Boicot. Ariela Katz Gugenheim

Boicot - Ariela Katz Gugenheim


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reunión en un ambiente de franqueza y buena voluntad” entre Israel y Egipto.99

      Mientras Echeverría estaba en Israel, Rabasa también viajó a Moscú junto con Benito Berlín, embajador de México en Israel. De manera extraoficial se dijo que el viaje tenía como objetivo contribuir a restablecer las relaciones diplomáticas entre la urss e Israel.100 Sin embargo, el encargado de negocios de la embajada mexicana en Israel le aseguró al embajador de Estados Unidos que el verdadero propósito había sido aprovechar el trayecto para informar al embajador Berlín del viaje de Rabasa a Egipto.101

      Durante su estancia en Israel, Echeverría fue a Yad Vashem (el museo del Holocausto). Cuando Gideon Hausner, miembro del gabinete israelí, le expuso que “todo el mundo había abandonado a los judíos” en la Segunda Guerra Mundial, Echeverría lo corrigió. Afirmó: “México no solamente se opuso al fascismo nazi, sino que cordialmente abrió sus puertas a miles de judíos perseguidos. Ellos y sus descendientes continúan viviendo entre nosotros”.102 En una conversación similar, Echeverría ofreció visas de tránsito a judíos de Siria para que los dejasen emigrar.103

      En la Universidad Hebrea de Jerusalén, en presencia del primer ministro Rabin, se inauguró la Biblioteca Rosario Castellanos, en memoria de la embajadora de México fallecida en Israel en 1974.104 El presidente visitó también un kibutz, donde ocurrió un incidente que revela la naturaleza impulsiva de Echeverría. Una joven llamada Ana se le acercó a decirle que ella soñaba con conocer México. Echeverría dio instrucciones para que Ana viajara con su comitiva de regreso a México, y ahí la instaló en casa de un amigo suyo judío mexicano, Mario Barouh, quien lo acompañaba en la gira. Ana vivió con la familia Barouh durante un año; Rosy, la hija del matrimonio Barouh, recuerda que su presencia eventualmente se volvió una pesadilla, pero que nadie se atrevía a negar algo al presidente.105

      Ana no fue la única que Echeverría “importó” a México. Durante su visita le presentaron a tres inmigrantes judíos de la urss. Estos le explicaron la difícil situación de los judíos en la Unión Soviética. Echeverría ofreció traer a México a Hana Gurevich, que había salido de la urss hacía dos semanas y cuyo esposo permanecía en una cárcel soviética. Esta mujer se volvió residente mexicana, mientras Echeverría trataba, por distintos canales diplomáticos, de liberar a su marido.106

      Debido a que el secretario Rabasa se vio obligado a viajar a Egipto, no estuvo presente en Israel durante la mayor parte de la visita de Echeverría. No obstante, en el tiempo que sí estuvo, Rabasa notó que en ningún momento se habló del voto mexicano respecto al sionismo en la Conferencia del Año de la Mujer, a pesar de que se le había advertido que sería uno de los temas por tratar.107 De hecho, el embajador Jova le había sugerido al embajador israelí en México que aprovecharan la visita para tratar ese punto.108

      Es probable que las autoridades de Israel no quisieran incomodar al presidente, pues estaban muy satisfechas de haber sido incluidas en la gira de la región. Aunado a ello, las declaraciones erráticas del presidente mexicano antes de su llegada a Israel les habían hecho temer que podría haber una confrontación pública durante su visita. Y, como ésta se estaba desarrollando con tranquilidad, quizá no quisieron ventilar temas que pusieran en riesgo la placidez del encuentro. Esta inquietud también explica que no se hablara acerca de la votación que se aproximaba en la onu sobre el sionismo.

      Además, Echeverría había demostrado su buena voluntad para con Israel: a pesar de que México tenía su embajada en Tel Aviv, Echeverría vivió en Jerusalén con su comitiva durante los cuatro días de su estancia, e hizo visitas a la ciudad vieja, es decir, a la parte conquistada en 1967. Con este detalle, que no pasó inadvertido a los anfitriones, aceptó la reunificación de Jerusalén de facto, aunque no de jure.109

      Si nos situamos en el contexto imperante de 1975, cuando Israel estaba política y diplomáticamente aislado del mundo, y era supuestamente responsable del embargo petrolero árabe, esta visita tenía un valor muy especial. El gobierno israelí y los judíos de México se enorgullecían de este primer viaje de un presidente latinoamericano a Israel.110

      Al concluir la visita, la Secretaría de Relaciones Exteriores de Israel emitió una declaración conjunta. Decía: “Desde que se establecieron las relaciones entre los dos países, éstas se han llevado a cabo en un ambiente de respeto absoluto y franca cooperación en los ámbitos cultural, científico y técnico”.111

      La declaración final de Echeverría, en la que reiteró la universalidad de la onu, dio a entender a sus anfitriones israelíes que México se opondría a la expulsión de Israel del organismo internacional. Además, Echeverría no repitió en Israel sus declaraciones acerca de un Estado palestino y el retiro de Israel de los territorios, lo cual también permitió mantener la cordialidad. El gobierno israelí consideró la visita un “modesto éxito”112 y en general quedó satisfecho con ella.113 En opinión del embajador de Estados Unidos en Israel, “los israelíes estuvieron felices con la llegada de Echeverría y felices igualmente con su partida”.114 Hacia el final de la gira, Echeverría viajó a Cuba, único país con el que empleó el término “fraternal” para describir sus relaciones. Las declaraciones ahí emitidas preocuparon no sólo a Estados Unidos, sino que francamente alarmaron a países como Brasil y Perú, que temían leer en ellas un giro hacia la izquierda del régimen mexicano.115 Los observadores estadounidenses se preocuparon por la “retórica crítica y afilada contra el mundo desarrollado” que usó Echeverría en su gira, en la que pareció proseguir con su enfoque tercermundista y antiestadounidense.116

      Rabasa intentó defender la conveniencia de la gira presidencial en una conferencia de prensa en México, afirmando que su propósito había sido fortalecer el papel de la nación en la comunidad internacional para así apoyar y acelerar su desarrollo. Sin embargo, muchos se cuestionaron si la duración de la gira, el costo, la enorme delegación y su intención verdaderamente servían a los intereses del país.117

      También el embajador de Estados Unidos en Jordania, Thomas Pickering, se preguntó si la visita a Jordania había estado justificada, pues afirmó: “Los resultados concretos de la visita son pocos”.118 Y el embajador estadounidense en Israel, Malcolm Toon, la calificó de haber sido “considerablemente menos que un gran acontecimiento histórico”.119

      Según Jova, el cuerpo diplomático instalado en México calificaba el viaje de Echeverría como un “espectáculo caro con una mínima importancia en términos de relaciones exteriores”. Incluso parte importante de los sectores banquero, profesional y de negocios en México pensaron que la gira no había sido más que una farsa, y no le atribuyeron ninguna importancia.120

      De regreso en México, Rabasa consideró necesario disculparse con el secretario de Estado Henry Kissinger por su viaje a Egipto. Lo hizo por medio del embajador Jova, a quien explicó que su intención nunca había sido “ser presuntuoso o inmiscuirse” en un tema que Kissinger estaba atendiendo de manera personal. Jova reportó que Rabasa, compungido, estaba “incómodo y algo avergonzado” de este episodio al que había sido forzado por Echeverría.121

      A pesar de haber sido el titular de la cancillería, parece queRabasa no sabía que, apenas dos días antes, Echeverría había llamado al embajador Jova a Los Pinos para exponerle un plan de paz para Medio Oriente. Reiterando repetidamente que esperaba que Kissinger tuviera éxito y que no se necesitara hacer nada más, el presidente sugirió un plan alternativo en caso de que no prosperaran las iniciativas estadounidenses. Echeverría pretendía proponer ante Naciones Unidas que la onu invitase a tres jefes de Estado para formar un comité de conciliación que trabajara por la paz en Medio Oriente, en Egipto, en Israel y en la propia onu. Este comité estaría integrado por el Shah de Irán, pues era un “musulmán en buenas relaciones con los árabes […] e Israel, al que ha seguido vendiendo petróleo”; el mismo presidente de México, “singularmente calificado en virtud de su viaje sin precedentes en el área”, y un líder europeo como el primer ministro de Suecia, el presidente de Finlandia o el presidente de la Confederación Suiza. Este comité


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