¿Hubo socialismo en la URSS?. Jaime Canales Garrido
su emancipación total.
Entretanto, Marx señala que la “sociedad actual” es la sociedad capitalista, que existe en todos los países civilizados. “Sin embargo, los distintos Estados de los distintos países civilizados, pese a la abigarrada diversidad de sus formas, tienen de común el que todos ellos se asientan sobre las bases de la moderna sociedad burguesa, aunque esta se halle en unos sitios más desarrollada que en otros, en el sentido capitalista. Tienen también, por tanto, ciertos caracteres esenciales comunes. En este sentido, puede hablarse del ‘Estado actual’, por oposición al futuro, en el que su actual raíz, la sociedad burguesa, se habrá extinguido”72.
Es esta aserción de Marx la que da cuenta del otro elemento capital relacionado con el Estado “futuro”, esto es, con el Estado de la sociedad socialista madura, que, producto de su propio desarrollo, se extinguirá.
Ahora bien, los “defectos” -a los que se ha hecho mención reiteradamente- serán superados en el transcurso del desarrollo de la segunda fase de la sociedad comunista: “En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora, de los individuos a la división del trabajo, y con ella, la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual; cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera: ¡De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades!”73.
Como se puede ver, el enunciado principio de la sociedad comunista desarrollada difiere, pues, radicalmente del principio que caracteriza a la primera fase de dicha sociedad. Y, de su comparación, quedan en evidencia las características cardinales de ambas fases de la sociedad comunista.
Federico Engels: el origen y la extinción del Estado
“El Estado moderno, cualquiera que sea su forma,
es una máquina esencialmente capitalista, un Estado
de los capitalistas: el capitalista total ideal”.
Federico Engels
Correspondió a Federico Engels -el más fiel y brillante colaborador de Marx- el mérito de desarrollar y completar en los más variados ámbitos la doctrina marxista, y particularmente lo atinente al análisis de la primera y segunda fase de la sociedad comunista, destacándose, especialmente, sus investigaciones sobre el Estado.
De todas las obras de Engels en las que se abordan los susodichos tópicos, hay tres que descuellan por abundar, vasta y profundamente, en ellos. Nos referimos, en orden cronológica, a la Carta a August Bebel, del 18-28 de marzo de 1875, al Anti-Dühring. La subversión de la ciencia por el señor Eugenio Dühring y, finalmente, a la más conocida, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.
No obstante el orden cronológico aludido -y por parecernos incomparablemente más didáctico y abarcador el análisis sobre el surgimiento del Estado contenido en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, publicado en 1884, esto es, nueve años más tarde que la Carta a Bebel y seis años después del Anti-Dühring- nosotros recurriremos, primeramente, al enfoque llevado a cabo por Engels en dicha obra.
En efecto, Engels, tras un nutrido y extenso estudio de las obras y apuntes de Marx, de sus propias investigaciones y, muy especialmente, de las de Lewis Henry Morgan -célebre etnógrafo, historiador y arqueólogo norteamericano, que centró sus pesquisas, en el transcurso de más de cuarenta años, en las sociedades primitivas- muestra, podríamos decir, paso a paso, cómo la sociedad antigua, basada en las uniones gentilicias, se va destruyendo por efecto del conflicto surgido entre las clases recién formadas y va dando lugar a una nueva sociedad organizada en Estado, esto es, una sociedad en la que el régimen familiar está totalmente sometido a las relaciones de propiedad y en la que se desarrollan las contradicciones de clases y, consecuentemente, la lucha entre ellas.
Como se sabe -y de acuerdo con la interpretación materialista del mundo-, el factor determinante en la historia de la humanidad es la producción y la reproducción, de un lado, de la fabricación de medios de existencia, comprendidos los instrumentos que producen dichos medios; y, de otro lado, la reproducción de los propios hombres.
Ahora bien, según Engels, el orden social en que se organizan los hombres en las diversas épocas y países se halla determinado por esos dos tipos de producción, a saber, por el grado de desarrollo de la producción, por un lado, y de la familia, por otro. Cuanto menos desarrollada sea la producción, más escasos son los productos y, por consiguiente, menor la riqueza de la sociedad y mayor la influencia dominante de los lazos de parentesco sobre el régimen social.
Consecuentemente, cuando se está en presencia de la disolución de la sociedad basada en los lazos de parentesco, la productividad del trabajo aumenta ininterrumpidamente, de lo que resulta el surgimiento y desarrollo de la propiedad privada y del cambio, la diferencia de riquezas, la posibilidad de explotar la fuerza de trabajo ajena y, por consiguiente, el antagonismo de clase, que desembocará -debido a las tentativas de los nuevos elementos sociales, en el transcurso de generaciones, por adaptar el viejo régimen social a las nuevas condiciones-, ineluctablemente, en una revolución completa.
Abordando de lleno la cuestión del origen del Estado, Engels señaló que en ninguna parte podría seguirse mejor su formación que en la antigua Atenas.
Según Engels, en la constitución griega de la época heroica aún podía verse llena de vigor la antigua organización gentilicia, si bien, al mismo tiempo, se podía observar el principio de su decadencia.
Entre otras causas de la decadencia de la gens, Engels apuntó al derecho paterno con herencia de la fortuna por los hijos, que facilitaba la acumulación de las riquezas en la familia y hacía de esta un poder contrario a la gens; al impacto de la diferencia de fortuna sobre la constitución social mediante la formación del embrión de una nobleza hereditaria y una monarquía; a la esclavitud que, al principio solo había abarcado a los prisioneros de guerra, ahora, había derivado en la esclavización de los miembros de la tribu, y hasta de la gens; a la antigua guerra entre tribus, que había degenerado en correrías sistemáticas por tierra y por mar para apoderarse de ganados, esclavos y tesoros, lo que había llegado a ser una industria más.
Todo lo anterior había conducido a que la fortuna fuese apreciada y considerada como un bien supremo, abusándose de la antigua organización de la gens para justificar el robo de las riquezas por medio de la violencia.
En suma, concluye Engels, no faltaba más que una cosa: “…una institución que no sólo asegurase las nuevas riquezas de los individuos contra las tradiciones comunistas de la constitución gentil, que no solo consagrase la propiedad privada antes tan poco estimada e hiciese de esta santificación el fin más elevado de la comunidad humana, sino que, además, imprimiera el sello del reconocimiento general de la sociedad a las nuevas formas de adquirir la propiedad, que se desarrollaban una tras otra, y por tanto a la acumulación, cada vez más acelerada, de las riquezas; en una palabra, faltaba una institución que no solo perpetuase la naciente división de la sociedad en clases, sino también el derecho de la clase poseedora de explotar a la no poseedora y el dominio de la primera sobre la segunda… Y esa institución nació… Se inventó el Estado”74.
Así pues, en Atenas, por lo menos en la primera fase de la evolución, se puede apreciar cómo surgió y se desarrolló el Estado, “…en parte transformando los órganos de la constitución gentil, en parte desplazándolos mediante la intrusión de nuevos órganos y, por último, remplazándolos por auténticos organismos de administración del Estado, mientras que una ‘fuerza pública’ armada al servicio de esa administración del Estado, y que, por consiguiente, podía ser dirigida contra el pueblo, usurpaba el lugar del verdadero ‘pueblo en armas’ que había creado su autodefensa en las gens, las fratrías y las tribus”75.
Ahora, el primer intento de formación del Estado consistió en destruir las relaciones gentilicias,