Las letras del horror. Tomo II: La CNI. Manuel Salazar Salvo

Las letras del horror. Tomo II: La CNI - Manuel Salazar Salvo


Скачать книгу
[…] También se comenzó a ingresar la información del archivo de microfichas de la subdirección de la CNI. Es un trabajo que realizó el personal de digitadores de L5 […] En una oportunidad le dije a Andrés Terrisse que la información de los detenidos de la DINA la había manejado el suboficial Manuel Lucero Lobos. Dijo no saber nada al respecto8.

      El 7 de diciembre de 1977 la comisión de las Naciones Unidas que investigaba la situación de los derechos humanos en Chile resolvió en contra del gobierno de Pinochet. Una semana después, el 14 de diciembre, la Asamblea General aprobó la resolución “con preocupación especial e indignación” por el “incumplimiento de promesas del gobierno chileno de que mejoraría la situación de los derechos humanos”. Noventa y seis países votaron en contra del gobierno de Pinochet, 26 se abstuvieron y solo 14 se pronunciaron a favor.

      Pinochet decidió convocar a un plebiscito –que luego llamaría Consulta Nacional– para el 4 de enero, argumentando que el pueblo chileno debía manifestarse frente a la condena de las ONU. Al día siguiente de la convocatoria, la Fuerza Aérea condenó el acto señalando que era “propio de regímenes personalistas” y que violaba los estatutos de la Junta, sobrepasando los propios límites que se había fijado el jefe de Estado.

      El almirante José Toribio Merino, por su parte, lo consideró improcedente tanto en el fondo como en la forma. La Armada agregó que Pinochet “con su actuar, ha vulnerado y atropellado las atribuciones de la Honorable Junta de Gobierno y la ha marginado de la más importante de las decisiones políticas de los últimos años”, insistiendo en su completo desacuerdo con la realización del plebiscito, al igual que todos los almirantes.

      Héctor Humeres, el Contralor de la República, también coincidió con la ilegalidad de la consulta. Lo mismo que los expresidentes Jorge Alessandri, Eduardo Frei Montalva y Gabriel González Videla.

      El 27 de diciembre Pinochet informó que convocaría a la consulta a través de un decreto supremo –el DL 1308– sin necesidad de pedir la firma a los miembros de la Junta Militar de Gobierno. Al día siguiente, el Contralor insistió públicamente en que la consulta no tenía sustentación jurídica, recomendando que se tramitara mediante un decreto ley que requería la firma de todos los miembros de la Junta. Humeres afirmó ante los periodistas que la Contraloría rechazaba en la forma y en el fondo la consulta.

      Pinochet ordenó entonces que se diera curso a la jubilación de Héctor Humeres y nombró, en cosa de horas, mediante el decreto supremo 1295, a un nuevo contralor que le otorgara validez legal a la consulta: el elegido fue el abogado puntarenense Sergio Fernández, recomendado por Mónica Madariaga.

      Los primeros días de 1978 se caracterizaron por una dura represión en contra de quienes se atrevieron a llamar a votar No. Sin las mínimas garantías que requiere un proceso plebiscitario, el 4 de enero el Sí obtuvo el 75 por ciento de los sufragios.

      El 14 de enero, acusados de participar en reuniones políticas, fueron relegados a distintas localidades apartadas del país 12 integrantes del Partido Demócrata Cristiano que habían osado manifestarse públicamente a favor del No: ellos eran Tomás Reyes, Andrés Aylwin, Belisario Velasco, Ignacio Balbontín, Juan Manuel Sepúlveda, Samuel Astorga, Guillermo Yunge, Hernán Mery, Georgina Aceituno, Elías Sánchez, Juan Claudio Reyes y Enrique Hernández.

       1.4. La caída del “Pelao” Carmona

      El 7 de diciembre fue asesinado Augusto Heriberto Tadeo Carmona Acevedo (“Oslo”), 38 años, casado, dos hijas, periodista, redactor de la revista Punto Final, miembro del Comité Central del MIR y del secretariado que dirigía la resistencia en el interior. Carmona murió en un falso enfrentamiento con efectivos de seguridad, en un inmueble del populoso barrio de San Miguel.

      Los hechos transcurrieron de un modo diferente a lo informado por la CNI. Cerca de las 20:30 horas de ese día llegó hasta el vecindario una veintena de vehículos que cubrió todo el barrio. De ellos descendió un numeroso grupo de civiles fuertemente armados. Allanaron la vivienda ubicada en la Calle Barcelona número 2425 y la contigua a esta. Entraron disparando pero no había nadie. Luego ordenaron a todos los vecinos que fueran a sus casas. A pocos minutos de la medianoche llegó Augusto Carmona caminando, se paró frente al umbral de su casa y extrajo las llaves para abrir la puerta. En ese momento le dispararon desde dentro de la vivienda dos o tres veces y el periodista cayó al suelo. Los agentes abandonaron rápidamente al lugar.

      Los agentes de la CNI habían dado con Augusto Carmona gracias a una información que les fue proporcionada por una detenida.

      Cuando lo mataron, intentaba asilar a un colega, también del partido. Aquel mirista había abierto poco antes algunos flancos por donde la CNI pudo finalmente detectar y golpear la red que trabajaba con Carmona.

      Frente a la detención y desaparición de compañeros, agudizadas en 1975 y 76, “El Pelao” inició de inmediato una campaña de denuncias al extranjero. Escribía hasta altas horas de la noche, mientras su mujer, la periodista Lucía Sepúlveda, trataba de aislar las paredes para evitar que los vecinos escucharan su Olivetti portátil. Cuando se realizó la reunión de Cancilleres de la OEA, Carmona organizó la campaña para denunciar la situación de los desaparecidos9.

       1.5. El verano caliente de 1978

      Los diarios de Santiago, todos proclives a la dictadura, acogían en sus páginas, sin confirmación alguna, los comunicados que les entregaban los servicios de seguridad. Así, cuando en enero de 1978 la CNI comenzó a buscar intensamente a Hernán Aguiló Martínez, máximo dirigente del MIR en Chile, los periódicos publicaron fotografías suyas y entregaron los datos proporcionados por los agentes. Según estos, Aguiló tenía 31 años, era ingeniero de Ejecución, 1,78 de estatura, pelo rubio, ojos claros. Había sido presidente del sindicato del diario Clarín y del Provincial Santiago de la CUT. En 1973 pasó a integrar el Regional Santiago del MIR como encargado de trabajos sindicales y en 1974 llegó al comité central, en calidad de suplente de la comisión política. Ese mismo año quedó a cargo de Organización. El vespertino La Segunda, dirigido entonces por el abogado Hermógenes Pérez de Arce, agregó:

      En 1975 Aguiló estuvo a cargo de los vínculos internacionales de la organización recibiendo remesas de dinero de Argentina, de las que se apropió. En el mes de octubre de 1975, cuando se asilaron los líderes máximos, pasó a ser secretario general del MIR. Era casado con Margarita Marchi Badilla, pero luego convivió con Pilar Achurra Rodríguez. Usa los nombres de “Nancho”, “Roberto” y “Aldo”. También emplea la identidad falsa de Carlos Pedro Guirardi Giordano. En 1976 huyó por minutos de un allanamiento en calle Venecia 172210.

      En la mañana del 17 de enero dos microbuses con carabineros y agentes de la CNI llegaron a un departamento situado en el tercer piso del edificio signado con el número 010 en la calle Pablo Goyeneche Iver, en La Cisterna, a la altura del paradero 24 de la Gran Avenida, en Santiago. Lanzaron gases lacrimógenos y empezaron a disparar. En su interior el ingeniero mirista Gabriel Octavio Riveros Rabelo, 28 años, soltero, ingeniero en Ejecución Mecánica, repelió el asedio por casi media hora, pero finalmente lo mataron de un balazo en la cabeza.

      En el lugar fueron detenidas la pareja de Riveros, Sara Eliana Palma Donoso, y la madre de esta, Sofía Donoso Quevedo, y llevadas a Villa Grimaldi, donde fueron torturadas durante varios días. Luego fueron trasladadas a la Cárcel de Mujeres y de allí expulsadas del país.

      Gabriel Riveros formaba parte del apoyo logístico de Germán Cortés y de Haydée Palma Donoso y en su departamento esporádicamente se reunía la dirección del MIR.

      El día que mataron a Riveros, Hernán Aguiló se dirigía hacia el lugar en un taxi para intentar retomar contacto con Cortés, quien no había llegado a algunos puntos de encuentro en los días previos.

      Dos días más tarde la CNI informó que a las 0:20 del miércoles 18 de enero agentes de seguridad ultimaron al exseminarista Germán de Jesús Cortés Rodríguez (“Cura Luis”,


Скачать книгу