Darwin en Patagonia. James Button

Darwin en Patagonia - James Button


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variadas empresas con el reino. Hacia 1502 los avances siguieron hacia el sur, continuando la ruta descubierta por Vasco da Gama, entonces la única vía segura hacia las Indias.

       Entre 1490 y 1520 se extendieron las exploraciones. Se trató de un intenso movimiento marítimo y de desarrollo naval, cuyo fin era encontrar nuevas rutas hacia la especiería y el nuevo mundo, en una verdadera competencia entre ambos reinos de la península iberica.

       La ruta descubierta por Portugal para llegar a oriente, a través de las costas de África, había aumentado la riqueza de este reino y debilitado la de Venecia. Ahora intervenía en el comercio de especias, seda, perlas, piedras preciosas, marfil, alimentos y esclavos. España, por su parte, entró en escena, esta vez desde el océano Pacifico.

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      Carlos V e Isabel de Portugal por Rembrandt

       Desde un punto de vista geopolítico, esta situación permitió romper definitivamente el monopolio que tenía Venecia desde 1266 gracias a la apertura de la ruta de Marco Polo.

       Por ello fue necesario dar cuanto antes con esos pasos marítimos hacia las islas Molucas, y asegurar para los reinos de Castilla y Portugal el dominio de sus islas y tierra firme. Esta figura se consolidó al casarse el emperador Carlos V con Isabel de Portugal en 1526.

       Previo a los años de la boda imperial, la bahía de San Julián en Patagonia había sido avistada por primera vez por el hombre europeo el 31 de marzo de 1520, cuando arribó a la costa una expedición española en busca de un paso hacia las Indias por el sur de América. La expedición, comandada por el portugués Fernando de Magallanes, constaba de cinco naves, una de las cuales era la Nao Victoria, barco que finalmente acabaría dando la primera vuelta al mundo.

       Durante la estadía de la expedición de Magallanes abundaba la simbología religiosa. El mismo nombre de la bahía fue impuesto por haberla descubierto el día de San Julián de Cesarea. Magallanes mandó a poner una cruz en la elevación más alta, un cerro de 285 metros, desde el que se domina toda la bahía, y lo bautizó Monte Cristo, aunque hoy se llama Monte Wood. Al día siguiente del arribo de la expedición, el primero de abril, día de domingo de ramos, Magallanes hizo oficiar una misa, la primera que se registró en la actual Argentina, lo cual se convirtió, para la mayoritaria de la población católica de la zona, en un símbolo de identidad.

       La expedición se había visto complicada en las costas de Patagonia. Esto hizo que Magallanes, encontrando abrigada la bahía, decidiera pasar el invierno ahí para luego seguir con su expedición hacia el sur.

       Cuatro capitanes de las cinco naves tramaron un complot con el objeto de asesinar a Magallanes para abandonar la búsqueda del paso y regresar a España, pues la tierra que se iba avistando al avanzar hacia el sur era cada vez más desierta y el clima más crudo.

       En los días siguientes los cuatro capitanes de las cinco naves se amotinaron para llevar acabo su plan de asesinar a Magallanes y volver a España. El complot fue descubierto y Magallanes los mandó a matar de forma brutal al estilo de la época, descuartizando a unos, apuñalando a otro y al ultimo Gaspar de Quesada por organizar el complot. Magallanes tuvo que perdonarle la vida, ya que había sido nombrado capitán por el propio emperador Carlos V, entonces Magallanes lo expulso de la escuadra y lo abandonó en la tierra de los patagones dejándolo en la bahía de San Julián solo con un sacerdote que había sido su cómplice sin ninguna embarcación1

      En el Puerto de San Julián, la expedición de Magallanes realizó el primer contacto del hombre blanco con aborígenes de la etnia aonikenk, a quienes describe el cronista Antonio Pigafetta como «gigantes».

       Aquellos hombres de mar corrían grandes riesgos navegando en pequeñas embarcaciones de madera por el océano Atlántico. La cartografía de la época se reescribía cada día con las noticias y datos de cada nueva exploración, que quedaban registradas meticulosamente en el Archivo de Indias en Sevilla.

       En la década de 1660 se edita el Atlas Maior por el Holandés Joan Blaeu, fue considerada la obra cartográfica maestra de la época, porque despejó muchas incógnitas y dio a conocer el mundo por primera vez en forma detallada, lo cual sirvió para la planificación de las expediciones futuras.

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      Una ilustración del Atlas Maior

       En América se desarrollaba un proceso de asentamiento y, por lo tanto, de conquista y gobierno, que más adelante se entrelazó con las autoridades, los sistemas políticos y militares provenientes de Europa, particularmente de España y Portugal. Las imprecisiones cartográficas entre los siglos XVI y XIX exacerbaron la especulación acerca de cómo era el mundo, qué tan cerca quedaban los países y sus culturas.

       En 1773, el marino inglés James Cook en su circunnavegación llegó a la Antártica y se percató de que el lugar donde se había escondido Sir Francis Drake doscientos años antes, denominado Terra Australis Incognita, no era otro que el mar del Sur. Entonces, en su honor, rebautizó esa área entre el cabo de Hornos y la Antártica como mar de Drake. Así acabó este misterio: el sur del continente americano quedó claramente descrito en la cartografía venidera. Patagonia comenzaba a delinearse, tomando forma de un continente sin reino, fronteras e imaginario.

       Durante la formación de las repúblicas en América del Sur, Patagonia se subdividió en dos zonas conocidas como Patagonia oriental argentina y Patagonia occidental chilena. La cordillera de Los Andes hizo de frontera natural entre Argentina y Chile. Cada lado del macizo andino presenta características notoriamente diferentes.

      Tierra del Fuego

       Es importante señalar que Tierra del Fuego no está tan cerca del Polo Sur como lo están Suecia y Noruega respecto del Polo Norte. Esta fue una observación hecha más tarde por Charles Darwin durante su estadía por tierra del fuego y en realidad, hoy con precisas mediciones podemos observar que en realidad existe una distancia de 2.300 kms más hacia el sur respecto de ambos polos hacia los respectivos continentes.

       Dentro los limites de Tierra del Fuego hay una infinidad de islas grandes y pequeñas, que forman una complicada red de canales, bahías y senos, y que están dominadas en su mayoría por montañas de nieves eternas y glaciares milenarios.

       Durante miles de años estas islas y canales fueron habitados por pueblos indígenas, que por mucho tiempo fueron conocidos con el único nombre de «fueguinos».

       Solamente se les diferenciaría después de la mitad del siglo XIX, cuando se efectuó la expedición hidrográfica al mando del comandante Phillip Parker King, contralmirante de la marina Real Británica.

       Parker King se destacó por los trabajos hidrográficos que efectuó como comandante del HMS Adventure y comandante en jefe de una expedición integrada también por el HMS Beagle en su primer viaje entre 1817 y 1822 en Australia y entre 1825 y 1830 en la parte meridional de América del Sur.

       Tras Parker King, a los fueguinos se los denominaría de los siguientes modos: kawéskar (o alacalufes), yaganes (o yámanas), aonikenk (o tehuelches), selknam (u onas) y haush (o mánekenks).

       Ya hacia el reinado de Isabel I, muchísimas embarcaciones inglesas emprendían su viaje rumbo a América.

       Al arribar al nuevo mundo, los colonos ingleses se encontraban con un pueblo que muchas veces se interponía a sus pretensiones imperialistas. Muchos aventureros y hombres de letras solían sumarse a la empresa con fines puramente ilustrativos; otros para mantener informada a la corona británica de los movimientos del entorno inexplorado de Sancti Espíritu, y la potencial cercanía con la ciudad de los Cesares o El Dorado.

       Allí Sebastián Caboto en uno de los primeros establecimientos españoles en el Río de la Plata en el año 1529


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