¿Hubo socialismo en la URSS?. Jaime Canales Garrido
a ¿Qué es el Poder soviético?, La Economía y la política en la época de la dictadura del proletariado, La catástrofe que nos amenaza y cómo combatirla, Las tareas de la revolución, El I Congreso de la Internacional Comunista, Para la historia del problema de la dictadura, Las tareas de la III Internacional, amén de los informes a los diversos congresos del Partido Comunista (b) de Rusia.
Por ello, de modo de evitar las extensas citaciones que hace Lenin de pasajes de las obras de Marx -y que, por lo demás, en gran parte ya han sido reproducidas-, nos limitaremos a exponer algunos de sus planteamientos teóricos contenidos en sus nutridas obras, particularmente sobre la lucha de clases, el Estado y la dictadura del proletariado en Rusia.
En su artículo Federico Engels, escrito en 1895, Lenin, al recordar la contribución teórica de los fundadores del comunismo científico, señaló: “Marx y Engels fueron los primeros en demostrar que la clase obrera, con sus reivindicaciones, es un producto necesario del sistema económico existente… que no serán las tentativas bienintencionadas de generosos individuos aislados, sino la lucha de clase del proletariado organizado lo que liberará a la humanidad de las calamidades que la agobian…fueron los primeros en dilucidar…que el socialismo no es una invención de soñadores, sino la meta y el resultado ineluctable del desarrollo de las fuerzas productivas en la sociedad contemporánea. Toda la historia escrita ha sido hasta ahora la historia de la lucha de clases… Y toda lucha de clases es una lucha política”92.
Así pues, Lenin nos hace recordar una de las cuestiones fundamentales del marxismo, a saber, que “la lucha de clase del proletariado organizado” conducirá, ineluctablemente, a la eliminación de la propiedad privada y la anárquica producción capitalista, esto es, a la dictadura del proletariado.
Es en relación con este postulado que Lenin esclarece que lo fundamental en la doctrina marxista no se reduce al reconocimiento de la lucha de clase, como pretenden sus falsificadores burgueses.
Marxista -según Lenin- es únicamente aquel que reconoce la lucha de clases y la dictadura del proletariado, porque circunscribir el marxismo solo a la primera “…significa limitarlo, tergiversarlo, reducirlo a algo aceptable para la burguesía… En ello estriba la más profunda diferencia entre un marxista y un pequeño (o un gran) burgués adocenado. En esta piedra de toque es en la que debe contrastarse la comprensión y el reconocimiento verdaderos del marxismo”93.
En sus tesis presentadas al I Congreso de la Internacional Comunista, en 1919, profundizando sus ideas acerca de la teoría de la dictadura del proletariado, señaló el papel de la fuerza o violencia, como una de las propiedades y, al mismo tiempo, función del Estado del nuevo tipo: “La historia enseña que ninguna clase oprimida ha llegado ni podía llegar a dominar sin un período de dictadura, es decir, sin conquistar el poder político y aplastar por la fuerza la resistencia más desesperada, más rabiosa, esa resistencia que no se detiene ante ningún crimen, que siempre han opuesto los explotadores”94.
Meses más tarde, en Un saludo a los obreros húngaros, Lenin juzgó pertinente esclarecer el papel de la violencia en el período de la dictadura del proletariado, enfatizando que la esencia de esta no estriba únicamente en la violencia, puesto que su misión cardinal es la organización y disciplina del proletariado al objeto de construir una sociedad socialista sin clases. Y ello “… no puede alcanzarse de un golpe; ello exige un período de transición bastante largo del capitalismo al socialismo, tanto porque reorganizar la producción es empresa difícil, como porque se necesita tiempo para introducir cambios radicales en todos los dominios de la vida y porque la enorme fuerza de la costumbre de dirigir de un modo pequeñoburgués y burgués la economía, sólo puede superarse en una lucha larga y tenaz”95.
Con todo, concluye su saludo con las siguientes palabras: “¡Camaradas obreros húngaros!... Si entre los socialistas que acaban de unirse a vosotros, a la dictadura del proletariado, o entre la pequeña burguesía surgiesen vacilaciones, aplastadlas sin piedad. El paredón es lo que merecen los cobardes en la guerra”96.
Y en Las tareas de la III Internacional, escrito solo un mes más tarde, Lenin se detiene a explicar el significado de la auténtica libertad e igualdad para el proletariado, porque este necesita abolir las clases, que es donde precisamente estriba la esencia de la democracia proletaria, de la libertad proletaria respecto del capitalista, de la igualdad de los trabajadores, que derrocaron el capital y el capitalismo: “A fin de conquistar la igualdad efectiva y la verdadera democracia para los trabajadores… hay que quitar primero al capital la posibilidad de contratar a escritores, comprar las editoriales y sobornar a la prensa… Los capitalistas siempre han llamado ‘libertad’ a la libertad de lucro para los ricos, a la libertad de morirse de hambre para los obreros”97.
Teniendo como telón de fondo dicha constatación, Lenin afirma, de modo perentorio, que, en cuanto se mantengan las clases, hablar de libertad e igualdad no es más que un embuste burgués: “El proletariado toma el poder, se convierte en clase dominante… aplasta a la burguesía… da la libertad y la igualdad verdaderas a los trabajadores (lo que es realizable únicamente con la abolición de la propiedad privada de los medios de producción), les da no sólo ‘derechos’, sino el disfrute real de lo que ha sido arrebatado a la burguesía… Quien no ha comprendido este contenido de la dictadura del proletariado (o, lo que es lo mismo, del Poder soviético o de la democracia proletaria) emplea en vano estas palabras”98.
Al realizar esta constatación, Lenin, adelantándose a su época, formula una conclusión de singular importancia histórica: “Las formas de los Estados burgueses son extraordinariamente diversas, pero su esencia es la misma; todos esos Estados son, de una manera o de otra, pero, en última instancia, necesariamente, una dictadura de la burguesía. Como es natural, la transición del capitalismo al comunismo no puede por menos de proporcionar una ingente abundancia y diversidad de formas políticas; mas la esencia de todas ellas será, necesariamente, una: la dictadura del proletariado”99.
Entretanto, riguroso en los conceptos, Lenin apunta hacia la principal diferencia existente entre la dictadura del proletariado y demás dictaduras: “La diferencia radical entre la dictadura del proletariado y la de otras clases… consiste en que la dictadura de los elementos feudales y de la burguesía era la represión violenta de la resistencia de la inmensa mayoría de la población, esto es, de los trabajadores. Por el contrario, la dictadura del proletariado es la represión violenta de la resistencia de los explotadores, es decir, de una insignificante minoría de la población… De aquí dimana, a su vez, que la dictadura del proletariado no sólo debía traer consigo inevitablemente el cambio de las formas y las instituciones de la democracia, hablando en general, sino precisamente un cambio que diese una extensión sin precedente en el mundo al goce efectivo de la democracia… por las clases trabajadoras”100.
En relación con la cuestión del cambio de las instituciones que la dictadura del proletariado debería traer consigo, Lenin comenta la aseveración de Marx, formulada por este en El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte acerca de que todas las revoluciones “perfeccionaron” la máquina del Estado, en vez de “destruirla”, resaltando que, en esa notable aserción, “… el marxismo da un gigantesco paso adelante en comparación con el Manifiesto Comunista. Allí, la cuestión del Estado se planteaba todavía de un modo abstracto en extremo... Aquí se plantea de un modo concreto, y la conclusión a que se llega es exacta y precisa en grado superlativo, prácticamente tangible: todas las revoluciones anteriores perfeccionaron la máquina del Estado, pero lo que hace falta es romperla, destruirla. Esta conclusión es… lo fundamental, en la teoría del marxismo acerca del Estado”101.
Y, para que no haya lugar a interpretaciones antojadizas, Lenin, perentorio, enfatizó: “Hemos dicho ya antes… que la doctrina de Marx y Engels sobre la ineluctabilidad de la revolución violenta se refiere al Estado burgués. Este no puede ser sustituido por el Estado proletario… mediante la ‘extinción’, sino sólo, como regla general, mediante la revolución violenta”102.
Por tanto, “lo fundamental” en la teoría marxista sobre el Estado es su exigencia de destruir la máquina estatal burguesa: “La destrucción del poder del Estado