Reflexiones sobre Historia Social desde Nuestra América. Gabriela Grosores

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en vista de que todas las alter­nativas han desaparecido, no diría que una solución deseable, pero una solución a la cual no solo no es posible oponerse porque los militares son demasiado fuertes, sino no tiene sentido oponerse porque no hay alternativas. Lo que ocurre, naturalmente, es que esa intervención militar es distinta de las otras. En buena medida esto es lo que la hace aceptable.

      Explicación y punto de vista

      Interpretaciones tan opuestas de los mismos hechos dependen desde ya de la perspectiva desde donde nos situemos, nuestro punto de vista. Este componente del conocimiento, que es la perspectiva desde dónde miramos, aparentemente tan personal también está atravesado por la lucha de clases y la importancia tanto de la acción del poder sobre el conocimiento, incluyendo la investigación cien­tífica, por medio de la manipulación y la mentira, y su contrario, el trabajo de muchos por develar, por desocultar la verdad. Por eso la cuestión del conocimiento verdadero no es puramente epistemo­lógica, se trata también y fundamentalmente de una lucha; es un problema político. Una lucha por la verdad y la memoria.

      Así la mayor parte de los testimonios del pasado son principal­mente aquellos que expresan los intereses de las clases dominan­tes, su propaganda, sus escrituras, sus bienes, las palabras y los objetos del poder.

      La lucha por una historia científica implica no solo ni princi­palmente el manejo de los procedimientos apropiados (que se descuenta) sino ir al encuentro de aquellos rincones donde se acu­rrucan las evidencias de la vida, alegrías y pesares de los pueblos en resistencia. Esos pedacitos de documentos, esas hilachas de re­cuerdos, cartas, literaturas, que no aparecen frecuentemente en la superficie, pero que es importante encontrar, descubrir para llegar a las explicaciones más profundas. Así lo hizo Walsh, buscando la evidencia, “construyendo el dato”, incluyéndolo en un discurso sig­nificativo y difundiéndolo, aún en las condiciones espantosas en las que se encontraba y al costo de su propia vida. Así es de podero­sa la necesidad de conocer que tenemos las personas y los pueblos.

      No basta con la tarea imprescindible de descubrir los testimo­nios, con la lucha para difundir y conservar la memoria. A riesgo de quedar entrampados en la repetición, no basta con recordar: es fundamental comprender y explicar, hacer que el recuerdo “re­lumbre”. El “Nunca Más” como conjuro mágico por sí mismo no nos protegerá de los avatares presentes, no alcanza con el mero inventario de las injurias. Se precisa comprender, profundizar en las dinámicas de los procesos, en sus formas y contenidos.

      Tampoco basta con conocer los sufrimientos del pueblo. La lu­cha popular por la memoria, la verdad y la justicia consiguió que salga a la luz una parte de las evidencias, testimonios, documen­tos, que muestran los padecimientos del conjunto del pueblo ar­gentino y de sus hijos más sensibles y valientes. Sin embargo, y no es algo azaroso, lo que está más oculto y silenciado aún es la resis­tencia a la opresión. No es inocente que se borre todo registro de los miles de obreros que el 24 de marzo del 76 tomaron sus fábricas en oposición al Golpe de Estado, de los miles de estudiantes que protestaron en sus escuelas, de los miles de militantes que se orga­nizaron para denunciar e impedir que el Golpe de Estado tuviera éxito y que lograron aplazarlo, e impedir algunos de los intentos previos al que finalmente triunfó y en esa misma lucha abonaban la posterior resistencia antidictatorial, el otro camino al que se re­fería Salamanca, el camino de la liberación. Esta memoria, la me­moria de la resistencia, es la que está más oculta, porque más que los sufrimientos, el aprendizaje de los caminos que fueron útiles para resistir y avanzar en la resolución de las propias necesidades y dificultades constituyen una experiencia histórica potente, como fondeadero de las luchas del presente.

      Por lo tanto, el trabajo científico implica develar, desentrañar los hechos descubriendo las explicaciones más profundas


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