Ayahuasca. Néstor Berlanda

Ayahuasca - Néstor Berlanda


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una planta aditiva que como base de la bebida; sin embargo, se ha observado en Pará, Brasil, un uso adivinatorio y terapéutico de esta particular especie como base de una bebida llamada cábi (Ott, 1996). En cuanto a la Lophantera lactescens, los indicios de su uso son tenues (Evans Schultes, 1986), al tiempo que la Tetrapterys methystica parece ser usada exclusivamente por los indios makú, y la Tetrapterys mucronata, tener su uso restringido a los indios larapaná. Además de su empleo como enteógeno, otras especies del mismo género tienen uso cultural: en la etnomedicina, la Banisteriopsis argyrophilla se emplea para tratar “dolencias de niños” en Brasil; y en la magia, la Banisteriopsis lucida es usada en encantamientos para atraer la pesca en Venezuela. Las especies empleadas con el fin de alterar o ampliar la conciencia poseen, todas, alcaloides del tipo beta-carbolinas (Luz, 1996).

      El primer estudio fitoquímico de la Banisteriopis caapi tuvo lugar a comienzos del siglo xx, cuando en 1905 el farmacéutico colombiano Rafael Zerda Bayón aisló, a partir de una muestra de yagé, un alcaloide al que denominó “telepatina” por las propiedades supuestamente telepáticas de la bebida (al respecto, véase en el capítulo 2 la sección dedicada a los amahuacas y sus correspondientes notas; también, en el capítulo 5, “La mujer-planta”). En 1924, Harvey Seil y Earl Putt presentaban su trabajo afirmando haber encontrado tres alcaloides en muestras de Banisteriopsis caapi (en aquella época llamada Banisteria caapi). En 1925, el químico colombiano Antonio María Barriga Villalba reportó la presencia de dos alcaloides a los que bautizó yajeína y yajenina, también mencionados ese año por otro químico colombiano: Leopoldo Albarracín. En 1927, Émile Perrot y Raymond Hanet expusieron la equivalencia entre la telepatina y la yajeína. Y un año más tarde, Louis Lewin describe el alcaloide por él llamado banisterina en muestras de Banisteriospsis caapi. En 1928 la confusión comienza a ser deshecha cuando K. Rumpf y O. Wolfes demuestran la identidad de los alcaloides yajeína, telepatina y banisterina con la ya conocida harmina (Ott, 1996). Finalmente, en 1939, los químicos A.L. y K.K. Chen demostraron definitivamente la identidad de telepatina, yageína y banisterina con el alcaloide ya conocido como harmina desde 1847 a partir de la obra de J. Fritzche. Este alcaloide fue aislado por primera vez a partir de las simientes del arbusto Peganum harmala, una Zigophilliacea, planta que algunos autores identifican con la célebre “zarza ardiente” que habría provocado las visiones de Moisés, y también con el soma de los hindúes (el “brebaje de la inmortalidad”) (Flattery y Schwartz, 1989, citados por Ott, 1993).[4] El principal efecto de este alcaloide es inhibir la acción de la monoaminooxidasa (mao), una enzima que aparece naturalmente en el cuerpo humano, en tejidos del hígado, cerebro, intestino, plasma sanguíneo, corazón y garganta, y que tiene por función inactivar las monoaminas producidas en forma endógena, como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina, todos neurotransmisores. Los inhibidores de la mao son utilizados desde la década del 50 como antidepresivos, siendo la primera generación de este tipo de medicamentos. Aunque los alcaloides presentes en la Banisteriopsis caapi son psicoactivos por sí solos,[5] en todas las muestras de bebida hasta ahora testeadas nunca se verificó la dosis mínima (500 mg) necesaria para alterar las funciones psíquicas, debiendo los efectos del brebaje ser antes asignados a los alcaloides (dmt) de las principales plantas aditivas: Diplopteris cabreana (yají o chagropanga) y Psychotria viridis (chacruna). Steve Barker, John Monti y Samuel Christian (1991) afirman la posibilidad de que n,n-dmt sea un neurotransmisor o un neuromodulador por sí mismo, ya que esta sustancia se verifica naturalmente en el cerebro y otros tejidos de los mamíferos, así como se encuentran enzimas capaces de sintetizar en vivo tal molécula. Estos autores avanzaron en la hipótesis de la existencia de un sistema receptor autónomo para la n,n-dmt, hipótesis que por fin se habría comprobado recientemente.

      Distribución geográfica de la ayahuasca y plantas aditivas

      Según Jonathan Ott (1996), la liana Banisteriopsis caapi crece en las tierras bajas de la selva ecuatorial amazónica, siendo su límite de ocurrencia al sur hasta Bolivia, y al norte hasta Venezuela y Panamá. Crece también en la Amazonia colombiana, ecuatoriana, peruana y brasileña, habiéndose propagado a través de los Andes hasta la costa de Ecuador. Debido a la facilidad con que se extiende a través de ejemplares transportados para su cultivo, es difícil establecer su área de ocurrencia natural. En cuanto a Banisteriopsis muricata, su área de ocurrencia, que va desde México hasta la Argentina, es la más amplia de todas las especies de este género. La Banisteriopsis longialata crece en la Argentina, Paraguay, Bolivia y Perú, y al este hasta Brasil. Banisteriopsis martiniana var. subenervia aparece en la selva ecuatorial de la Amazonia brasileña, peruana y colombiana, extendiéndose hasta el Alto Orinoco en Venezuela.

      La Tetrapterys styloptera crece en la Amazonia colombiana y en la zona de Brasil próxima a su frontera. En cuanto a la Callaeum antifebrile, se sabe que su área de ocurrencia natural es la selva amazónica peruana, aunque también es cultivada en Pará, donde tiene un rol en la etnomedicina popular.

      Uno de los aspectos más interesantes y menos conocidos del uso de Banisteriopsis caapi son las plantas aditivas −que se agregan a la poción−, las cuales constituyen una etnofarmacopea aún no del todo investigada. Aparte de Dyplopteris cabrerana y Psychotria viridis, que son las más utilizadas y que aportan el necesario compuesto visionario dmt, una gran cantidad de otras plantas se agregan a la pócima resultante de la decocción de B. caapi durante su preparación, conforme al uso que se dará a la bebida. Algunas “hacen ver”, otras “viajar”, otras “enseñan”, “curan”, “embrujan”, “dan fuerza”, y así por el estilo (McKenna, 1994).

      Para Jonathan Ott (1996: 19-30) las plantas aditivas se dividen en tres grupos principales: 1) terapéuticas: consideradas remedios y, por lo tanto, agregadas a la B. caapi, la cual se considera la medicina por excelencia; 2) estimulantes: aquellas que ayudan a combatir el efecto sedativo y soporífero de la B. caapi; y 3) enteógenas por sí mismas: aquellas que poseen la propiedad de alterar la conciencia en presencia o no de B. caapi.

      Ejemplos de esta triple división pueden leerse en Luis López Vinatea (2000):

      Si bien es cierto que ancestralmente se usan sólo dos especies: “ayahuasca” y “chacruna”, como únicos ingredientes de la ayahuasca, muchos chamanes agregan, además de los vegetales antes mencionados, hojas, tallos y raíces de otras plantas con el fin, según ellos, de dar al brebaje mayor poder, como por ejemplo: alucinógeno [nosotros diríamos visionario], la Couropinta guianensis o “ayahuma”; medicinal, Abuta grandifolia o “abuta”, y de predicción del futuro, Brugmansia suaveolens o “toé” [conocido en la Argentina como floripondio].

      A continuación, y al solo efecto de una breve ejemplificación, mencionamos unas pocas plantas aditivas de uso común, remitiendo al lector al Apéndice 3, donde hallará un completísimo listado elaborado sobre la base de informes de Jonathan Ott, Terence McKenna, Luis Alberto López Vinatea, de la Universidad Nacional de la Amazonia Peruana, y nuestro principal informante, Antonio Muñoz Díaz.

      Consignanos en primer lugar el nombre científico de la planta, entre paréntesis sus nombres vulgares, luego la familia botánica a la que pertenece, y finalmente el efecto buscado al mezclarla en el brebaje. Se destacan aquellas que son psicoactivas.

      • Abuta grandifolia (abuta, trompetero sacha). Familia Menispermaceae. Efecto medicinal (tiene fama de antidiabética).

      • Brugmansia suaveolens (toé, floripondio). Familia Solanaceae. Mayor actividad visionaria.

      • Brunfelsia chirisanango (chircsanango). Familia Solanaceae. Medicinal y mayor actividad visionaria.

      • Calliandra angustifolia (bobinsana, bubinsana). Familia Fabaceae. Mayor actividad visionaria.

      • Cedrelinga castaneiformis (huayra caspi, tornillo). Familia Fabaceae. Enseña el oficio chamánico.

      • Croton sp. (sangre de grado). Familia Euphorbiaceae. Medicinal (cicatrizante, antibacterial, antiulceroso).

      • Ficus insipida (ojé, doctor ojé). Familia Moraceae. Medicinal.

      • Jatrppha gossypifolia L. (piñón colorado, piñón negro). Familia Euphorbiaceae. Medicinal.

      • Mansoa alliacea (ajosacha).


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