaza permanente de una nueva agresión externa, entienden que el proceso de socialización total del patrimonio socialista o la reducción significativa del rol del Estado en la economía en construcción, en tales condiciones, era, lisa y llanamente, inviable.

      Por consiguiente, durante más de treinta años, las condiciones objetivas en que se desarrolló la URSS continuaron determinando que la propiedad socialista de los medios de producción permaneciera en manos del Estado.

      Cabe referir que son estos dos factores -la planificación centralizada y el dominante sector estatal en la economía- los que, de ningún modo, encajan en la visión de la economía socialista que Millas tuvo. Y es allí donde está, precisamente, su encono contra la economía centralmente planificada y el papel monopolista del Estado en la economía, lo que es enteramente comprensible en el caso de la segunda, por cuanto la real socialización de la propiedad socialista podría haber sido implementada por las autoridades soviéticas a partir de mediados de los años 50 del siglo pasado.

      Lamentablemente, Stalin falleció y Jruschov se hizo del poder, malogrando todos los planes de desarrollo del socialismo y de la URSS.

      Retomemos, ahora, los postulados de Marx.

      Como queda en evidencia en el extracto de la citada carta a Weydemeyer, Marx ve a la dictadura revolucionario-democrática del proletariado -resultado inevitable de la lucha de clases- como un poder estatal meramente temporal, de transición, cuya esencia es, precisamente, ser una suerte de puente que -agregamos nosotros, salvaguardadas las premisas teóricas esenciales del ideario marxista-leninista- deberá, ineluctablemente, conducir a la edificación de una sociedad sin clases y, por consiguiente, sin Estado.

      Al analizar la susodicha conclusión de Marx, Lenin llamó la atención hacia el hecho de que, con anterioridad, Marx había planteado esta cuestión de una forma un tanto diferente, a saber: el proletariado, para alcanzar su liberación, debería derrocar a la burguesía, tomar el poder político en sus manos y establecer su dictadura revolucionaria. Mientras que en el nuevo planteamiento de Marx, se podía observar la aclaración de que la transformación de la sociedad capitalista a la comunista no podría ser alcanzada sin “un período político de transición”, siendo la dictadura revolucionaria del proletariado, en este período, el único tipo de Estado posible.

      En otras palabras, según Marx, en la primera fase del comunismo tiene lugar el mismo principio que regula el intercambio de mercancías en el capitalismo, porque aquí se trata de un intercambio de valores equivalentes. Ciertamente, el contenido y la forma varían, debido a que en las nuevas condiciones lo único que se puede vender es el trabajo, y la propiedad privada está limitada a los medios individuales de consumo de las personas.


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