Argumentación y pragma-dialéctica. Jesús Zamora Bonilla
en la sección 1 el marco intelectual en el que se ha desarrollado la teoría pragma-dialéctica, me concentraré en la sección 2 en exponer esa teoría. Más particularmente, en la subsección 2.1 explicaré cómo es que los puntos de vista meta-teóricos recién delineados se “realizan” en el modelo pragma-dialéctico de una discusión crítica. Tras describir las etapas que pueden distinguirse analíticamente en el proceso de resolver una diferencia de opinión, procederé a caracterizar los tipos de acto verbal que son directamente relevantes en cada una de las etapas. En la subsección 2.2 me concentraré en el análisis del discurso argumentativo y las operaciones implicadas en la reconstrucción de todos aquellos elementos en el discurso que son relevantes para producir una sinopsis analítica que constituya un punto de partida sólido para una evaluación responsable. En la subsección 2.3 resumiré las reglas de procedimiento que constituyen el código de conducta que debe observarse en una discusión crítica. Partiendo de semejante código discutiré entonces las falacias que pueden ocurrir. En la subsección 2.4 mostraré que, si incorporamos ciertos conocimientos retóricos dentro de la teoría pragma-dialéctica, eso no solamente enriquece la reconstrucción del discurso argumentativo y fortalece su justificación, sino que también promueve la detección de falacias. En la subsección 2.5, finalmente, sintetizaré algunos resultados de proyectos de investigación empíricos que surgen de la teoría pragma-dialéctica.
2. El estado del arte en la pragma-dialéctica
2.1 Un modelo de discusión crítica
La externalización, socialización, funcionalización y dialectificación del argumentar se realizan en la pragma-dialéctica combinando sistemáticamente conocimientos pragmáticos y dialécticos. La funcionalización se consigue haciendo uso del hecho de que el discurso argumentativo se da a través de —y en respuesta a— ejecuciones de actos verbales. Si identificamos el acto verbal complejo de argumentar así como los otros actos verbales implicados en la resolución de diferencias de opinión, entonces podremos especificar de manera relevante las “condiciones de identidad” y las “condiciones de corrección” de tales actos verbales.13 Así por ejemplo, podemos especificar lo que “está en juego” al proponer un cierto “punto de vista”, con lo cual se vuelve claro cuál es el “espacio de desacuerdo” y cómo se organiza el discurso argumentativo en torno a este contexto de desacuerdo.14 La socialización se consigue identificando quién exactamente asume en la discusión los roles de protagonista y antagonista en el contexto colaborativo del discurso argumentativo. Si extendemos la perspectiva de actos verbales al nivel de la interacción, entonces podemos mostrar de qué maneras se desarrollan las posiciones y la argumentación en apoyo de ellas. La externalización se consigue identificando los compromisos específicos creados por los actos verbales que se ejecutan en un contexto de interacción argumentativa.15 En lugar de tratarlos como estados mentales internos, en una perspectiva de actos verbales tenemos que nociones tales como “desacuerdo” y “aceptación” pueden definirse en términos de actividades discursivas. Así por ejemplo, la “aceptación” puede externalizarse como el acto de responder de forma explícitamente positiva al acto verbal precedente con el que se inició una argumentación. Finalmente, la dialectificación se consigue regimentando el intercambio de actos verbales dirigidos a la resolución de diferencias de opinión en un modelo de discusión crítica perfecta. Tal modelización idealizada de los intercambios sistemáticos de jugadas verbales orientadas a la resolución es lo que define la naturaleza y distribución de los actos verbales que juegan un papel en resolver diferencias de opinión.
El modelo pragma-dialéctico de discusión crítica es un sistema teóricamente motivado para discursos orientados a resolución. Aunque el modelo es una abstracción, no pretende estar al servicio de un ideal utópico sino proporcionar a las personas que deseen resolver diferencias mediante discurso argumentativo una guía vital acerca de cómo conducirse.16 El modelo debe construirse de tal manera que sirva no solamente como paradigma para la reflexión sistemática sobre la propia participación oral y escrita en el discurso argumentativo, sino también, y todavía más, como punto de referencia en el análisis y la evaluación del discurso argumentativo. Además, puede ser un estándar para guiar el mejoramiento metódico de la práctica argumentativa.
Cuando desarrollamos un modelo de discusión crítica, debemos en primer lugar hacernos cargo de que resolver una diferencia de opinión no es lo mismo que zanjar una disputa: el punto de zanjar una disputa es simplemente que la diferencia de opinión se termina.17 En cambio una diferencia de opinión se resuelve solamente si las partes involucradas han llegado a un acuerdo sobre si la opinión disputada es o no es aceptable. Esto significa que o bien una de las partes ha sido convencida por la argumentación de la otra parte o bien esta advierte que sus argumentos no se sostienen ante las críticas de aquella y entonces retracta su punto de vista.18 Esta es la razón por la cual un procedimiento dialéctico diseñado para la resolución metódica de diferencias de opinión es una parte crucial del modelo pragma-dialéctico de discusión crítica.
En una discusión crítica las partes intentan alcanzar el consenso sobre la aceptabilidad de los puntos de vista en cuestión averiguando si esos puntos de vista son o no defendibles ante la duda o la crítica. El procedimiento dialéctico para conducir una discusión crítica es en primer lugar un método para explorar la aceptabilidad de puntos de vista. En una discusión crítica el protagonista y el antagonista de un punto de vista particular tratan de establecer si ese punto de vista, dado el punto de partida reconocido por las partes, es sostenible a la luz de reacciones críticas.19 Para conseguir este propósito, el procedimiento dialéctico para la conducción de discusiones críticas no debe solamente ocuparse de relaciones inferenciales entre premisas y conclusiones (o “concesiones” y “puntos de vista”), sino que debe cubrir todos los actos verbales que juegan un papel en el examen de aceptabilidad de los puntos de vista. En la pragma-dialéctica al concepto de discusión crítica se le da por ello forma en un modelo que especifica todas las varias etapas por las que el proceso de resolución debe pasar y todos los tipos de acto verbal que son instrumentales en cada una de las etapas.
(a) Etapas en la resolución de una diferencia de opinión
Las etapas que hay que distinguir analíticamente en el proceso de resolver una diferencia de opinión corresponden a las diferentes fases por las que debe pasar un discurso argumentativo, si bien no todas de forma necesariamente explícita, a fin de resolver una diferencia de opinión. Idealmente, la discusión comienza con una etapa de confrontación en la que se manifiesta una diferencia de opinión mediante una oposición entre un punto de vista y la no aceptación de este punto de vista. En el discurso argumentativo real esta etapa corresponde a aquellas partes del discurso en las que se vuelve claro que hay una opinión que coincide con una duda o contradicción —real o proyectada— de forma tal que surge un desacuerdo (potencial). Si no hay confrontación de puntos de vista, entonces no hay necesidad de discusión crítica.
En la etapa de apertura de una discusión crítica, se identifican los compromisos iniciales —procedimentales, substantivos, o de otro tipo— de los participantes en la disputa y se decide quién actuará como protagonista o antagonista. Un protagonista asume la obligación de defender el punto de vista en cuestión mientras que un antagonista asume la obligación de responder críticamente a este punto de vista y a la defensa del mismo que presente el antagonista.20 Esta etapa se manifiesta en aquellos trozos del discurso en las que las partes se expresan como partes de una disputa y exploran si existe una base compartida suficiente para la discusión. Si no hay tal apertura para un intercambio de puntos de vista, no tiene sentido tener una discusión crítica.
En la etapa de argumentación el protagonista de un punto de vista defiende ese punto de vista contra las respuestas críticas del antagonista. Si el antagonista no está todavía plenamente convencido de todo o parte de la argumentación del protagonista, entonces solicita nueva argumentación de parte del protagonista, y así sucesivamente. Como consecuencia, la argumentación del protagonista puede variar de muy simple a extremadamente compleja, con lo cual la “estructura argumental” de un determinado discurso argumentativo puede llegar a ser mucho más complicado que el de otro.21 La etapa de argumentación discurre entre aquellos