¿Hubo socialismo en la URSS?. Jaime Canales Garrido
refiere que, por efecto del desarrollo de la industria y del comercio, la división del trabajo se había ampliado más y más entre los diferentes sectores de la producción: agricultura y oficios manuales, estos con múltiples subdivisiones, tales como el comercio, la navegación, etc. “La población se dividía ahora, según sus ocupaciones, en grupos bastante bien determinados, cada uno de los cuales tenía una serie de nuevos intereses comunes para los que no había lugar en la gens o en la fratría y que, por consiguiente, necesitaban nuevos funcionarios que velasen por ellos”76.
De ese modo, la nueva sociedad desbordaba cada vez más el ámbito de la organización social de la gens.
Entretanto, el Estado en cierne continuaba su proceso de consolidación. Los nuevos grupos sociales originados por la división del trabajo, primero entre la ciudad y el campo, después entre los diversos sectores de la producción en las ciudades, crearon nuevas instituciones para defender sus intereses, y surgieron funciones públicas de todo tipo.
Así, paso a paso, la organización de la sociedad gentilicia fue perdiendo terreno a favor del Estado: “Luego, el joven Estado tuvo, ante todo, necesidad de una fuerza propia, que en un pueblo navegante, como eran los atenienses, no pudo ser primeramente sino una fuerza naval, usada en pequeñas guerras y para proteger los barcos mercantes” 77.
Tras la creación de dicha fuerza naval, fue el turno de la policía, formada por esclavos. Por lo que Engels concluye: “La formación del Estado entre los atenienses es un modelo notablemente típico de la formación del Estado en general, pues, por una parte, se realiza sin que intervengan violencias exteriores o interiores… por otra parte, hace brotar directamente de la gens un Estado de una forma muy perfeccionada, la república democrática…”78.
De allí que Engels afirmara enfáticamente que “…el Estado no es de ningún modo un poder impuesto desde fuera a la sociedad…Es más bien un producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo determinado: es la confesión de que esa sociedad se ha enredado en una irremediable contradicción consigo misma y está dividida por antagonismos irreconciliables, que es impotente para conjurar. Pero a fin de que estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en pugna, no se devoren a sí mismas y no consuman a la sociedad en una lucha estéril, se hace necesario un poder situado aparentemente por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el choque, a mantenerlo en los límites del ‘orden’. Y ese poder, nacido de la sociedad, pero que se pone por encima de ella y se divorcia de ella más y más, es el Estado”79.
Así pues, el Estado, al surgir de la necesidad objetiva de contener los antagonismos de clase, se caracterizó por ser el “… Estado de la clase más poderosa, de la clase económicamente dominante, que, con ayuda de él, se convierte también en la clase políticamente dominante, adquiriendo con ello nuevos medios para la represión y la explotación de la clase oprimida. Así, el Estado antiguo era, ante todo, el Estado de los esclavistas para tener sometidos a los esclavos; el Estado feudal era el órgano de que se valía la nobleza para tener sujetos a los campesinos siervos, y el moderno Estado representativo es el instrumento de que se sirve el capital para explotar el trabajo asalariado”80.
Como hemos podido constatar, de acuerdo con las investigaciones de Marx, Engels y Morgan, el Estado no siempre existió.
La historia de la humanidad nos ha mostrado que hubo sociedades que prescindieron absolutamente del Estado; es más, no tuvieron la menor noción acerca de él. Sin embargo, la sociedad, al llegar a una determinada fase de su desarrollo económico, se dividió en clases, condicionando la necesidad del surgimiento del Estado.
No obstante, no sería correcto concluir de dicha constatación que el Estado y, por consiguiente, las clases son eternas. A este respecto, Engels puntualiza: “Ahora nos aproximamos con rapidez a una fase de desarrollo de la producción en que la existencia de estas clases no sólo deja de ser una necesidad, sino que se convierte positivamente en un obstáculo para la producción. Las clases desaparecerán de un modo tan inevitable como surgieron en su día. Con la desaparición de las clases desaparecerá inevitablemente el Estado. La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la producción sobre la base de una asociación libre de productores iguales, enviará toda la máquina del Estado al lugar que entonces le ha de corresponder: al museo de antigüedades, junto a la rueca y al hacha de bronce”81.
Llegamos así a la conclusión sobre la inevitabilidad de la desaparición del Estado y de las clases, que es la cuestión que, prioritariamente, nos importa, porque estos dos fenómenos tienen lugar en el transcurso de la edificación de la sociedad comunista.
Se nos antoja que, con independencia del pormenorizado análisis que Engels hace en la recién citada obra sobre el origen del Estado, es en la Carta a August Bebel que aborda la cuestión central: la extinción de la “máquina del Estado”.
Haciendo una crítica asaz acerba del programa del Partido Obrero Socialdemócrata Alemán, entre otros tópicos, Engels se refirió al concepto de Estado, que el partido, bajo la influencia lasalleana, introdujo en dicho programa: “El Estado popular libre se ha convertido en el Estado libre. Gramaticalmente hablando, Estado libre es un Estado que es libre respecto a sus ciudadanos, es decir, un Estado con un Gobierno despótico. Habría que abandonar toda esa charlatanería acerca del Estado, sobre todo después de la Comuna, que no era ya un Estado en el verdadero sentido de la palabra. Los anarquistas nos han echado en cara más de la cuenta esto del Estado popular, a pesar de que ya la obra de Marx contra Proudhon, y luego el Manifiesto Comunista dicen claramente que, con la implantación del régimen social socialista, el Estado se disolverá por sí mismo [sich auflöst] y desaparecerá”82.
Quizás sea en esta citación en la que encontramos formulada de manera concisa la idea sobre la extinción del Estado, que viene a sumarse al planteamiento de Marx, esta vez formulada de dos formas: 1) la Comuna, que no era ya un Estado en el verdadero sentido de la palabra, esto es -y como ya tuvimos la oportunidad de leer-, según Marx, era “la forma política al fin descubierta para llevar a cabo dentro de ella la emancipación económica del trabajo”. En otras palabras, la Comuna, de por sí, era ya un Estado del nuevo tipo, y, como tal, en vías de extinción; 2) “el Estado se disolverá por sí mismo” -o lo que es igual o semejante, agregamos nosotros- se diluirá, se descompondrá, se extinguirá poco a poco.
Engels, reafirmando su planteamiento inicial, acrecienta lo siguiente: “Siendo el Estado una institución meramente transitoria, que se utiliza en la lucha, en la revolución, para someter por la violencia a los adversarios, es un absurdo hablar de Estado popular libre: mientras el proletariado necesite todavía del Estado no lo necesitará en interés de la libertad, sino para someter a sus adversarios, y tan pronto como pueda hablarse de libertad, el Estado como tal dejará de existir. Por eso nosotros propondríamos decir siempre, en vez de la palabra Estado, la palabra ‘Comunidad’ [Gemeinwesen], una buena y antigua palabra alemana que equivale a la palabra francesa ‘Commune’”83.
Retomando la cuestión que Marx ya había dejado suficientemente esclarecida sobre la imposibilidad de que en la primera fase del comunismo -el socialismo- haya igualdad, Engels puntualizo: “La concepción de la sociedad socialista como el reino de igualdad, es una idea unilateral francesa, apoyada en el viejo lema de ‘libertad, igualdad, fraternidad’; una concepción que tuvo su razón de ser como fase de desarrollo en su tiempo y en su lugar, pero que hoy debe ser superada, al igual que todo lo que hay de unilateral en las escuelas socialistas anteriores, ya que sólo origina confusiones, y porque además se han descubierto fórmulas más precisas para presentar el problema”84.
Sin embargo, en la carta que nos ocupa, Engels nada acrecienta sobre las “fórmulas más precisas para presentar el problema” de la concepción de la sociedad socialista. Sí lo hace en el Anti-Dühring. La subversión de la ciencia por el señor Eugenio Dühring, acaso una de sus obras más acabadas en el ámbito de la filosofía, la economía política y la teoría del Estado.
En la susodicha obra, Engels vuelve a referirse a la génesis del Estado, pero, ahora, circunscribiéndola al capitalismo: “El modo de producción capitalista, transformando progresivamente en proletarios