Éramos iglesia… en medio del pueblo. El legado de los Cristianos por el Socialismo en Chile 1971-1973. Michael Ramminger

Éramos iglesia… en medio del pueblo. El legado de los Cristianos por el Socialismo en Chile 1971-1973 - Michael Ramminger


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organizador menciona algunos puntos prácticos, como la fecha del encuentro que ha de coincidir con el III Congreso de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) en Santiago del 23 al 30 de abril de 1972, la apertura hacia cristianos de todas las confesiones, la acogida a laicos y religiosos y religiosas, el anuncio de que los y las participantes deben ser invitados por sus respectivos movimientos nacionales y correr con los gastos de viaje, mientras el movimiento chileno se preocupa de la infraestructura, el alojamiento y la alimentación. Luego desarrolla los primeros temas de contenido: debe ser un lugar interno de reflexión y refuerzo de grupos cristianos y marcar públicamente en América Latina y hacia afuera su posición de compromiso con la lucha liberadora exigida por el evangelio. Un documento de trabajo preparatorio que fue enviado por la oficina de los CPS junto con la carta circular del 13 de enero88 presentaba las primeras ideas sobre los métodos de la preparación y la realización del encuentro. El comité de preparación señala que es importante que en todos los países que participan haya grupos que preparen el encuentro con informes y aportaciones nacionales. A estos grupos se les propone orientarse en torno a los siguientes puntos:

       Análisis de coyuntura de los procesos revolucionarios de cada país, tomando en cuenta las particularidades nacionales, sobre todo en cuanto al papel de la clase trabajadora.

       De allí se debería pasar a un análisis de «momentos políticos»,

       para discutir luego sobre esa base el papel de los cristianos y la función de lo cristiano en el sentido sociocultural e ideológico-político, en el contexto de la lucha revolucionaria.

      Este primer paso debe desembocar en la búsqueda teórica y la determinación práctica de las causas estructurales donde el cristianismo pueda jugar un papel real en el proceso revolucionario. En el documento de trabajo se dice que se vuelve necesario relacionar todo esto con el materialismo histórico, que por otra parte está sujeto a cambios históricos y por ello no puede interpretarse dogmáticamente. El cristianismo no debería entenderse como una ideología aislada, sino como un dato histórico.

      Se afirma que sólo una real participación en el proceso revolucionario puede hacer valer una aportación cristiana a la revolución, y no los meros enfoques superficiales y forzados de un «aporte cristiano específico» como es usual en el diálogo cristiano-marxista.

      Luego se envía en la misma carta circular de enero la primera invitación oficial al encuentro, firmada por Gonzalo Arroyo sj. Arroyo pide que se difunda la invitación y que se la apoye en lo organizativo y en cuanto al contenido, destacando la importancia de reforzar la cooperación latinoamericana:

      El objetivo de este Encuentro intenta por primera vez reunir a grupos cristianos de sacerdotes, pastores, laicos, católicos y evangélicos que tratan de seguir el llamado de Cristo, a proclamar la liberación de los cautivos y la vista a los ciegos para dar la libertad a los oprimidos (Lc 4,18), comprometiéndose en el proceso revolucionario de liberación del pueblo latinoamericano de la dependencia económica del imperialismo capitalista del subdesarrollo que este genera. El Comité Organizador tuvo ocasión de reunirse en diciembre con sacerdotes miembros de Tercer Mundo, ONIS, Golconda, ISAL, etc… Se despide con afecto y confiados que nuestra lucha por una nueva sociedad más justa y solidaria saldrá fortalecida con nuestra colaboración. Gonzalo Arroyo.

      Las cinco áreas de trabajo de 1971, muy distintas entre sí, muestran cómo la dinámica social y política de ese año determinó de maneras muy diferentes el trabajo y los esfuerzos de los CPS. Uno era el proyecto de la «evangelización política en la clase obrera» en el que se trataba de reflexionar y desarrollar la práctica de los sacerdotes obreros y de los sacerdotes en las poblaciones. Otro era la planificación del folleto «Los cristianos y la revolución» y de la jornada sobre la educación. En ellas se trataba en primer lugar de la articulación social y política del grupo para intervenir en la discusión sobre la «educación como pregunta a toda la sociedad». El folleto «Los cristianos y la revolución» estaba pensado como material para el trabajo en las poblaciones. Debería mostrar que la existencia cristiana y la acción política de izquierda pueden ir juntas. La jornada sobre el debate educacional era un ensayo de intervención en un campo de conflicto muy agudo: la Iglesia Católica como la sostenedora más importante de la educación particular o privada se aferraba a un sistema escolar que reproducía las desigualdades sociales, no sólo ideológicamente –imponiendo contenidos educativos–, sino políticamente –reglamentando la entrada a instituciones educacionales–. En cambio, el encuentro con Fidel Castro fue simplemente el resultado de una coyuntura política. Pero las discusiones mantenidas con él pusieron en la orden del día el tema de un internacionalismo latinoamericano y motivaron seguramente la preparación del encuentro latinoamericano de los Cristianos por el Socialismo. Este encuentro contribuyó además a que Fidel Castro formulara una nueva valoración del cristianismo y de su (posible) importancia para el proceso revolucionario de ese tiempo. Los Cristianos por el Socialismo se vuelven cada vez más fuertes ese año como movimiento político. Se lo verá en el próximo capítulo sobre los acontecimientos en el año 1972 en que los CPS se constituyen aún más claramente como actores políticos, hasta caer víctimas del golpe de Pinochet en 1973 al igual que todas las demás corrientes emancipadoras.

      66 Cf. «Los 200», Pbro. Roberto Bolton G., en: Crónica de una Iglesia Liberadora, LOM ediciones, Santiago 2000, 101.

      67 «La diferencia era que las de la Izquierda Cristiana querían ser cristianos de izquierda y los Mapu querían ser marxistas». (Entrevista a Moulian 2015).

      68 En: «Obrero, Poblador, Sacerdote», en: Los cristianos y la revolución, Quimantú 1972.

      69 En una aportación a la historia de la orden del Sagrado Corazón se lee: «En los últimos meses de 1971, aumentó mucho el número de los nuestros que quisieron trabajar como obreros, por lo que empezaron a buscar otros rumbos donde desempeñarse como sacerdotes, pero siempre insertos en la realidad, fue así como el padre Cloin comenzó a trabajar en DINAC (distribución nacional de comestibles); el Padre Pedro Jongenelis empezó a hacer escobas en Chépica; el hermano Adrián van Zeeland como gasfiter; el Padre Roberto van Rooy, como soldador de arco; el Padre Juan van der Hulst ya estaba trabajando como obrero en la fabrica‚ Vulco de San Bernardo y el padre Guillermo van Zeeland en el casino de una empresa constructora». <http://pastoraljuvenilisc.blogspot.de/2010/04/dehonianos-en-chile.html>.

      70 Documento «Evangelización y Política en la Clase Obrera», Suplemento a la carta circular del 16 de marzo 1972, Archivo privado de Sergio Torres.

      71 David Fernández, Cristianos por el Socialismo en Chile (1971-1973). Aproximación histórica a través del testimonio oral, 6.

      72 Documento «Evangelización y Política en la Clase Obrera», Archivo privado de Sergio Torres. En su introducción se lee: «Durante la segunda mitad de 1971 se reunieron periódicamente un grupo de asesores de MOAC junto con otros que también realizan una evangelización en el ambiente obrero. (A. Baeza, J. Ménard, R. Quevillon, P. Dubois, G. van Zeeland, M. Puga, M. Gárate, D. Irarrázaval, L. Ollarburu). Se reflexionó a partir de hechos que aportaban los participantes, a fin de analizar el esfuerzo evangelizador y comprender la conciencia y compromiso de los trabajadores cristianos. En forma inductiva se intentó una evaluación de cómo los trabajadores relacionan su cristianismo con la vida y en particular con la vida política. Luego se formularon algunas pistas de evangelización y de reflexión para todos los que viven y trabajan en el mundo obrero».

      73 Los cristianos y la revolución, suplemento a la carta circular del 1 de junio 1972, archivo privado de Sergio Torres.

      74 «El folleto intentará responder a varias necesidades: a) liberar la conciencia de los cristianos a partir de la historia de los trabajadores chilenos; b) facilitar el descubrimiento del carácter histórico de la fe, presentando los hechos centrales de la Revolución; c) motivar la movilización de los cristianos en favor de la revolución, la construcción del socialismo, y el acercamiento al Reino de Dios». Introducción al primer bosquejo de la parte histórica», Los cristianos y la revolución, archivo


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