Ayahuasca. Néstor Berlanda
determinados efectos; el lsd, la mescalina y la psilocibina, se sabe, ocupan los receptores 5 ht2, que son propios de la serotonina.
Por lo dicho hasta acá, la dmt siempre fue considerada una sustancia que indicaba la existencia de alguna patología mental, ya que procede de un metabolismo alternativo; no sólo hasta hace poco no era considerada un neurotransmisor sino que no se le encontraba utilidad alguna, pese a sus características especiales. Pero esta concepción comenzó a cambiar a partir de las últimas investigaciones, en especial un trabajo de Michael S. Jacob y David E. Presti, del Departamento de Biología Molecular y Celular de la Universidad de California, publicado en 2005. Los autores sugieren la importancia que tendría la dmt endógena en la producción de un tranquilo y relajado estado mental, que puede suprimir, en lugar de promover, síntomas de psicosis. Ya en este trabajo los autores especulaban con la posibilidad concreta de que la dmt sea un neurotransmisor con receptores específicos, que denominaban receptores de amina (ta):
La dmt parece tener afinidad por el sistema de asistencia técnica, que es un sistema receptor que está vinculado a los centros emocionales del cuerpo y muestra las conexiones posibles a muchas condiciones psiquiátricas. Así pues, la hipótesis de dmt-ta pide una nueva interpretación de la presencia de dmt en el líquido de los esquizofrénicos.
Tal vez el aumento de la producción de dmt refleja una respuesta homeostática para calmar o suprimir la actividad psicótica, más que agravarla. En niveles bajos, la dmt puede ser un ansiolítico endógeno, mientras que el aumento “no natural” (como el relacionado con la actividad “psicodélico-alucinógena”) puede producir cambios extremos en la conciencia. Esto podría explicar los informes de la presencia de dmt en pacientes esquizofrénicos. La dmt propuesta en la hipótesis de asistencia técnica también es coherente con la observación del aumento de la actividad del aadc (aminoácido decarboxilasa) y disminución de la actividad de la mao en pacientes esquizofrénicos, posiblemente para producir más alivio de los síntomas producto del aumento de triptamina o dmt. También es sabido que el consumo de tabaco lleva a niveles reducidos de actividad de la mao en los esquizofrénicos, posiblemente produciendo mayores niveles de dmt endógeno y contribuyendo con ello a la alta prevalencia de consumo de tabaco-nicotina en esta población. Esta hipótesis dmt-ta ofrece una explicación razonable para la observación del aumento de la actividad inmt (indol amina-N-metil transferasa) y el aumento de la producción de dmt durante el estrés, aunque esto debe ser examinado más a fondo en los seres humanos.
Como se ve, la dmt ha empezado a ser considerada, no como un producto anómalo, sino como un neurotransmisor con receptores y propiedades específicas. Es importante destacar también la referencia a que el tabaco reduce la actividad de la mao endógena promoviendo mayores niveles de dmt endógena. No debe sorprendernos, pues, el hecho de que desde tiempos inmemoriales el tabaco haya sido un elemento propio del chamanismo y una de las herramientas fundamentales en los procesos de curación. Pocas plantas son tan importantes como el tabaco para el chamanismo sudamericano y las medicinas tradicionales de la Amazonia. Hace muchos siglos que los indígenas sudamericanos descubrieron todas las formas de utilizarlo: fumado, bebido, como rapé, mascado, como pasta para ser chupado, aplicado en las encías o como enema, y está presente en todo tipo de rituales y ceremonias hasta la actualidad.
La especie botánica Nicotiana rustica utilizada por los chamanes en América del Sur contiene hasta 18% de nicotina, mientras que el porcentaje de nicotina contenido en las hojas de tabaco de la Nicotiana tabacum, usada para los cigarrillos industriales, varía entre 0,5% y 1% en Europa, y alcanza el 2% en Estados Unidos (Narby, 1997). Los chamanes sudamericanos ingieren enormes cantidades de tabaco, principalmente en contextos medicinales y rituales, y no manifiestan el consumo compulsivo que podemos apreciar en el típico fumador de cigarrillos industriales, por lo que parece evidente que la adicción al tabaco no es proporcional al porcentaje de nicotina. En este sentido, es significativo que el triptófano, precursor de la dmt, sea esencial en la dieta chamánica, así como también el tabaco en las ceremonias. No por casualidad las dos sustancias están involucradas en la formación de dmt endógena, y por consiguiente propician estados no ordinarios de conciencia, base central de todo tipo de chamanismo.
Ya en 1991 Steve Barker, John A. Monti y Samuel T. Christian pensaron la dmt como un neurotransmisor o neuromodulador, con un sistema autónomo de receptores, pero la evidencia recién llegaría en 2009. Esta comprobación se presentó con el trabajo de Arnold Ruoho, catedrático de farmacología en las universidades de Isfahan (Irán) y Wisconsin (Estados Unidos). Allí se daba cuenta del descubrimiento del compuesto natural que desencadena la actividad de una proteína denominada receptor sigma-1. Esta proteína es el único receptor para la sustancia conocida como dmt:
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores diagramaron la estructura química de varias drogas con capacidad para asociarse al receptor sigma-1, las redujeron a su forma más simple y después buscaron posibles moléculas naturales con idénticas características. Gracias a los experimentos bioquímicos, fisiológicos y comportamentales han podido concluir que la dmt activa el receptor sigma-1.
Afirma Ruoho: “No tenemos ni idea de si el receptor sigma-1 puede desembocar en una actividad alucinógena o de qué manera lo hace. Sin embargo, creemos que el Instituto Nacional para el Estudio de la Drogadicción (nida) podría estar interesado en conocer los mecanismos biológicos que subyacen en el poder psicoactivo y adictivo de estas drogas”. El autor especula con que la presencia de este “alucinógeno” y su conexión con el receptor sigma-1 pueda provocar comportamientos psicoactivos, ya que cuando su equipo inyectó dmt en ratones que tenían dicho receptor, éstos se volvían hiperactivos, algo que no ocurría en los que la proteína sigma-1 había sido eliminada genéticamente. “El comportamiento hiperactivo se asocia a menudo con el uso de drogas o con trastornos psiquiátricos”, explica Arnold Ruoho. “Es posible que ahora podamos desarrollar fármacos nuevos y selectivos para inhibir el receptor y evitar este tipo de comportamientos”.
Tal como se sugería, la dmt es finalmente un neurotransmisor con un sistema específico, y su función es mucho más compleja que la de un simple compuesto alucinógeno producto de un metabolismo erróneo. También se ha identificado su sistema receptor, para el cual tiene afinidad específica, más allá de interactuar con receptores específicos para otros neurotransmisores, como el 5 ht2 para la serotonina.
Ahora bien, ¿qué se sabe actualmente del receptor sigma-1?
El receptor sigma-1 es un receptor de tipo no opiáceo, que se expresa en multitud de tejidos adultos de mamíferos (sistema nervioso central, ovario, testículo, placenta, glándula adrenal, bazo, hígado, riñón, tracto gastrointestinal, etc.), también a lo largo del desarrollo embrionario desde sus fases más tempranas, y que aparentemente está implicado en un elevado número de funciones fisiológicas. Se ha descripto su elevada afinidad por distintos fármacos, tales como skf-10047, (+)-pentazocina, haloperidol y rimcazole, entre otros, conocidos por su actividad analgésica, ansiolítica, antidepresiva, antiamnésica, antipsicótica y neuroprotectora, por lo que el estudio del receptor sigma-1 es de gran interés en farmacología debido a su posible papel fisiológico en procesos relacionados con la analgesia, ansiedad, adicción, amnesia, depresión, esquizofrenia, estrés, neuroprotección y psicosis. Sin embargo, el papel real que desempeña el receptor sigma-1 sigue siendo todavía desconocido y enigmático. (Zamanillo Castanedo et al., 2004)
Evidentemente, mucho queda por saber en cuanto a la función específica de este receptor, que por otro lado posee una composición con 223 aminoácidos y no es similar a ninguna otra proteína de mamífero conocida. Asimismo, se abre otra perspectiva en cuanto al rol específico de la dmt en el cerebro humano.
Cabe destacar que a diferencia de los otros neurotransmisores conocidos que se almacenan en vesículas, en las neuronas presinápticas, este particular neurotransmisor, tal como lo enunció Strassman, se “crea” en el lugar preciso y rápidamente se utiliza. No se almacena como los otros. Esta cualidad no es patrimonio exclusivo de la dmt; también el tetrahidrocannabinol, principio activo de la marihuana, utiliza un sistema de receptores cannabinoides que tiene el propio organismo y que es activado por la anandamida (aea) (del sánscrito: ananda, “el