Otra Argentina es posible. Néstor Jorge Bolado
y no dejar lugar a dudas. Quizá las ideas a desarrollar conllevan un importante esfuerzo, dedicación, sobreponerse a las dificultades y resiliencia, de todos por igual. Es indudable que debemos comenzar a pagar los costos de la fiesta de casi setenta años y a resolver nuestros problemas de manera definitiva. La culpa de las malas noticias no es del mensajero. Hay que desconfiar de las propuestas gradualistas, sin costos y con métodos o instrumentos que ya fracasaron en el pasado.
Los cambios estructurales y el plan estratégico a implementar son muy exigentes y, para agregarle mayor complejidad al asunto, de ejecución simultánea y perentoria. Cabe destacar que como consecuencia de nuestro pasado e historia necesitamos generar una alta cuota adicional de confianza en nosotros. Sin ella, no hay muchas expectativas de éxito.
En resumen, se intentará proporcionar una hoja de ruta o guía elemental si se quiere lograr una realidad distinta y, por ende, un mejor futuro. Son cambios y actitudes que deberíamos exigirnos como sociedad en general y, más aún, hacerlo a nuestros actuales políticos y gobernantes en particular. La gravedad de los problemas que padecemos y su amplia variedad no dejan área o sector sin afectar o en crisis. Por tal razón, la propuesta de una solución posible no puede ser obra de un solo individuo y menos sin un adecuado equipo. Es imposible poder enunciar todas las situaciones conflictivas a resolver y los cambios estructurales a realizar, recopilar los antecedentes, analizarlos y confrontar ideas, ver sus implicancias, profundizar con objetividad y elaborar las mejores alternativas en particular para cada situación. De todos modos, es innegable que eliminar la corrupción y penalizar a los culpables, erradicar el delito, favorecer las inversiones, generar trabajo de calidad, reducir el déficit habitacional y mejorar la calidad de vida en general requieren de su consideración, y en eso se focalizan buena parte de estas páginas.
Se puede afirmar que este es un ensayo o un intento con sus opciones y simplificaciones, en la certeza de que también es sumamente perfectible y susceptible de ser desarrollado aún más. Son los lineamientos básicos para un primer paso, no exento de riesgos, en la búsqueda de un futuro diferente que habría que comenzar a recorrer. El tiempo de las declamaciones inútiles, los diagnósticos errados y las promesas imposibles de incumplir se agota.
Por otra parte, estas páginas están dirigidas, sin ninguna distinción política y social, a los que creen que realmente nos merecemos otra Argentina, solo posible con el compromiso y esfuerzo de todos. Por consiguiente, se invita a participar, en la lectura y el análisis de un proyecto superador, a todas aquellas personas de buena voluntad que quieran discutir y mejorar estas ideas, tomarlas como propias, compartirlas y, lo más importante, reclamar por ellas. En última instancia, si consideran que no es necesario en el tiempo presente, o que no podrán disfrutarlo, al menos lo intenten, para beneficio de sus descendientes, generaciones venideras y de la nación en su conjunto.
En concreto, este libro es una convocatoria en cada ciudad y rincón del país a todos los ciudadanos con principios éticos y democráticos que valoren de un modo adecuado lo colectivo por sobre lo individual, que avalen el desarrollo y crecimiento económico sustentable, la inserción a un mundo globalizado y sin limitaciones ideológicas, partidarias o actitudes corporativas, y antepongan el diálogo al enfrentamiento. Este es un llamado a los que creen en la democracia y la independencia de poderes y quieren ser libres del clientelismo político y la precarización; a los que tienen deseos de progresar y eligen la educación, el esfuerzo y la dedicación como factores de desarrollo y movilidad social ascendente; a los jubilados y pensionados cansados de la usurpación de su derecho a un retiro digno; a los que prefieren ingresos justos en lugar de tarifas subsidiadas, valoran servicios de calidad y quieren optar por el trabajo en lugar de dádivas y planes; a los empresarios y emprendedores que realmente lo son, que trabajan todos los días con empeño y dedicación, y a los investigadores con vocación de serlo; a los que perdieron familiares o amigos en accidentes de tránsito absurdos, hechos de violencia e inseguridad, que quieren leyes y normas justas que todos cumplan sin excepción, desean estabilidad jurídica, claman por justicia en tiempo y forma y castigo a los corruptos independientemente del poder o sus recursos; a los que desean fuerzas armadas y de seguridad modernas, libres de toda sospecha y eficientes para cumplir con su cometido; a todos aquellos ciudadanos cuyos hijos emigraron o lo van a hacer en busca de un futuro mejor, hartos de la manipulación de la historia, las mentiras y la falta de oportunidades de progreso.
Primera parte
I .La realidad Argentina
1. Situación actual
Ha quedado atrás el bicentenario de la declaración de nuestra independencia cuando decidimos, al igual que otros tantos países, convertirnos en artífices de nuestro propio destino. El calendario siguió avanzando de manera inexorable, y ya estamos transitando el 2021. Algunos distraídos, otros fácilmente influenciables, negadores de la historia o con intereses personales podrán creer que la causa de todos los nuevos y futuros males será el COVID-19 o la gestión inmediata anterior, olvidándose de sus corresponsabilidades. Pero a no engañarse. La pandemia fue un agravante importante, por cierto, que castigó a todo el mundo en lo económico y social. Sin embargo, la magnitud de las consecuencias para Argentina, presentes y futuras, son la resultante de la vulnerabilidad que padecemos como país, las decisiones de nuestros gobernantes y el comportamiento de la sociedad, con mayor o menor responsabilidad y tolerancia frente a la ineptitud y el relato.
Es por eso que será interesante fijar como punto de partida de esta descripción, para no tergiversar la realidad, diciembre de 2019 y solo incorporar unas pocas citas del año 2020.
Cabe destacar que las circunstancias y los hechos, no por muy conocidos o reiteradamente expuestos en todo o en parte y en distintos ámbitos nacionales e internacionales, aportarán una cuota de objetividad. En efecto, políticos, economistas, periodistas y sus entrevistados, a través de los años, lo han hecho copiosamente. Nos han ilustrado con mayor o menor claridad, mediante sus diagnósticos, comentarios y descripciones, sobre cuál es la situación de Argentina.
Lamentablemente, y pese a algunas buenas intenciones fallidas, nos encontramos frente a una situación que deberíamos haber podido evitar mucho antes. ¿Cómo fue que arribamos “al privilegiado lugar”, sarcasmo mediante, en el que como país y sociedad estamos?
Fue exclusivamente por derecho propio; no hace falta buscar otros culpables o propiciar teorías conspirativas locales o del exterior. Los únicos artífices de nuestra realidad somos los argentinos. Por decirlo de alguna manera, fue el resultado de nuestra propia cultura o falta de ella, incoherencia y comportamientos tanto individuales como colectivos.
Un buen comienzo debería ser, entonces, reconocer y asumir la dimensión de nuestra debacle. Más adelante tendremos tiempo para esbozar una alternativa superadora y sustentable. Enumerar la increíble cantidad de fundamentos que coadyuvan a las recurrentes crisis que como nación hemos soportado, será enriquecedor. La observación de la realidad en toda su amplitud nos producirá una amarga sensación de desasosiego e impotencia. Nos golpeará con toda su fuerza y eso probablemente no sea improcedente; es más: es necesario e indispensable para poder terminar con la postergación que sufrimos y dejar de seguir hipotecando el futuro. Por otra parte, comprender el presente puede ser el comienzo de un largo camino, no exento de dificultades y contratiempos. Es la única manera de poder generar el ámbito adecuado y la discusión de los cambios a implementar para lograr el giro copernicano que deje atrás nuestra deplorable realidad. ¿Podrá alguien, con un mínimo grado de objetividad, dudar de que si continuamos con los mismos dirigentes, idénticas limitaciones e iguales recetas fallidas de siempre el resultado seguirá siendo el mismo?
Al hacer un análisis crítico y abarcar la mayor cantidad de aspectos posibles que hacen a la difícil tarea de poder describir nuestra situación, se pueden visualizar que varios de ellos son recurrentes en el tiempo y otros aparecieron en ocasiones pero siempre están latentes y participan con distintos grados de importancia e interrelación. Pero con un denominador común: por conveniencia, ignorancia o inacción, fueron ampliamente tolerados por nuestra sociedad.
Es razonable proceder a una exhaustiva enumeración de esas severas