Ayahuasca. Néstor Berlanda
sede en Washington, y el apoyo de la Alianza Amazónica, la coica presentó la demanda en la capital estadounidense. El 3 de noviembre de 1999, la Oficina decidió cancelar provisionalmente la patente otorgada a favor de Loren Illar. El argumento decisivo fue que la planta patentada era conocida y estaba disponible antes de la presentación de la aplicación de la patente. La ley norteamericana establece que una invención o descubrimiento no puede ser patentado si ya está descripto en una publicación impresa en Estados Unidos o en un país extranjero más de un año previo a la fecha de aplicación de la patente. No prevaleció en este caso el respeto por el conocimiento tradicional, sino la casualidad de que esta planta había sido registrada con anterioridad en un herbario de Michigan. De todos modos, nadie sabe cómo llegó hasta allí. Por lo demás, ante los nuevos argumentos presentados por Illar, la Oficina de Patentes revisó la resolución de revocatoria y devolvió la patente al solicitante en enero de 2001. El argumento fue que un tercero, en este caso la coica, el Center for International Environmental Law (ciel) y la Alianza Amazónica, no podían alegar la propiedad de la patente y desafiar una decisión final de la Oficina de Patentes y Marcas Registradas, porque este derecho según la legislación estadounidense solamente lo tiene el titular de aquélla.
Ayahuasca y dimetiltriptamina (dmt)
Basada en las “psicosis experimentales por sustancias como la psilocibina y la mescalina”, por un lado, y por otro en su semejanza estructural con neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina, se postuló la posibilidad de la producción “endógena” de sustancias psicodislépticas. Esta producción parecería deberse al bloqueo de la enzima mao y a la acción de otra enzima, la N-metiltransferasa, que incorpora grupos metilos dando origen a las sustancias psicoactivas dmt y bufotenina.
La adición de grupos metilo a este neurotransmisor le conferiría la capacidad de inducir síntomas psicóticos en individuos predispuestos. De ahí que en las psicosis endógenas se postule una alteración en las reacciones de transmetilación, muy extendidas en todo el organismo. Basándose en esto, fue posible aislar en orina de pacientes varios compuestos, entre los que se destacan la dimetoxi fenil etil amina, derivado metilado de la dopamina; la bufotenina y la O-metil bufotenina, ambos productos de la metilación de la serotonina, y un derivado metilado de la triptamina, dmt. Todos ellos han sido extensamente investigados, particularmente por el grupo de Jorge Ciprian-Ollivier, en los últimos años sobre todo en el caso de los índoles metilados, en cuyos niveles de excreción urinaria se encuentra una correlación con la sintomatología psicótica, en particular la de tipo disperceptual (Ciprian-Oliver et al., 1988).
Estudios más recientes, realizados entre 1980 y 1995, comprobaron que la presencia de estos compuestos en orina, si bien no es un marcador biológico de la esquizofrenia o las psicosis, sí es de inestimable valor respecto de aquellos fenómenos vinculados a la sensopercepción (Semper, 1995). Son estos compuestos precisamente los que podemos encontrar en algunas plantas usadas por los chamanes para ingresar al “mundo de los sueños” o “de los espíritus”; en especial la dmt es descripta por el investigador Terence McKenna como una de las más poderosas para provocar estados no ordinarios de conciencia.
Informes sobre la psicoactividad de las triptaminas metiladas empezaron a ser publicados a mediados de la década del 50. Y en los 60 aumentó considerablemente el interés por la identificación y cuantificación de las triptaminas endógenas después de que varios estudios determinaron la producción endógena de dichas sustancias, lo que fortaleció la hipótesis de alguna vinculación con las psicosis.
La administración de dmt, bufotenina y algunos derivados de su transmetilación, como la 5-meodmt, provocan fenómenos visuales, y esta última específicamente centra su actividad psicoactiva, básicamente de imaginería emotiva más que visual, con estados mentales parecidos a las experiencias de casi muerte (ecm). La dmt y la 5-meodmt administradas en forma endovenosa son capaces de penetrar la barrera sanguínea del cerebro y producir los efectos antes mencionados. No sucede lo mismo con la bufotenina, que si bien no penetra al cerebro al ser administrada en forma exógena, puede tener actividad si se forma cerca de su lugar de acción en el sistema nervioso central; incluso se especula con la posibilidad de que cualquier efecto psicoactivo de la misma administrada por vía endovenosa tenga que ver con su conversión in vivo a 5-meodmt.
En algunos brebajes visionarios como la ayahuasca encontramos principalmente sustancias similares a la dmt como principal producto psicoactivo capaz de provocar experiencias trascendentes, e incluso reconocer la muerte como parte de la vida y recrear experiencias de muerte-renacimiento.
En la preparación de estos brebajes no sólo se encuentran triptaminas metiladas como la dmt, sino también otro tipo de sustancias como las beta-carbolinas, que potencian la acción de las triptaminas metiladas. Lo interesante es que, entre diversos principios psicoactivos hallados en la ayahuasca, este mecanismo aparentemente sería el mismo que se produce cuando dormimos, es decir que estaríamos en presencia de un juego entre índoles endógenas no muy distinto al necesario para producir el fenómeno visual de los sueños. Según esta hipótesis, los niveles de beta-carbolinas endógenas aumentan durante el sueño y facilitan la actividad de las triptaminas metiladas al bloquear su metabolismo. Las actividades de las triptaminas, por lo tanto, fomentan los componentes emotivos y visuales de los sueños (Callaway, 1999).
Si bien compuestos como la thh, harmina o harmalina no se han encontrado en mamíferos, sí se ha hallado, incluyendo en seres humanos, una docena de compuestos afines con propiedades farmacológicas similares, entre otros, pinolina (6-metoxi-tetrahidro-beta-carbolina) y thbc (tetrahidro-beta-carbolina). Otras evidencias sugieren que áreas del cerebro vinculadas con la actividad de los sueños son ricas en receptores para este tipo de sustancias.
Las estructuras químicas fundamentales del té visionario: Harmina, Harmalina, THH y DMT.
Comunes a los principios psicoactivos de algunas plantas “alucinógenas”, estas sustancias se hallan en pacientes con alteraciones en la sensopercepción y cumplen un rol fundamental en la producción de las imágenes visuales y los contenidos emocionales de los sueños. Conviene prever que aquello que para la psiquiatría clásica es un trastorno de la sensopercepción, en otro contexto presenta puertas de acceso a otros mundos; de hecho, en la psicosis los trastornos de la sensopercepción constituyen uno de los componentes de la enfermedad, pero no es lo único que determina la patología, sino que hay un deterioro generalizado de la vida psíquica y de relación del individuo (retomaremos este tema en el capítulo 4).
La ayahuasca como productora de dmt endógena. Sabemos que los compuestos químicos que constituyen la ayahuasca son los proporcionados por la liana Banisteriopsis caapi (harmina, harmalina y tetrahidroharmina) y la dmt proporcionada por la chacruna (Psychodria viridis) –en la preparación más conocida– o yají (Diplopteris cabreana). También hemos visto el complejo mecanismo por el cual las beta-carbolinas bloquean la acción intestinal de las enzimas mao para que la dmt pueda tener acción por vía oral al no ser degradada por la mao a nivel intestinal. Llamativamente, para los diversos pueblos indígenas que utilizan ayahuasca, la planta maestra por excelencia, la que nunca puede faltar en los preparados, es la Banisteriopsis caapi, que da nombre a la poción. Siguiendo el mecanismo bioquímico involucrado y las propiedades de cada uno de los compuestos, la sustancia visionaria por excelencia sería la dmt: llave de acceso a contenidos inconscientes personales y al universo de “otras realidades”, que algunos denominan dmtverso. Podría suponerse que la planta más importante para los pueblos amazónicos es aquella que proporciona las visiones, como el peyote, el cactus de San Pedro o los hongos en otros pueblos que hacen de las visiones parte central de su cosmovisión. Pero no es así; la planta por excelencia es la liana, que en términos bioquímicos sólo tiene por función permitir que la dmt llegue a nivel cerebral para producir efectos psicoactivos. Dennis McKenna, G.H.N. Towers y F.S. Abbott (1984) afirman que sus experimentos proporcionan una fuerte evidencia acerca de la siguiente hipótesis: “Las propiedades alucinógenas