Hijas e hijos de la Rebelión. Una historia política y social del Partido Comunista de Chile en postdictadura (1990-2000). Rolando Álvarez Vallejos
60 Intervención del Gladys Marín en el acto del 68 aniversario realizado el día 13 de enero de 1990 en el Estadio Santa Laura, en «Por las grandes Alamedas, viva la gente», Ediciones El Siglo S.A. nº 2, p.35 y 36.
61 «Conferencia Nacional. Partido Comunista de Chile», junio de 1990, p.57 y 58.
62 José Ignacio Ponce López, «El internacionalismo latinoamericanista del PC chileno en el mundo postsoviético. (1988-1994), Páginas Vol. 9, N°. 20, 2017.
63 Ver por ejemplo, las apreciaciones del integrante de la dirección del PC Óscar Azocar en un seminario organizado por el partido, en Varios autores, op. cit., p. 21 y ss. Un documento oficial, en «Los comunistas chilenos y la perestroika», en Pluma y Pincel, 1º de febrero de 1990.
64 Son sintomáticos los reportajes publicados semanas antes de la caída del Muro de Berlín, titulados «Moscú de la Perestroika» y «Asumir los cambios o retroceder en la historia», El Siglo del 18 de octubre de 1989, p. 12 y 14, respectivamente.
65 Al respecto, Álvarez, op. cit, y Claudio Pérez, «La política militar del Partido Comunista de Chile, 1973-1983: Una mirada a partir de la Tarea Militar en Cuba y la experiencia internacionalista de militantes comunistas en la Revolución Sandinista», tesis para optar al grado de Doctor en Estudios Americanos, USACH, 2016.
66 Ver saludos de Teitelboim al líder sandinista Daniel Ortega, El Siglo del 19 de marzo de 1990, p.13. Otras referencias en ese tiempo sobre el proceso en Nicaragua, en «Gobernar desde abajo», Pluma y Pincel del 29 de marzo de 1990. Sobre la guerrilla del FMLN en El Salvador, por ejemplo, en El Siglo del 11 de diciembre de 1989, p. 30.
67 Ver los discursos de Fidel Castro en Pluma y Pincel del 28 de diciembre de 1989 y del 15 de febrero de 1990. Además, la «amenaza imperialista», a la que Castro seguía haciendo alusión, se había manifestado en toda su dimensión con la invasión y bombardeo de Panamá a fines de 1989.
68 «El socialismo no es una opción: es una necesidad histórica», en El Siglo del 29 de julio de 1990, p. 12. Mayúsculas en el original.
69 Las cifras del desempeño electoral del PC en las elecciones de diciembre de 1989, en Riquelme, op. cit. p. 200.
70 Declaraciones de Volodia Teitelboim, en «Consolidar, avanzar y profundizar proceso democrático», El Siglo del 29 de diciembre de 1989, p. 5.
71 «El Choño fue un combatiente de primera línea», El Siglo del 24 de junio de 1990, p.10.
72 Una declaración al respecto en «Debilidad del gobierno para sacar a Pinochet», El Siglo del 16 de septiembre de 1990, p. 6.
73 «Democracia cobra primera víctima», El Siglo del 1º de junio de 1990. Separata.
74 «Procesados políticos y periodistas desafían a fiscalías militares», El Siglo del 16 de septiembre de 1990, p.14.
75 Sobre la fuga de enero de 1990, «Hacia la libertad», Pluma y Pincel del 1º de febrero de 1990; sobre la situación de los presos políticos, «¿Presos políticos?, sí, y somos 300», El Siglo del 5 de agosto de 1990, p. 7.
76 Al fragor de la crisis, Antonio Leal, uno de los líderes de la disidencia, acusó a la dirección del PC de prestar cobertura al FPMR en democracia. En respuesta Gladys Marín señaló que el PC, teniendo en cuenta que muchos militantes de esta organización eran presos políticos, tenía «la obligación de reconocer su aporte a la recuperación a esta vuelta a la democracia» y que no tenían nada que ver con formas de lucha armada en la nueva etapa democrática, en La Nación del 5 de noviembre de 1990.
77 «Desarraigar viejos hábitos mentales que hacen daño», El Siglo del 8 de enero de 1990, p.16 y 17. Es importante resaltar que este espíritu crítico había sido alentado desde la propia dirección en los tiempos del XV Congreso. Por ejemplo, en la intervención de Gladys Marín en una reunión de la Comisión Nacional de Organización del partido, señalaba que, respecto al funcionamiento de la organización, «hay muchos problemas… la actitud de los cuadros, mucha rutina, mucha idea de no decir la verdad, de no discutir francamente entre nosotros… de sacar un cuadro sin discutir a fondo…», «XV Congreso y el partido», El Siglo del 30 de octubre de 1989, separata, p. IV.
78 «Dos generaciones para un mismo camino», El Siglo del 8 de enero de 1990, p.21.
79 Ver esta campaña en El Siglo del 22 de junio de 1990, última página.
80 Al respecto, ver «PC recuperó existencia legal», La Nación del 23 de octubre de 1990. Sobre el significado de este hito en tiempos de crisis, Volodia Teitelboim «Para la legalidad, no nos pusimos de rodillas», La Nación del 29 de octubre de 1990.
81 Ver declaraciones del destacado dirigente demócrata cristiano Genaro Arriagada en «Desintegración del PC es difícil de revertir» y del dirigente de Renovación Nacional (derecha) Gonzalo Eguiguren, «Es sano que el PC desaparezca», en La Nación del 11 y 12 de agosto de 1990, respectivamente. En la misma, ver columna de opinión Alberto Sepúlveda Almarza, «La agonía del comunismo», La Nación del 9 de julio de 1990.
82 Al respecto, ver «DC reconoció triunfo PC en Fenats» y «JJCC ganaron elecciones en la FEUSACH», en La Nación del 13 de diciembre y 24 noviembre de 1990, respectivamente.
83 El Siglo del 16 de septiembre de 1990, p. 19. También ver «Concurso literario El Siglo. Un aporte a nuestra cultura», El Siglo del 22 de junio, p. 22.
84 Cada semana, El Siglo informaba sobre los resultados de cada fecha. Sobre la inauguración del campeonato, «Viejos cracks se juegan paso a las finales», El Siglo del 27 de mayo de 1990.
C apítulo 2 La diáspora de la disidencia comunista (1987-1992)85
Cuando estalló la crisis del PC en 1990, el poeta y músico Mauricio Redolés representó el sentido común de muchos militantes. A comienzos de año, publicó una polémica carta titulada «Renovación para la Revolución», en la que pedía la democratización interna de la organización. Al igual que otros disidentes, solicitaba un congreso extraordinario «realizado bajo el imperio de la democracia, que logre derribar todo lo que trabe y tapuje la confrontación de ideas». Decepcionado, meses más tarde hacía públicas las razones de su renuncia a la colectividad a la que había pertenecido durante casi veinte años: en su reunión de célula no lo habían dejado hablar. Su opción no era crear un nuevo PC ni militar en otro partido. Como el grueso de los que se retiraron de la organización en 1990, optó por restarse de cualquier otra colectividad política86. Parafraseando el texto del alemán Bertold Brecht sobre «los imprescindibles», muy conocido entre la militancia comunista, Redolés redactó un poema que terminaba diciendo «Y ahora estoy aquí, en el bar de la esquina, porque ya no llega nadie a la reunión de célula». Ante las noticias de que tal o cual compañero o compañera abandonaba la organización, la percepción de muchos comunistas fue la misma que tuvo Redolés: el partido parecía despedazarse y la militancia desperdigarse. Era la diáspora comunista en el año de la peor crisis de su historia.
A lo largo de su trayectoria, el Partido Comunista ha tenido a lo menos tres grandes disputas internas. La primera, a fines de la década de 1920 y principios de la de 1930, fue la versión chilena del enfrentamiento entre «estalinistas» versus «trotskistas». En aquella oportunidad, se produjo una división muy significativa, que dejó a la facción «estalinista» muy debilitada87. Posteriormente, a fines de la década de 1940, durante los años de la clandestinidad bajo la presidencia de Gabriel González Videla, fue purgada la facción «reinosista». Liderada por el dirigente Luis