Historias cortas, de poder, de amor y de tragedia. Jorge Osvaldo Bazán

Historias cortas, de poder, de amor  y de tragedia - Jorge Osvaldo Bazán


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bibliotecas, hemerotecas, archivos y reservorios poco frecuentados.

      No es de otro modo que, finalmente, este hombre polifacético-ingeniero, político, periodista, escritor, docente universitario- que siempre nos deleitó con sus columnas pletóricas de historias singulares-difundidas en diarios locales- desembarca en la rampa de una muy buena obra, perfilándose, definitivamente, como un excelente narrador de sucesos históricos encuadrados prolijamente, en sus respectivos contextos políticos.

      Este llamativo fruto literario, producto del sacrificio y del empecinamiento por el abordaje original de las micro y macro historias, es toda una originalidad cultural en Formosa, porque pocas veces un investigador se anima a contar, sin tapujos y sin medias tintas, aspectos poco conocidos o directamente ignorados, de luminarias o mártires del escenario nacional y latinoamericano. Lo hizo recurriendo a un estilo vistoso, preciso y ameno; con mucha sutileza y superlativo respeto hacia los personajes estudiados.

      Enhorabuena, por la rica cosecha de Jorge Osvaldo Bazán, que se atrevió a desarrollar historias repletas de anécdotas impactantes y deslumbrantes. Nada tiene que envidiar a algunos autores que intentaron-a nivel nacional- adentrarse en estos géneros de la narrativa histórica.

      Bazán nos demuestra, que la humanidad de los seres que rozan la inmortalidad, esculpidos en bronce, no brotará de sus actos públicos relatados por los amanuenses de la historia desabrida de Latinoamérica, sino de sus vidas íntimas, de sus deseos, pasiones, afectos y acciones más viscerales.

      La Historia Oficial ha despojado a nuestros próceres del ejercicio del amor, en todas sus variantes emotivas, (adoración, afecto, pasión, sexo, lujuria, y demás devaneos sentimentales o carnales). De esa forma, los vienen presentando como seres incompletos, que buscan eternamente su otra parte, para integrarse como realmente merecen y así ser mejor comprendidos por la nuevas generaciones; de igual modo que el solitario viento y la persistente lluvia, añoran la irascibilidad de los truenos y relámpagos para conformar la potencia de una verdadera tempestad.

      El autor de “Historias cortas, de poder, de amor y de tragedia”, irrumpe para infundir vida a tantos personajes disímiles entre sí, contándonos intimidades de sus vidas privadas que nos llevan al asombro y la estupefacción, por no decir al sobresalto o a la intriga, por las curiosidades que nos acerca sobre ellos, como lo haría un explorador trashumante, que muestra sus hallazgos a los espectadores en una plaza pública, luego de regresar de un azaroso viaje por geografías vedadas.

      Por ese motivo, esta obra, de alto valor histórico, además de literario, va más allá del anecdotario, y se introduce en camino virgen, sin rodeos ni atajos, para dimensionar el pulso vital de sus hombres y mujeres biografiados.

      Con el cúmulo de investigaciones que desata capítulo tras capítulo, el autor nos va descubriendo la intensa ligazón entre el poder, el amor y la tragedia en la historia argentina y latinoamericana (no podemos dejar de observar que Bazán cuenta historias de personalidades del Paraguay, del Uruguay, de Chile, además de la Argentina). En consecuencia estos hombres y mujeres ya no son los comediantes aburridos que desfilan por las páginas de los manuales de historia convencional, porque vamos percatándonos de qué manera sus avatares amorosos y pasionales fueron orientando, en gran medida sus vidas, lo que hicieron con ellas y, por ende sus conductas públicas en el ejercicio del poder.

      Bazán, empapado de sencillez, con una pluma fluida y luciente, mediante la destreza de un escritor regional que apunta hacia más allá de los confines de la Patria Chica, he enfilado con este valioso libro hacia nuestra Gran Patria Grande Latinoamericana.

      Y eso hay que celebrarlo, con gratitud, leyendo y releyendo estas páginas con sabor a amores, amoríos, aventuras pasionales, traiciones afectivas y, asimismo, lealtades y afectos correspondidos; pero, ante todo, con la satisfacción de poder conocer mejor la trastienda de esta gran feria de vanidades que erigió la Historia Tradicional para ocultar los rasgos de humanidad de nuestros héroes, vanamente endiosados o ilusoriamente demonizados.

       Dr. Marcos Raúl Molares

      Historiador

      El genial Gabriel García Márquez dijo una vez: “Yo no he escrito una línea que no sea sobre el poder, y sobretodo sobre el más poderoso, importante, grande y eterno de todos los poderes que es el poder del amor”.

      Cuando imaginé escribir este libro, mi intención siempre fue bucear en la historia de amores y desamores de personas de carne y hueso que pasaron por esta vida con penas y glorias. Presidentes, militares, dictadores, escritores, deportistas, caudillos y mártires que conocieron el apogeo y también la decadencia y que vivieron grandes pasiones insondables, aún en el fragor de la lucha o en los meandros secretos de los amores clandestinos. De eso se trata. No busco escribir biografías, ni ensayos; para ello hay estudiosos como Felipe Pigna o Araceli Bellota; o hubo intelectuales como Félix Luna, Fermín Chávez o José María Rosa que lo hicieron de maravilla. Pero lo que sí trato de hacer, humildemente, desde estas páginas, es describir el contexto histórico en que se desenvolvieron nuestros protagonistas, para poder entender cabalmente el porqué de la conducta o de la toma de decisiones del momento.

      Este libro sólo es un racconto tal vez desordenado de la vida y de la muerte de algunos personajes de la historia, desde el costado menos conocido, el de sus amores, amoríos, o percances personales en posturas que confirman, al fin y al cabo, su condición de seres humanos, con sus aciertos y miserias.

      Hace décadas que leo y escribo. Allá por 1992, cuando comencé a elaborar las principales notas domingueras del diario “La Mañana”, el de mayor circulación de Formosa, y luego en el diario “Tiempo formoseño” debía realizar un gran esfuerzo para plasmar dentro de una extensión determinada en caracteres, bastante generosa por cierto, la crónica casi siempre política pero con un fuerte anclaje histórico, con el que lograba despegarme de las pasiones del momento, cumpliendo a rajatabla las instrucciones de los propietarios de los medios, que por supuesto no iban a tolerar que hiciera de ese espacio una pretendida “tribuna de doctrina” en mi exclusivo beneficio. A pesar de mi profesión de ingeniero en construcciones y de docente universitario, siempre tuve una especial dedicación o anclaje hacia la literatura, y a la interpretación de los hechos históricos, como lector compulsivo, claro está, lo cual pudo ser volcado en mi larga actividad periodística, en programas de radio y televisión que tuve a mi cargo y también durante mi paso por la dirección del principal medio de difusión de la provincia de Formosa, “Lapacho” Canal 11, donde me desempeñé durante 18 años y seis meses.

      En mi libro “Columnista invitado” (Setiembre de 2016) a lo largo de sus 434 páginas pude recrear las publicaciones de mis notas periodísticas en los diarios “La Mañana” y “Tiempo Formoseño” y este trabajo que ahora pongo a consideración de mis lectores, es la inauguración de un nuevo estilo personal que pretendo sea bien valorado por aquellos que se inmiscuyan en sus páginas.

      Dije más arriba que no se trata de biografías y ni siquiera de un libro de historia a la usanza tradicional. Desde una posición ideológica concreta porque todo lo que hacemos siempre está teñido de ideología, intento mostrar el lado humano de personajes que ya no están, que se fueron hace tiempo, y en los cuales se han invertido ríos de tinta para aclamarlos o denostarlos. No es este el caso. He leído todo lo que pude y he hecho las interpretaciones que me parecieron razonables, reconociendo que “Los hechos son sagrados pero la interpretación es libre”. Y esta frase, tan usada en los últimos tiempos, se remonta a casi un siglo atrás, cuando el matutino inglés “The Guardian”, celebraba su centenario, en 1921. El entonces editor Charles Prestwich Scott, que además de periodista era miembro del Parlamento, y llevaba 50 años trabajando en el periódico al momento de la celebración, pronunció lo que resume de manera magistral la tarea de quienes escribimos.

      Con la proposición: “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo”, aparecida en Meditaciones del Quijote”, Ortega y Gasset insiste


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