Otra Argentina es posible. Néstor Jorge Bolado
de turismo, modalidades de e-commerce en lugar de comercios con locales, e-mail en lugar de correo postal, cajeros automáticos, home banking y apps en lugar de empleados bancarios, terminales en lugar de empleados de aeropuertos, archivos digitales en lugar de libros y diarios en papel, plataformas de streaming en lugar de canales de TV o cable. En los últimos meses, todos se popularizaron por razones de fuerza mayor. El proceso continuará principalmente con el reemplazo de obreros por robótica, empleados en cabinas de peajes, venta de ticket de trenes y subte por controles electrónicos y máquinas expendedoras, respectivamente. Por otra parte, en el mundo hay otros avances que no disfrutaremos por varios años más, pero en algún momento sin duda van a llegar. Son los nuevos paradigmas en materia laboral, que en realidad siempre los hubo y originaron que ciertas artes y oficios quedaran fuera de uso y expulsaran mano de obra, solo que ahora avanzan mucho más rápido por la globalización del comercio internacional.
La realidad es que en los últimos años el mundo se adaptó y creció, mientras que nosotros frecuentemente retrocedimos o crecimos de manera débil, en forma esporádica, sin sustento y en unas pocas ocasiones, con frecuentes cambios de dirección, que anularon buena parte de los esfuerzos previos. Lo urgente siempre se antepuso a lo importante o necesario, atacamos los efectos y no las causas y el criterio de eficiencia en la administración de los recursos públicos es el que menos prevalece, excepto para generar pobreza. Vivimos de crisis en crisis, con movimientos pendulares que socavan nuestro desarrollo y deseos de superación. Más aún, nos hacen perder la confianza propia y del resto de la comunidad internacional, de eventuales inversores, clientes y proveedores, transformando a la Argentina en un caso incomprensible de estudio académico.
Mientras tanto, nuestro problema es aún más grave. Una parte importante de nuestra fuerza laboral está desempleada; otra se desempeña en la economía social con subsidios del Estado, ninguna formación y bajo nivel educativo; seguido del empleo informal tratando de mejorar su situación y por último los empleados en exceso en la función pública, en una suerte de paro encubierto.
Al mismo tiempo y gradualmente, se va originando otro proceso inevitable y auspicioso para la humanidad, pero preocupante desde el aspecto económico y social. Está referido a la población mundial, que hoy tiene una mayor esperanza de vida, se va incrementando en la cantidad total de habitantes y va cambiando la composición demográfica por edad, lógicamente con distinto comportamiento, incidencia e implicancias económicas, según cada país.
En simultáneo, hay un auge de energías renovables y cuidado del medio ambiente que, pese a los importantes intereses del sector de los hidrocarburos, avanza inexorablemente y puede llegar a originar su reemplazo. En su momento ocurrió prácticamente con buena parte del carbón del mundo. Del mismo modo y en menor medida, sucedió con la utilización del cuero, las pieles, la lana, la madera y muchos otros materiales, ya en franca declinación. De esta manera, hay recursos naturales cuyo valor económico y estratégico han disminuido notablemente o pueden llegar a hacerlo. En consecuencia, nos podríamos encontrar con la dura realidad de que algunos recursos valiosos al día hoy, y no aprovechados en los próximos años, no tendrían utilidad económica en un futuro no tan lejano.
El mundo ha dado significativos pasos hacia la globalización en lo económico y social, aunque en lo político el avance ha sido mucho más discreto. Sin dejar de reconocer el camino seguido por la Comunidad Europea, incluso con el alejamiento en curso del Reino Unido y algunos intentos proteccionistas en el planeta.
No sería extraño que frente a la magnitud de algunos problemas como el desafío climático, las pandemias, el narcotráfico y el terrorismo, el camino a una gobernanza más racional sea también el de la globalización. Nuevamente, frente a esos desafíos, si no hacemos algo pronto, estaremos en gran desventaja e inferioridad de condiciones.
Del mismo modo, hoy existen conceptos en materia de seguridad y defensa nacional, como así también tecnologías y material bélico, que han quedado obsoletos o están a punto de hacerlo. Los escenarios probables de conflicto son completamente diferentes a los que solíamos conocer, y en algunas cuestiones como narcotráfico, cyber-delito y lavado de dinero no estamos adecuadamente preparados para poder combatirlos o prevenirlos.
La investigación y el desarrollo en los países del primer mundo están orientados principalmente a los campos de la nanotecnología, las comunicaciones, la inteligencia artificial, la robótica, la medicina, la industria del conocimiento y probablemente en las áreas del transporte y la defensa. Frente a estos desafíos, no parece que nuestros gobernantes y empresarios, salvo algunos pocos innovadores y científicos e investigadores, estén realmente en esa sintonía, ocupados en las vicisitudes del día a día los unos y faltos de presupuestos o motivaciones los otros.
Evidentemente, se deberá analizar la situación y efectuar una evaluación tendiente al mejor aprovechamiento de nuestros recursos humanos y naturales, como así también nuestras fortalezas y oportunidades para poder obrar en consecuencia. De esa forma, se podrá determinar una estrategia a seguir que nos posicione mejor frente a otros países y elimine, al mismo tiempo, la posibilidad de continuar perdiendo participación en el contexto internacional. En definitiva, nuestro futuro desarrollo depende de un plan estratégico integral que sea sustentable en el tiempo.
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