Ayahuasca. Néstor Berlanda

Ayahuasca - Néstor Berlanda


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Quararibea sp. (ishpingo). Familia Bignoniaceae. Enseña el oficio chamánico.

      • Virola sp. Aubl. (cumala). Familia Myristicaceae. Mayor actividad visionaria.

      Más que “una planta”, un complejo compuesto

      Lo que se sabe hasta ahora es que el compuesto combina dos alcaloides fundamentales: beta-carbolinas, aportadas por la planta que da nombre a la infusión, que es la liana B. caapi (ayahuasca, yagé o liana de los muertos), y n,n-dmt. Lo interesante de este caso es que si bien la dmt, de potente efecto “visionario”, se encuentra en numerosas especies vegetales, animales mamíferos e incluso en el ser humano, no es activa en forma oral: los preparados identificados para uso chamánico en América eran administrados en forma de rapé, y en las investigaciones contemporáneas como la de Strassman, en forma parenteral, es decir, por vía distinta de la digestiva (intravenosa, subcutánea, etc.). ¿A qué se debe que en el brebaje de la ayahuasca la dmt sea activa en forma oral? Las beta-carbolinas presentes en la liana tienen propiedades proserotoninérgicas y prodopaminérgicas, aunque carecen de actividad alucinógena, si bien algunos autores dicen lo contrario. Esto podría tener otra explicación: in vitro estas sustancias presentan una potente acción bloqueadora de la enzima mao, y en concreto de la isoenzima mao-a. De acuerdo con la hipótesis comúnmente aceptada, las beta-carbolinas (en este caso harmina y harmalina y tetrahidroharmina) bloquean la enzima mao-a presente a nivel hepático e intestinal, impidiendo la desaminación oxidativa de la dmt y permitiendo que pueda acceder al sistema nervioso central.

      A diferencia de la administración parenteral de dmt, la ingestión de la ayahuasca tarda aproximadamente una hora en hacer efecto, el cual es de menor intensidad y mayor duración que cuando se administra por vía no digestiva. Es en este punto donde focalizamos también nuestro trabajo: más que una planta, desde el punto de vista bioquímico la ayahuasca es un complejo preparado que, en una acción sinérgica de sus componentes, permite que los mismos tengan efectos psicoactivos, cuando administrados por separado y por la misma vía, es decir la oral, no presentan tales efectos.

      La ciencia indígena y la biopiratería occidental

      Actualmente, más de doscientas compañías farmacéuticas contratan antropólogos y farmacólogos para que convivan con tribus indígenas y aprendan de sus curanderos y chamanes qué plantas utilizar, cómo y en qué enfermedades aplicarlas.

      Más de la cuarta parte de los fármacos que se venden en farmacias tienen ingredientes activos extraídos o derivados de plantas, y más del 74% de esos ingredientes fueron descubiertos por pueblos indígenas. Según Michael Balick, director del Instituto de Botánica Económica del Jardín Botánico de Nueva York, todavía hay 328 nuevos fármacos aguardando ser descubiertos y están exclusivamente en las selvas tropicales. Hasta ahora sólo se han encontrado 47. Según este especialista, de las 250.000 especies vegetales que estimativamente hay en el mundo, sólo se ha investigado el poder medicinal de menos de un 1% (Farnsworth, 1988: 95; Eisner, 1992: 198; Elisabetsky, 1991: 11). Actualmente se calcula que hay entre 3.000.000 y 30.000.000 de especies de plantas superiores, la gran mayoría en las selvas tropicales.

      Estos datos son más que interesantes si consideramos las propiedades farmacológicas de las especies tomadas aisladamente; pero además encontramos preparados complejos como la ayahuasca, que tiene varias plantas como aditivos en su preparación, según para qué se la use y el efecto que se quiera lograr en la ingesta. Este uso se asocia al conocimiento que el chamán quiere obtener de tal o cual planta, si bien muchas de las propiedades de determinados vegetales provienen de la tradición oral y de la similitud de la planta en cuanto a color, tacto, forma, etc. (esto explica por qué, cuando estuvo en nuestro país, el chamán Antonio Muñoz se llevó muestras de plantas que desconocía para probar si por su “parecido” con otras de la selva peruana podían usarse para lo mismo). Dentro de la cosmovisión chamánica, los aditivos a la poción original tienen varias funciones, entre ellas que “el espíritu de la planta” les enseñe para qué sirve el aditivo que agregaron.

      Lo dicho sería una simple anécdota si los preparados o las plantas no tuvieran otra utilidad práctica que las mantenidas en su propia cultura, pero de hecho no es así, y las compañías farmacéuticas buscan este conocimiento práctico. Recientemente, un extracto del arbusto Pilocarpus jaborandi, utilizado por los indígenas kayapo y guajajara (Brasil), fue transformado en un producto farmacéutico para el tratamiento del glaucoma por la multinacional Merck, compañía que también ha intentado elaborar un nuevo anticoagulante basado en la planta tikiuba de los uru-eu-wau-wau (Brasil).

      Consignamos a continuación algunas patentes ya extendidas sobre plantas y productos:

      • Tepezcohuite de Chiapas: es una planta que fue utilizada por los mayas como eficaz tratamiento contra las quemaduras. Posee propiedades antiinflamatorias, antibacterianas, anestésicas y regenerativas de la epidermis. En 1986 León Roque realizó en México una solicitud de patente sobre la corteza tostada del árbol del tepezcohuite y sobre el procedimiento para convertirlo en polvo, obteniendo en 1989 la patente en Estados Unidos (4.883.663 us patent). Agregándole sólo el elemento de esterilización, en la síntesis descriptiva de la solicitud de patente se describe el procedimiento tradicional utilizado milenariamente por comunidades indígenas. También se otorgó en Estados Unidos la patente (5.122.374 us patent) por el ingrediente activo de la corteza del tepezcohuite: el método para extraerlo y aislarlo por medio de solventes, más el uso de esos extractos en compuestos farmacéuticos.

      Todo el polvo producido con métodos tradicionales constituye una violación de los derechos de patente. Roque se asoció con Jorge Santillán, un industrial que afirma haber recibido derechos monopólicos del gobierno mexicano para la producción del tepezcohuite. Su empresa planta el árbol en dos de los estados mexicanos. Entretanto, los precios se han remontado para los pobladores de Chiapas y el recurso silvestre se agotó. Las comunidades chiapanecas han sido expropiadas no sólo de sus conocimientos sino también –por los problemas políticos en la zona– de parte del escaso territorio en que crece la mimosa tenuiflora. Los lugareños tendrán que competir por el acceso al árbol con quienes lo comercializan para el mercado mexicano de tepezcohuite. (Spadafora, Calavia Sáez y Lenaerts, 2004)

      • Patente sobre el rupununine, un derivado de la nuez del árbol Ocotea rodiei, especie que se encuentra en el estado de Goiania, Brasil. Ha sido usado ancestralmente por los pueblos campesinos brasileños como medicamento natural para dolencias cardiológicas, neurológicas, control de tumores y fertilidad. Fue otorgada su patente en Estados Unidos a Conrad Gorinsky, (patentes sobre Ocotea rodiei concedida 5.569.456 us patent; ep 610060).

      • Contrato sobre el conocimiento de los yanomamis: en 1998, pocos días antes de asumir Hugo Chávez la presidencia de la República, el gobierno de Rafael Caldera en órgano del Ministerio del Ambiente de Venezuela firmó un contrato con la Universidad de Zurich, Suiza, mediante el cual se otorgan derechos de acceso a los recursos genéticos y a los conocimientos y prácticas ancestrales en territorio yanomami. Este compromiso fue denunciado y combatido por la Organización de Pueblos Indígenas del Amazonas (orpia), ya que no existió nunca el consentimiento previo informado de las comunidades. Este requisito fundamental ha sido consagrado desde 1992 por el Convenio de la Diversidad Biológica en su artículo 8J. En el contrato final se establece que el Ministerio del Ambiente obtendría 20% por derechos de regalías, patentes y comercialización de los “descubrimientos”. El 80% restante es para los suizos. El acuerdo incluye un pago de 30% del costo del contrato (no de regalías o beneficios que se deriven) para los grupos indígenas que colaboren con la investigación.

      Pero hasta la ayahuasca fue patentada en la Oficina de Patentes y Registro de Marcas de Estados Unidos, con el número 5.571 del 17 de junio de 1986, a nombre de Loren Illar. En 1994, la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (coica) denunció a Illar, acusándolo de enemigo de los pueblos indígenas amazónicos. Centenares de personas y organizaciones indígenas, de derechos humanos y ambientalistas del mundo entero, como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (uicn) y la World Wildlife Foundation (wwf), expresaron su solidaridad con los pueblos indígenas amazónicos


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