La cosecha. Eduardo C. Fernández

La cosecha - Eduardo C. Fernández


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1) un especial amor por la tierra y el ambiente natural; 2) una fe profunda en lo sobrenatural; 3) el cultivo de varias formas de arte, como la pintura, la danza y el tejido, y una tecnología de subsistencia que incluía la agricultura y la caza. En lo referente a la primera característica, el amor a la tierra, él ofrece algunos ejemplos:

      Otro aspecto de la conquista europea y de la primera evangelización de las poblaciones indígenas en las Américas se relaciona con la época en la que estas fueron conquistadas por los europeos. Por ejemplo, la feroz explotación y las enfermedades causaron casi la total erradicación de los indios del Caribe, la base inicial de las operaciones españolas. La presencia actual de tantos descendientes de africanos en esa región refleja el hecho de que pronto se traían esclavos para reemplazar a la población indígena que estaba desapareciendo rápidamente. En unas pocas décadas, los conquistadores españoles, encontrándose con imperios monumentales, como por ejemplo el de los aztecas y el de los incas, se dieron cuenta de que la labor indígena era un recurso que debía preservarse y no explotarse sin cuidado. De hecho, los matrimonios mixtos, o por lo menos la paternidad de lo que se llamaron hijos mestizos, se volvió un hecho común.

      Hasta ahora, se ha hecho un esfuerzo para impedir que el lector llegue a conclusiones superficiales basándose en una lectura simplista de la historia. De la misma manera que había una gran diferencia en términos de composición y de comportamiento de los europeos, había también grandes diferencias entre las poblaciones indígenas. Para empezar, unas eran nómadas y otras sedentarias. La misma geografía es una fuerza poderosa que hay que tomar en consideración, y eso no siempre se hace. Primero, se necesita una mirada a la nacionalidad de los misioneros y, en segundo lugar, una mención acerca del papel que desempeñó la geografía en la conquista y la evangelización de las Américas.

      Además, el hecho de que muchos de estos misioneros, por ejemplo, los jesuitas y los franciscanos, sufrieran una o más expulsiones de estos territorios, hace surgir la pregunta de qué sucedió cuando ellos ya no estaban a cargo.


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