¿Hubo socialismo en la URSS?. Jaime Canales Garrido
obreros, esto determinaría, por sí solo, una distribución de los medios de consumo distinta”58.
Calificando a los referidos vestigios de “insuficiencias” o “defectos”, Marx subrayó que ellos -los defectos- “… son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista después de un largo y doloroso parto. El derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica, ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado”59.
Por tanto, en la primera fase socialista, del comunismo, no podrá aún haber “…ni justicia ni igualdad: subsistirán las diferencias…; pero no podrá existir la explotación del hombre por el hombre, pues será imposible apoderarse, a título de propiedad privada, de los medios de producción, las fábricas, las máquinas, la tierra, etc.”60.
Dicho de otro modo, uno de los “defectos” capitales de la economía y, consecuentemente, de la sociedad socialista o de la primera fase del comunismo es regirse por el principio: “De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según su trabajo”, pero de suyo se comprende que dicho principio rige porque las condiciones económicas y sociales de esta fase de desarrollo de la sociedad comunista así lo determinan.
Entretanto, precisamente para mitigar el efecto de las insuficiencias de la primera fase de la sociedad comunista, particularmente la desigualdad heredada de la sociedad capitalista, Marx concluye que el derecho socialista debe ser desigual, esto es, tiene que perseguir la eliminación de las desigualdades: “A igual rendimiento y, por consiguiente, a igual participación en el fondo social de consumo, unos obtienen de hecho más que otros, unos son más ricos que otros, etc. Para evitar todos estos inconvenientes, el derecho no tendría que ser igual, sino desigual”61.
Aquí, surge, obligatoriamente, la pregunta de ¿por qué Marx aseveró que, en la sociedad socialista, algunos de sus miembros obtienen una participación mayor en el fondo social de consumo, esto es, más bienes que otros?
A esto Marx respondió: porque “… unos individuos son superiores física o intelectualmente a otros y rinden, pues, en el mismo tiempo, más trabajo, o pueden trabajar más tiempo; y el trabajo, para servir de medida tiene que determinarse en cuanto a duración o intensidad, de otro modo, deja de ser una medida. Este derecho igual es un derecho desigual para trabajo desigual. No reconoce ninguna distinción de clase, porque aquí cada individuo no es más que un obrero como los demás; pero reconoce, tácitamente, como otros tantos privilegios naturales, las desiguales aptitudes de los individuos, y, por consiguiente, la desigual capacidad de rendimiento… unos obreros están casados y otros no; unos tienen más hijos que otros, etc., etc.” 62
Entretanto, Marx, consciente de la necesidad de que el contenido, esto es, las propiedades esenciales que caracterizan a la imperfecta primera fase de la sociedad comunista, cuyo Estado es la dictadura del proletariado, fuera asimilado sin sombras de ambigüedades, en su obra Las luchas de clase en Francia de 1848 a 1850, explicó: “Este socialismo es la… dictadura de clase del proletariado como punto necesario de transición para la supresión de las diferencias de clase en general, para la supresión de todas las relaciones de producción en que estas descansan, para la supresión de todas las relaciones sociales que corresponden a esas relaciones de producción, para la subversión de todas las ideas que brotan de estas relaciones sociales”63.
En El 18 Brumario de Luis Bonaparte, refiriéndose a la necesidad de que el Estado surgido de la revolución social no solo lleve a cabo las necesarias transformaciones económicas y sociales, sino, además, destruya la máquina estatal burguesa, señala: “Todas las revoluciones perfeccionaban esta máquina, en vez de destrozarla. Los partidos que luchaban alternativamente por la dominación, consideraban la toma de posesión de este inmenso edificio del Estado como el botín principal del vencedor” 64. Y abundando sobre esta cuestión, en La Guerra Civil en Francia, Marx enfatiza: “Pero la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal como está, y a servirse de ella para sus propios fines” 65.
En la Carta a Kugelman, del 12 de abril de 1871, Marx reitera su idea acerca de la necesidad de destruir la máquina burguesa del Estado, sobre todo la burocrático-militar: “Si te fijas en el último capítulo de mi Dieciocho Brumario (…), verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como venía sucediendo hasta ahora, sino demolerla, y esta es justamente la condición previa de toda verdadera revolución popular en el continente. En esto, precisamente, consiste la tentativa de nuestros heroicos camaradas de París. ¡Qué flexibilidad, qué iniciativa histórica y qué capacidad de sacrificio tienen estos parisienses!” 66.
Será, justamente, la Comuna de París la que servirá de paradigma a Marx para elaborar su estudio sobre el nuevo tipo de Estado, porque los comuneros parisienses, de hecho, crearon un Estado que, en rigor, era la “…antítesis directa del Imperio… El grito de ‘república social’, con que la revolución de febrero fue anunciada por el proletariado de París, no expresaba más que el vago anhelo de una república que no acabase solo con la forma monárquica de la dominación de clase, sino con la propia dominación de clase. La Comuna era la forma positiva de esta república”67.
Y si esa Comuna consiguió resistir y subsistir “…fue únicamente porque, a consecuencia del asedio, se había deshecho del ejército, sustituyéndolo por una Guardia Nacional, cuyo principal contingente lo formaban los obreros… La Comuna estaba formada por los consejeros municipales, elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros eran, naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera. Ahora se trataba de convertir este hecho en una institución duradera. Por eso, el primer decreto de la Comuna fue para suprimir el ejército permanente y sustituirlo por el pueblo armado”68.
Además, el gobierno revolucionario de los comuneros privó a la policía del gobierno central de sus atributos políticos, transformándola en un instrumento de la Comuna “…responsable ante ella y revocable en todo momento. Lo mismo se hizo con los funcionarios de las demás ramas de la administración. Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los que desempeñaban cargos públicos debían desempeñarlos con salarios de obreros… Una vez suprimidos el ejército permanente y la policía, que eran los elementos del poder material del antiguo gobierno, la Comuna tomó medidas inmediatamente para destruir la fuerza espiritual de represión, el poder de los curas, decretando la separación de la Iglesia del Estado y la expropiación de todas las iglesias como corporaciones poseedoras. Los curas fueron devueltos al retiro de la vida privada, a vivir de las limosnas de los fieles, como sus antecesores, los apóstoles”69.
El proletariado “… no esperaba de la Comuna ningún milagro. Los obreros no tienen ninguna utopía lista para implantarla par décret du peuple. Saben que para conseguir su propia emancipación, y con ella esa forma superior de vida hacia la que tiende irresistiblemente la sociedad actual por su propio desarrollo económico, tendrán que pasar por largas luchas, por toda una serie de procesos históricos, que transformarán completamente las circunstancias y los hombres”70.
Se estuvo, pues, por primera vez en la historia de la humanidad -aunque solo por 71 días-, en presencia de la auténtica antinomia del Estado burgués: todos los cargos públicos fueron elegibles y revocables en cualquier momento, siendo los salarios de los funcionarios iguales a los de un obrero; el ejército y la policía dejaron de ser instrumentos de la represión de una mayoría por una absoluta minoría; la represión, en ese breve lapso de tiempo, fue ejercida por la mayoría; todas las instituciones de enseñanza fueron puestas gratuitamente a disposición de la población.
En suma, la Comuna de París fue “… esencialmente, un Gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política al fin descubierta para llevar a cabo dentro de ella la emancipación económica del trabajo… Emancipado el trabajo, todo hombre se convierte en trabajador, y el trabajo productivo deja de ser un atributo de una clase”71.
Ahí