Otra Argentina es posible. Néstor Jorge Bolado

Otra Argentina es posible - Néstor Jorge Bolado


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laberinto argentino, que increíblemente entre todos supimos construir.

      Es probable que los artífices de nuestro fracaso político, económico y social, así como sus seguidores y otros bien intencionados o con temor a los cambios, puedan invocar, para denostar algunas de las ideas que se expondrán en este libro, recaudos constitucionales, impedimentos legales o sociales.

      La triste realidad es que hoy esos enunciados, muy valiosos por cierto, no aplican de igual manera para todos y se vulneran de forma constante con impunidad en la búsqueda de un fin superior que, a la luz de los resultados obtenidos, no necesariamente está claro y justificado. La Constitución, al igual que innumerables leyes, se aplica a conveniencia del poder de turno, la educación no es igualitaria y la pobreza se ha incrementado,

      Resulta entonces indispensable un cambio de actitud, un nuevo enfoque para resolver viejos problemas, abandonar comportamientos poco permeables a crecer, hábitos sociales inconducentes y conceptos inmutables en el tiempo, para liberarnos de viejas ataduras del pasado. Al mismo tiempo, dejar de lado a dirigentes nocivos en las más variadas instituciones y organizaciones del país.

      Se podrá coincidir o disentir con el análisis y la descripción de la realidad Argentina, pero no es lo importante. Lo trascendente y significativo es, a no dudar, despejar el camino para generar un debate amplio y enriquecedor de las ideas a exponer, que de alguna forma nos lleve al desarrollo económico, la modernidad y un futuro promisorio para todos los que lo deseen.

      La alternativa a proponer en este libro, reformista e integral en su conjunto, podría interpretarse como irrealizable y a contramano de la realidad nacional. Permítanme el beneficio de la duda.

      Cabe destacar que muchos de los conceptos enunciados y las situaciones descriptas en las páginas siguientes podrían complementarse con cifras, estadísticas, descripción de errores costosísimos resultantes de decisiones políticas y económicas, negocios improcedentes, nombres y apellidos de sus autores e involucrados. Existen innumerables pruebas, documentación, referencias periodísticas y en general abundante bibliografía al respecto y mencionarlas solo haría más tediosa la lectura. Como tantas otras veces ha sucedido, nos sacaría del foco de la cuestión, lo accesorio se vuelve principal, y una información de una fuente que para algunos puede ser considerada no confiable o subjetiva para otros puede serlo en forma diametralmente opuesta y generar una discusión irrelevante, invalidando la cuestión de fondo, la alternativa propuesta.

      La sensación que uno percibe es que hay un núcleo poco permeable de eventuales lectores. Ellos, aún con la contundencia de lo que se pueda expresar y ya sea por conveniencia, por razones ideológicas, por sentirse causal de nuestra decadencia o varios otros motivos o circunstancias, no aceptarían en todo o en parte la descripción de la situación y el contexto actual de nuestra patria. Mucho menos, probablemente, consentirían la eventual evaluación y discusión superadora de una propuesta alternativa de nación a construir entre todos.

      De la vereda de enfrente puede haber otro grupo más abierto a la confrontación de ideas, preocupado por encontrar una salida de la crisis en que nos encontramos, por la necesidad de hacer algo diferente, de dejar de insistir con recetas perimidas. Esta franja de ciudadanos es consciente de que el mundo avanza mientras nosotros seguimos retrocediendo en no pocos aspectos. Es probable que ellos sean más proclives a coincidir, en mayor o menor grado de aceptación, en el análisis y la consideración de nuevas ideas. Específicamente este último núcleo de eventuales lectores será un excelente punto de partida para intentar despertar algún grado de interés, con un sentido crítico, en la propuesta a evaluar.

      Es urgente dejar de lado la grieta, sin ignorarla. Es muy real y nos condiciona a todos por igual. Si seguimos acuciados por lo urgente declinando resolver lo importante, o al menos intentarlo, continuaremos estancados en un presente ficticio. Más aún, si se observan los resultados a la vista y la evolución social y económica de otros países y sociedades, está muy claro que continuamos aferrados al pasado. En otras palabras, debemos abandonar nuestra zona de confort, animarnos a buscar otros caminos y soluciones, con creatividad, apertura mental e imitando a los países que hacen las cosas bien, desterrando el “no se puede” con determinación y voluntad de cambio. Tal vez sea la última oportunidad de lograr transformarnos en una mejor sociedad, en un país desarrollado, mejorar nuestra calidad de vida y, por ende, la de las generaciones futuras.

      Se podrán ver expuestos algunos conceptos que, en líneas generales, quizás ya fueron enunciados o intentados aplicar parcialmente con anterioridad; también estrategias implementadas en países muy alejados o con una idiosincrasia completamente diferente a la nuestra, pero que les dieron excelentes resultados. En paralelo, se introducen ideas muy disruptivas, que sin duda demandarán un esfuerzo adicional para consensuar e implementar, pero realmente hacen a la diferencia con otros intentos que fracasaron.

      En principio, se realiza una descripción de nuestra situación social, política y económica. Esta no pretende ser su diagnóstico total y pormenorizado, sino marcar un punto de inflexión y partida, para tomar conciencia de la magnitud de los cambios de todo tipo a implementar.

      El enfoque adoptado, en primer lugar, describe la madurez y la actitud participativa y solidaria requerida de la sociedad argentina. Se trata de un compromiso con el cumplimiento de políticas indeclinables de Estado de consenso y a incorporar a una nueva dirigencia política, al servicio de la nación. A continuación, se proponen los cambios estructurales a efectuar en distintos ámbitos, junto a alternativas para resolver problemas casi endémicos de nuestro país, para luego definir el rol del Estado, más eficiente y racional, en un nuevo modelo a diseñar. Por último, se esboza un plan estratégico integral, con una metodología a aplicar, para ser una nación desarrollada.

      La propuesta parte de la coyuntura actual, pero con una visión hacia el futuro, que avanza a toda marcha. Aquí se piensa cómo posicionarnos para superar los nuevos desafíos, con un escenario tan preocupante y cuando todavía no hemos podido resolver tantas cuestiones e interrogantes del pasado, que buena parte del mundo ya ha logrado hacer.

      Argentina está en una situación de quiebre político, económico y social que requiere de cambios culturales, estructurales, nuevos consensos impensados hasta ahora y leyes especiales que nos ayuden a salir de la pérdida de identidad y pobreza. Esa pobreza no solo es económica, es más grave: también es de carácter intelectual. El camino a seguir es similar al de una empresa en el derecho privado, que ante una grave crisis terminal acude a la tutela de una ley superior, la Ley de Concursos y Quiebras. Esta ubica a esa sociedad en una situación de excepción por encima de algunas leyes, derechos y obligaciones inherentes, para favorecer nuevos acuerdos entre todas las partes.

      Durante muchos años, se ha dicho superficialmente que “la única forma de arreglar el país es con el esfuerzo de todos”, pero nunca se explicitó en qué consistiría. La creencia más generalizada es que el mayor esfuerzo lo tiene que hacer el Estado, o los demás, pero nosotros, en menor medida o nada. Por ese motivo, en esta propuesta se prioriza detallar una eventual lista de algunos aportes y contribuciones a realizar por los distintos integrantes de nuestra sociedad.

      Superar la situación que estamos atravesando, ante la certeza de estar muy cerca de un desenlace muy complejo, va a demandar de considerables esfuerzos, renuncias, coraje y una gran convicción colectiva de querer hacerlo. Es muy evidente que no alcanza con efectuar un ajuste de los ya acostumbrados y que han demostrado su insuficiencia y efectos negativos. Necesitamos un cambio estructural en todos los ámbitos, empezando por la política.

      Como última instancia, si no hay forma de lograr ese consenso tan necesario para comprometernos todos juntos en una nueva gesta, y esperemos que no sea ese el caso, se enuncia una opción adicional que, a partir de las mismas ideas, objetivos y metas, podría permitir materializar los cambios precisos, al menos para aquellos ciudadanos que democráticamente lo expresen y convaliden. Esta opción es de máxima y seguramente puede demandar algún grado mayor de resistencia o conflictividad por parte de los que no quieren resignar nada o bien no les interesa el futuro. Es probable que en lo inmediato no sería lo mejor, pero al menos dejaría entrever una luz al final del túnel, que también vale la pena explorar; otros países en situaciones límites ya la han recorrido.

      La


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