Hijas e hijos de la Rebelión. Una historia política y social del Partido Comunista de Chile en postdictadura (1990-2000). Rolando Álvarez Vallejos
De esta forma, demostrando que, a pesar de la crisis, la mística y la capacidad activista de la militancia no se habían quebrantado, la organización logró su legalización con 61.483 firmas, duplicando la cifra mínima que exigía la regla. Este logro fue una señal de la capacidad de resiliencia del PC cuando muchos pronosticaban su extinción80.
De esta manera, mientras públicamente las expresiones de sectores de la derecha y del gobierno pronosticaban el inevitable fin del Partido Comunista81, un amplio segmento de la militancia comunista continuó reproduciendo prácticas, rituales y tradiciones partidarias. Por una parte, pasó casi inadvertido el triunfo de los candidatos comunistas en las elecciones de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats), que tendría relevantes repercusiones sociales y políticas en los años siguientes. Igualmente, las Juventudes Comunistas lograban la primera mayoría en las elecciones de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Santiago (FEUSACH), una de las más importantes del país82. Es decir, en un año muy crítico de su historia, el PC continuaba siendo un actor competitivo en algunas de las organizaciones sociales de mayor peso en la realidad nacional.
Por otra parte, el PC, aprovechando la reapertura de los espacios legales de expresión, comenzó a recuperar tradiciones y rituales partidarios. Por ejemplo, en 1990 se celebró el 50º aniversario de la fundación del semanario El Siglo. En función de esta fecha, se creó el concurso literario «50 aniversario» en los géneros de cuento y poesía83. Si por un lado los comunistas buscaban retomar su histórico papel en el mundo de la cultura, también lo hacía en otras facetas de la vida cotidiana, como el deporte. El Siglo semanalmente informaba sobre el torneo de fútbol «50 aniversario». Este campeonato, que congregaba a clubes de barrio y confederaciones sindicales, se realizaba anualmente hasta antes del golpe de Estado de 197384.
De esta manera, a partir de la presencia partidaria en organizaciones sociales, deportivas, las artes y la música, la cultura comunista tuvo continuidad, pues dichas actividades implicaban la mantención de sus prácticas militantes y el rescate de sus tradiciones. La defensa del orgullo partidario se basó en la reivindicación de estas y su proyección en las batallas por venir.
29 Una síntesis sobre los primeros años de la década de 1990, en Paul Drake e Iván Jaksic (comp.), El modelo chileno. Democracia y desarrollo en los noventa, LOM ediciones, 1999. Una mirada crítica sobre las llamadas «leyes de amarres» elaboradas por la dictadura para el nuevo período democrático, en Tomás Moulian, Chile actual. Anatomía de un mito, LOM ediciones, 1997.
30 Carlos Huneeus, La democracia semisoberana. Chile después de Pinochet, Taurus, 2014. p.76 y ss.
31 Huneeus, Idem. Otros importantes investigadores han planteado conclusiones parecidas, como el caso de Manuel Antonio Garretón, que ha señalado que el marco de la Constitución de 1980, elaborada bajo la dictadura y que, con algunos cambios, rige en Chile hasta la actualidad, impide estructuralmente la generación de un régimen democrático. Ver Neoliberalismo corregido y progresismo limitado. Los gobiernos de la Concertación en Chile, 1990-2010, ARCIS-CLACSO, 2012.
32 Álvarez, op. cit. p.256 y ss.
33 Entrevistas en anexo I y II del trabajo de Verónica Huerta, «Los veteranos de los 80. Desde afuera, en contra y a pesar de la institucionalidad», tesis para optar al grado de Licenciado en Sociología, Universidad ARCIS, 1993. Los testimonios fueron recogidos a principios de la década de 1990, p.144, 99 y 58, respectivamente.
34 Un excelente testimonio de un militante forjado al fragor de la Política de Rebelión Popular, en José Miguel Carrera Carmona, Misión Internacionalista. De una población chilena a la Revolución Sandinista, Editorial Latinoamericana, 2010. También Mauricio Hernández Norambuena, Un paso al frente. Habla el comandante Ramiro del FPMR, Ceibo Ediciones, 2016.
35 A modo de ejemplo, se mencionaba que, en el mes de junio, el presidente Aylwin había conminado a Pinochet a tres cosas: que terminara con sus declaraciones políticas; que le entregara un informe sobre los objetivos y funciones del «Comité Asesor» del comandante en jefe del Ejército y la manera cómo se había aplicado la resolución de disolución de la antigua policía política de la dictadura. Al respecto, decía el Informe al XIII Pleno del Comité Central: «La opinión pública no ha obtenido respuesta positiva en ninguna de las tres cuestiones, y, por el contrario, hemos asistido a nuevos desafíos». Informe al XIII Pleno del Comité Central (mecanografiado), p.5.
36 Ibid.p.8.
37 Ibid. p.10.
38 Ibid. p.17-18.
39 Al respecto, Edgardo Boeninger, Democracia en Chile. Lecciones para la gobernabilidad, Editorial Andrés Bello, 1997.
40 Riquelme, op. cit., p. 209.
41 Panebianco, op. cit.
42 Manuel Antonio Garretón ha realizado una crítica a esta mirada. Ver Del postpinochetismo a la sociedad democrática. Globalización y política en el Bicentenario, Debate, 2007.
43 François Furet, El pasado de una ilusión. Historia de la idea comunista, F.C.E., 1997.
44 Eric Hobsbawm, «Historia e ilusión», New Left Review Nº 4, 2000.
45 Bruno Groppo y Bernard Pudal, «Introduction: Une réalité multiple et controversée», en Dreyfus et al., op. cit.
46 Bernard Pudal, Un monde défait… Op. cit. p. 16.
47 «El anacronismo del PC», La Época del 12 de abril de 1990.
48 En una nota de prensa se hacía hincapié en el punto de que tanto oficialistas como disidentes se denominaban partidarios de la renovación. Ver «PC: ahora todos son renovadores», Hoy del 29 de enero de 1990.
49 Ver «Nuestra utopía sigue vigente», El Siglo del 8 de enero de 1990, p.3.
50 Volodia Teitelboim, «Democracia, socialismo y renovación en el PC de Chile», en Varios autores, Crisis y renovación, Edición Medusa/ICAL, 1990.
51 Al respecto, ver intervención de Teitelboim en la clausura de la Conferencia Nacional del PC de junio de 1990: «Nuestra respuesta en tiempos de crisis», El Siglo del 10 de junio de 1990. Separata, p. IV. Ver Jorge Navarro López, «Volviendo a los orígenes. La reconfiguración política-cultural del Partido Comunista de Chile y el rescate de los fundadores (1988-1990)», Páginas año 9 – n° 20 Mayo- Agosto, pp. 53-79, 2017.
52 Ibid.p. 231 y 224. Argumentos parecidos hizo Teitelboim en un discurso efectuado el 4 de enero de 1990, en el marco del 68’ aniversario de la organización. Ver «Lucha entre progreso y reacción continúa agudamente», El Siglo del 8 de enero de 1990, p. 10 y ss.
53 Declaraciones de Teitelboim en «Crisis de identidad en el Partido Comunista», Pluma y Pincel del 10 de mayo de 1990, p.7.
54 Riquelme, op. cit., p. 206.
55 «Un nuevo camino al socialismo» y «Por una discusión no ensimismada», en El Siglo del 22 de julio, p.5 y del 26 de agosto, p.5., respectivamente.
56 El mejor trabajo historiográfico que muestra esto, Kriegel, op. cit.
57 Una propuesta formal en esa dirección la hizo el militante Álvaro Palacios, perteneciente al sector de los «renovadores» del partido durante la crisis. Ver «Apuntes para la discusión sobre el Programa del Partido Comunista de Chile», Documento de Trabajo CISPO, enero de 1990. Para la dirección de PC, esta forma de organizarse no excluía el debate interno y la lucha ideológica en su interior. Ver declaraciones de Gladys Marín en «Renovación es rebelión popular», El Siglo del 22 de abril de 1990, p. 5.
58 Teitelboim,