Otra historia de la ópera. Fernando Sáez Aldana
mayor o menor medida los argumentos de los relatos para adaptarlos a las exigencias dramáticas de la ópera en cuestión, en muchos casos también con la intervención del compositor. La ópera con libreto basado en una novela más famosa, programada y aplaudida en todo el mundo es Carmen.
Georges Bizet compuso su gran éxito operístico sobre un libreto de Ludovic Halévy y Henri Meilhac basado en la nouvelle que Prosper Mérimée escribió, según él, porque necesitaba comprarse unos pantalones. Mérimée había traducido al francés el poema Los gitanos de Pushkin en el que se basaron otras dos óperas, Gitanos de Leoncavallo y Aleko de Rachmaninov, comentadas en otros capítulos de este estudio.
Quizá sorprenda saber que, en la novela de Merimée, este personaje paradigmático de la gitana andaluza convertida en femme fatale se entendía en vascuence con José ‘Navarro’ Lizarrabengoa (Don José) para que los demás no se enterasen, ya que ambos eran naturales del valle vasconavarro del Baztán. En la novela, Carmen está casada con un jefe bandolero, el Tuerto, al que don José mata en una pelea. Cuando Carmen lo abandona por el torero Lucas —un personaje menos importante que el Escamilllo de la ópera—, el ex militar metido a contrabandista la asesina en un ataque de celos. Como en la ópera inmediatamente cae el telón, hay que leerse la novela para conocer el triste final de José: su ajusticiamiento a garrote vil.
Otras grandes novelas generadoras de libretos operísticos son La muerte en Venecia, de Thomas Mann (Muerte en Venecia, de Britten); Billy Budd, de Herman Melville (mismo título, también de Britten); Eugenio Oneguin, de Pushkin (mismo título, de Chaikovski); El ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha, de Miguel de Cervantes (Don Quijote, de Massenet); La historia del caballero Des Grieux y Manon Lescaut, del Abad Prévost (la Manon de Massenet y las Manon Lescaut de Auber y Puccini); Las penas del joven Werther, de Goethe (Werther, de Massenet); Guerra y paz, de Tolstoi (mismo título, de Prokofiev); La dama de las camelias, de Alejandro Dumas hijo (La traviata, de Verdi); Rarahu o El matrimonio, de Pierre Loti (Lakmé, de Léo Delibes), y El proceso, de Franz Kafka (Der Prozess, de Gustav von Einem, y The Trial, de Philip Glass).
Libreto y leyenda, mito o cuento popular
El compositor más importante de óperas basadas en antiguas leyendas por antonomasia fue Richard Wagner, si bien los poemas, como él denominaba a sus libretos, son recreaciones personales de su autor. El holandés errante rememora la vieja leyenda del buque fantasma; Lohengrin y Parsifal orbitan en torno al mito cristiano del Santo Grial, Tristán e Isolda en los relatos artúricos y las fuentes del monumental Anillo del Nibelungo son poemas medievales sobre leyendas germánicas (El cantar del Nibelungo) y las Eddas o sagas islandesas de la mitología nórdica.
Mitología clásica
Algunas óperas se inspiran en cuentos infantiles como Hansel y Gretel de Engelbert Humperdinck, y La luna, de Carl Orff, basadas en cuentos de los hermanos Grimm; El gato con botas, de Xavier Montsalvatge; El castillo de Barbazul, de Bartok y las Cenicienta de Rossini y Massenet, sobre cuentos recopilados por Charles Perrault. Basada en los relatos de Lewis Carroll, la ópera Alicia en el país de las maravillas, estrenada en Múnich en 2007, es una de las pocas compuestas por una mujer, en este caso la surcoreana Unsuk Chin.
Otras leyendas: germánicas (la del cazador negro en El cazador furtivo de Weber), nínficas, eslavas (Rusalka de Dvorak), nórdicas (Las Villis de Puccini), artúricas (el Tristán e Isolda de Wagner, las dos El rey Arturo de Purcell y Chausson) y orientales (Turandot, de Puccini)
Cuento
Algunos libretos de óperas basados en relatos cortos o cuentos para adultos son los de Cardillac de Hindemith (La señorita de Scuderi, de E.T.A. Hoffmann), Los cuentos de Hoffmann de Offenbach, La caída de la casa Usher de Debussy (Edgar Allan Poe), La dama de picas de Chaikovski (Pushkin), El enano de Zemlinsky (El cumpleaños de la Infanta, de Oscar Wilde) y Lady Macbeth de Mtsensk de Shostakovich (relato homónimo de Nikolài Leskov).
Libreto y poema
Quizá por su estructura literaria poco propicia para la escenificación, no son frecuentes los poemas inspiradores de libretos operísticos, aunque hay ilustres ejemplos como:
• Los Troyanos, de Berlioz, basada en la Eneida, de Virgilio.
• Las óperas fáusticas (Gounod, Berlioz, Boito, Busoni), en el mito creado por Goethe.
• La mencionada Pelleas y Melisenda de Debussy, en el poema de Maeterlinck.
• Mireille de Gounod, en el poema Mirèio, de Frédéric Mistral.
• El combate de Tancredo y Clorinda, de Monteverdi, en el poema de Torquato Tasso.
• Gianni Schicchi de Puccini y Francesca de Rímini de Riccardo Zandonai y Rachmaninov, en poemas de Dante Alighieri,
• Aleko de Rachmaninov y El gallo de oro de Rimski-Korsakov, en sendos poemas de Aleksandr Pushkin.
Libretos de tercera mano
Son aquellos que resultaron de la adaptación por terceros de obras literarias preexistentes. Ejemplos:
• Otelo, de Rossini: el libretista Francesco Maria Berio di Salsa adaptó la tragedia Otelo, o el moro de Venecia, de Jean-François Ducis, basada de un modo bastante libre en el drama de Shakespeare.
• El libreto de La violación de Lucrecia, de Benjamin Britten lo escribió el poeta y dramaturgo inglés de ascendencia alemana Ronald Duncan basándose en el drama homónimo del francés André Obey, desarrollado a partir de un poema de William Shakespeare cuyas raíces se hunden en el relato que hizo el historiador Tito Livio de la violación de Lucrecia por Sexto Tarquinio.
• Francis Poulenc escribió el libreto de Diálogos de carmelitas (1957) en colaboración con Emmet Lavery, basándose en la obra de teatro homónima de Georges Bernanos (1949), adaptación de la novela La última del patíbulo de la escritora Gertrud von Le Fort (1932), la cual se había inspirado en el manuscrito Relación del martirio de las dieciséis carmelitas de Compiègne, de sor María de la Encarnacion (Francisca-Genoveva Philippe, 1761-1836).
• Turandot, de Giacomo Puccini: los libretistas Adami y Simoni utilizaron la tragicomedia que Carlo Gozzi (s. XVIII) escribió sobre un relato de Los mil y un días, una recopilación de historias orientales realizada por François de la Croix, Las siete bellezas o Las siete princesas, tomado del gran poeta persa del siglo XII Nezamí Ganyaví.
EL LIBRETISTA RELEGADO
En el cartel anunciador del estreno de Elektra, el 25 de enero de 1909 en la Ópera Real de Dresde, bajo el título de la obra podía leerse: «Tragedia en un Acto de Hugo von Hofmannsthal», y en la línea subyacente: «Música de Richard Strauss». En el de Aida, el 24 de diciembre de 1871 en el Teatro de la Ópera de El Cairo, bajo el título figuraba «Libreto de Antonio Ghislanzoni» y debajo, «Música de Giuseppe Verdi».
En la actualidad, los nombres de los libretistas aún merecen una discreta mención en segundo plano en los carteles y los programas de mano de los teatros, pero han desaparecido por completo en la publicidad audiovisual de los espectáculos. En los cartellone de algunos escenarios para ópera de masas, como la Arena de Verona, incluso se sustituye el nombre del libretista por el del escenógrafo («Madama Butterfly, de