Éramos iglesia… en medio del pueblo. El legado de los Cristianos por el Socialismo en Chile 1971-1973. Michael Ramminger
a un modelo de desarrollo que establece valores y normas de conducción –como el individualismo, la competencia y el consumismo– que son convenientes para el sistema. Esta crítica es valedera para el conjunto del sistema educativo chileno de ese tiempo. Respecto a la escuela católica, piden que se acabe con la dicotomía entre escuelas privadas y públicas, con el objeto de que se cree una escuela «democrática y crítica», orientada hacia el modelo de una sociedad solidaria que pueda tomar parte en el proceso de transformación. Los profesores y empleados de los colegios de la iglesia deben equipararse con los de las escuelas públicas en sus derechos laborales y de negociación. Tomando pie en las consideraciones de los obispos reunidos en Medellín en 196879, cuando la Iglesia se comprometió por una educación liberadora, la asamblea constata que la Iglesia Católica no cumple con ese compromiso:
6. La Escuela Católica actual, a pesar de la renovación de algunos establecimientos, no facilita la evangelización: retarda el compromiso revolucionario de los cristianos, forma jóvenes conformistas, tiende a confundir la fe con la cultura del capitalismo y no favorece la democratización. Además impide que los educadores cristianos estén disponibles para servir a las necesidades educacionales más urgentes de la sociedad que busca su liberación.
Diagnostican que las escuelas católicas mantienen la división de la sociedad chilena, y cubren y nutren en nombre del cristianismo las disociaciones sociales. Agregan que, para ocultar esta función de las escuelas privadas, defienden el sistema educacional privado con el argumento de la libertad y el pluralismo, en particular de los partidos de oposición: la justificación de las escuelas privadas y la defensa de las escuelas católicas sirven a la defensa de los intereses de las clases dominantes que son opuestos a los de la clase obrera. Estas escuelas, afirman, no responden ni a la exigencia de un sistema educativo democrático e igual para todos, ni a la posibilidad de una evangelización en el sentido de Medellín. Por esto el grupo acusa de «clasismo» a las escuelas pagadas de la iglesia como «una situación de pecado que traiciona el mensaje de Jesús».
Su conclusión es que sólo con un sistema educativo nacional se puede llegar a una verdadera libertad de educación y un pluralismo real. Por ello exhortan a las organizaciones estudiantiles y a los sindicatos y otras instituciones privadas a «someter sus propuestas a una reflexión crítica».
No quedan rastros de otras actividades de este Secretariado durante la corta historia de los CPS. Sin embargo, un año más tarde la discusión en torno a la Escuela Nacional Unificada (ENU), –el proyecto de reforma educacional de la Unidad Popular– va a jugar un papel importante para los CPS . Pero la asamblea plenaria de los obispos de Chile y su secretariado permanente van a tomar una posición contraria80.
4.4. El encuentro con Fidel Castro
En noviembre de 1971 Fidel Castro visitó Chile. La visita debía ser por diez días, pero se prolongó a 25. Entre el 11 de noviembre y el 4 de diciembre, Castro visitó Antofagasta, Santa Cruz, Santiago, Puerto Montt; y empresas, como las minas de cobre de Chuquicamata y las de carbón en Lota, y varias universidades. Entre otros hubo un encuentro que llegó a ser célebre con estudiantes de la Universidad de Concepción. Se despidió con un discurso en el Estado Nacional de Santiago. El 29 de noviembre se dio un encuentro informal de Castro y el Grupo de los 80 en la embajada de Cuba y los CPS, con algunas religiosas de las poblaciones y teólogos de países latinoamericanos81. Según los documentos publicados en esta ocasión, la intención de este encuentro era acercar a las izquierdas cristianas con las no cristianas en Chile y América Latina. En la declaración de prensa se anotaron los siguientes puntos: los CPS se manifestaron vinculados con la revolución cubana por su trabajo en las poblaciones, en sindicatos y con campesinos82, y quisieron informar sobre los cristianos revolucionarios chilenos y latinoamericanos, sin silenciar que la iglesia en muchos lugares jugaba un papel contrarrevolucionario, y al mismo tiempo aclarar que hay un movimiento importante de renovación en la Iglesia, destacando las explicaciones de Castro sobre los cristianos como aliados estratégicos en los procesos de América Latina83.
Es difícil evaluar las repercusiones o consecuencias que pudo tener este encuentro. Por una parte, en su declaración de prensa y la publicación parcial de la conversación, el grupo tomó posición pública y claramente por la Unidad Popular, distanciándose de la «tercera vía» de la Democracia Cristiana y al mismo tiempo de la doctrina social católica: según ellos, no debería haber un modelo específicamente cristiano de liberación ni de vía hacia el socialismo: ningún tipo de «revolución paralela» (cf. cap. 4.1. «Evangelización política de la clase trabajadora»). Aquí se nota desde los comienzos del movimiento su diferencia y distancia de la doctrina social católica.
Al mismo tiempo contribuyeron a que Fidel Castro cambiara su apreciación del cristianismo, y que también lo hiciera la izquierda. Esto queda ilustrado en el siguiente episodio, en el que Fidel dice lo siguiente:
Me tienen ustedes confundidos; déjenme decirles que si me dicen que ustedes son el grupo de curas revolucionarios, yo no los conozco. Ha cambiado esto tanto desde que yo estudiaba en los colegios religiosos. Ahora no les veo ninguna sotana (…) Les voy a contar lo que me pasó: llego a la Universidad Técnica, voy subiendo por una escalera, veo allí cuatro tipos y me imagino que son curas, con unos vestidos negros largos; los saludo, les he mirado a la cara y… era el conjunto de los Quilapayún84.
Ya en su encuentro con los estudiantes de Concepción aparece dos veces el tema de la relación de cristianos e izquierdistas, una vez respondiendo a una pregunta de un militante de la Democracia Cristiana Universitaria, otra, a la de uno de la recién fundada Izquierda Cristiana85. En su discurso de despedida en el Estadio Nacional el 2/12/1971, Castro menciona explícitamente el encuentro con los CPS y propone una nueva relación entre cristianos y socialistas:
Examinamos los enormes puntos de coincidencia que puede haber entre los preceptos más puros del cristianismo y los objetivos del marxismo. (...) Religión que llamó hace 2000 años mercaderes a los mercaderes, fariseos a los fariseos. Que condenó a los ricos, y que dijo virtualmente que no entrarían en el reino de los cielos (APLAUSOS). (...)
Cuando se busquen las similitudes entre los objetivos del marxismo y los preceptos más bellos del cristianismo, se verá cuántos puntos de coincidencia, y se verá por qué un párroco humilde, que conoce el hambre –porque la ve de cerca–, la enfermedad y la muerte, que conoce el dolor humano... O como algunos de esos sacerdotes que trabajan en minas o trabajan entre humildes familias campesinas, y se identifican con ellos y luchan junto a ellos. O personas abnegadas que consagran su vida a atender enfermos que padecen las peores dolencias (...) Cuando se busquen todas las similitudes se verá cómo es realmente posible la alianza estratégica entre marxistas revolucionarios y cristianos revolucionarios (APLAUSOS)86.
De este encuentro resultó una iniciativa de la embajada cubana de invitar a una delegación de los CPS a visitar Cuba del 14 de febrero al 3 de marzo del año siguiente. Doce sacerdotes participaron en ese viaje que se describe en el libro Los cristianos y la revolución. La declaración de prensa de este grupo en La Habana el 3 de marzo provocó un claro rechazo de la Conferencia Episcopal chilena.
4.5. Comienzo de la planificación del primer encuentro latinoamericano de Cristianos por el Socialismo
El grupo anunció un encuentro latinoamericano de Cristianos por el Socialismo para el año 1972 en la declaración de prensa que entregó tras la conversación con Castro. Hay un primer borrador de trabajo con fecha diciembre 1971 redactado por un comité de redacción latinoamericano, no ya solamente chileno, que se había reunido en Santiago87. Se menciona aquí la visita de Castro y se habla de la situación de la naciente teología de la liberación como la de un movimiento realmente existente. Se decía que había cada vez más cristianos que se agregaban a la lucha liberadora de los pueblos latinoamericanos y entendían su compromiso político como una exigencia de su fe:
La afirmación de Fidel corresponde efectivamente a una situación nueva dentro del continente. En efecto, existen cada vez más cristianos comprometidos en la lucha que libra el pueblo latinoamericano