Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento- Daniel. Carl Friedrich Keil

Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento- Daniel - Carl Friedrich Keil


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recibían en la literatura (ספר, Dan 1,17 como en 1,4) y en la sabiduría de los caldeos, de forma que los cuatro jóvenes hicieron grandes progresos en ese campo. Por su parte, Daniel obtuvo un profundo conocimiento en toda clase de visiones y sueños, es decir, alcanzó la rapidez y facilidad para interpretar visiones y sueños.

      Esto se recuerda especialmente de él por todo el argumento que sigue en ese libro. No se trata de un gesto de vanagloria, sino de una simple afirmación fáctica. Por otra parte, la instrucción en la sabiduría de los caldeos fue para Daniel y para sus tres amigos una prueba de su fe, porque la sabiduría de los caldeos, por la misma naturaleza de sus temas, se hallaba profundamente aliada a la idolatría caldea y a la superstición pagana, que los estudiosos de esta sabiduría podrían haber adoptado con facilidad.

      Pero es evidente que Daniel y sus amigos aprendieron solo la sabiduría caldea, es decir, su cultura externa, sin adoptar los elementos paganos que estaban mezclados a ella, como lo muestra la firmeza de su fe, que podemos ver con claridad en un período posterior de sus vidas cuando, incluso bajo riesgo de muerte (Dan 3, 6), ellos se mantuvieron libres de toda idolatría. Pues bien, Daniel tuvo que estar profundamente versado en la sabiduría de los caldeos, como en un tiempo anterior lo había estado Moisés en la de Egipto (Hch 7, 22), para ser de esa manera capaz de avergonzar a los sabios de este mundo con la sabiduría escondida de Dios.

      Una vez que terminó el período de tres años, los jóvenes fueron llevados ante el rey, siendo examinados por él, de tal forma que los cuatro fueron encontramos más inteligentes que los otros, que habían sido educados con ellos, sobresaliendo por encima de todos (מכּלּם, “de todos” se refiere a los otros jóvenes israelitas que habían sido llevados a Babilonia con Daniel y sus amigos, Dan 1, 3). De esa manera, ellos fueron nombrados para el servicio del rey. יעמדוּ, como en Dan 1,5: mantenerse como siervo ante su maestro. Ciertamente, en todas las materias de las que les examinó, el rey les encontró superiores a todos los sabios de su reino. Sobre los dos tipos de personas instruidas de Caldea, que se nombran en 1, 20 aquí instar omnium (entre todos) cf. Dan 2, 2.

      1, 21. Con este verso termina la introducción de este libro con una afirmación general sobre el período en que Daniel se mantuvo en el oficio para el que Dios les instituyó. La dificultad que ofrece la explicación de ויהי no se supera cambiando la lectura de la palabra (de la duración del tiempo), pues, según 10, 1, Daniel vivió hasta más allá del primer año de Ciro y recibió revelaciones divinas. עד marca el terminus ad quem en un sentido extenso, es decir, indica un final pero sin referencia a lo que vendrá después.

      Conforme a 2 Cron 36, 2 2; Es 1, 1; 6, 3, el primer año de Ciro constituye el final del exilio de babilonios, y la datación “en el primer año del rey Ciro” se encuentra en relación estrecha con las fechas anteriores de Dan 1, 1: El avance de Nabucodonosor en contra de Jerusalén y la primera toma de la ciudad, que forma el comienzo del exilio.

      En esa línea, la afirmación “Daniel continuó hasta el primer año de Ciro” significa solo que él vivió y actúo durante todo el período del exilio en Babilonia, sin aludir más al hecho de que él continuara o no tras la terminación del exilio. En esa línea, véase la afirmación análoga de Jer 1, 2, donde se dice que Jeremías profetizó en los días de Josías y de Jeconías, hasta el final del año 11 de Sedecías, aunque después su libro contiene profecías de una fecha posterior a la toma de Jerusalén ese año 11 de Sedecías.

      ויהי no significa aquí que él vivió, en el sentido de existió, estuvo presente en general, pues aunque היה significa existir, ser, nunca se utiliza de un modo absoluto en ese sentido, como חיּה, vivir sin más, sino que está incluyendo un matiz que incluye al mismo tiempo el cómo y dónde de la existencia, al menos de un modo implícito.

      Por eso, también aquí, la cualificación del ser debe ser suplida por el contexto. Según eso, la expresión no significa que él vivió en la corte o en Babilonia, o que el rey le mantuvo en alta estima, sino de un modo general: Que él vivió en el lugar para el que Dios le había elevado en Babilonia por sus dotes admirables.

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      16. Hengstenberg (Beit. z. Einl. in d. A. T. p. 53) ha mostrado que el antiguo intento de reconciliar de esa manera los diferentes datos resulta insostenible. Y la suposición de Klief. (p. 65f.), según la cual Joaquim habría comenzado su reinado más tarde, y que Jeremías computa el año de su reinado conforme al año del calendario, mientras que Daniel la computa teniendo en cuenta el día de su ascenso al trono (por lo cual no habría diferencia entre los dos cómputos) resulta totalmente desmentida por el hecho de que en las Sagradas Escrituras no tenemos analogía para computar los años de reinado un rey según el día del mes en que comenzó a reinar. Ciertamente, podría buscarse la forma de reconciliar de esa manera los datos dispersos, si es que no hubiera ninguna otra forma de hacerlo. Pero esa no es la situación en nuestro caso.

      17. Siguiendo el ejemplo de Hofmann (Die 70 Jahre Jer. p. 13ss), Hävernick (Neue Krit. Unterss. über d. B. Daniel, p. 52ss), Zündel (Krit. Unterss. p. 20ss) y otros han optado por esta segunda suposición.

      18. Comparar con esto lo que digo en mi Lehrb. der Einl. § 131 y en mi Commentario a 2 Rey 24, 1. Con esto concuerda Kranichf. (p. 17f.), y añade además: “En todo caso, Necao hubiera mirado con recelo cualquier invasión de los caldeos en la región del otro lado del Eufrates, y, al menos, hubiera intentado impedirle que hiciera una expedición amplia hacia el oeste, con el propósito de conquistar Judea, que estaba bajo el dominio de Egipto”.

      19. Así piensan no solo Hgstb., Beitr. I. p. 63, Häv., Klief., Kran., etc., sino también v. Lengerke, Daniel. p. 3, y Hitz. Daniel. p. 3, quien confirma así el tema: “No se puede objetar nada contra el hecho de que le llamen rey, pues para los escritores judíos Nabucodonosor, comandante en jefe del ejército, aparece ya como rey (cf. Jer 25, 1) desde que ellos tienen noticia de su venida. Parece que esos escritores judíos no han tenido noticia alguna de su padre”.

      20. Las presentaciones sincrónicas en pasajes como 2 Rey 24,12; 25, 2.8; Jer 32, y Jer 5.12, pueden ser interpretadas ciertamente como si significaran que en esos casos los años del reinado de Nabucodonosor se computan desde el tiempo en que su padre le confió el cargo de comandante en jefe del ejército, en el momento en que se inicia la guerra contra Necao (cf. mi Comentario a 2 Rey 24, 12. Pero en ese caso los años de reinado de Nabucodonosor serian 44 ¼, es decir 37 de prisión de Joaquín, 3 meses de su reinado, y 7 años del reinado de Joaquim. Y conforme a este cómputo, de los pasajes indicados se deduciría también que el comienzo de sus 43 años de reinado fue el año 5 del reinado de Joaquim.

      21. Bleek piensa, partiendo de Dan 1, 1, que Nabucodonosor se ha convertido en rey de Babilonia en el año 3 de Joaquim en Jerusalén. En esa línea, quizá sin más finalidad que poner de relieve la pretendida oposición entre Dan 1, 1 y Dan 2,1, él entiende la aposición lbb $lm como una determinación más precisa del significado del verbo aB, esta idea no puede probarse ni en la posición de las palabras ni en la expresión de Dan 1, 3, ni en los acentos” (Kranichfeld, p. 19.)

      22. Cf. lo que él dice en Abhdl. “Sobre la historia Antigua de Babilonia y la nacionalidad de los cusitas y de los caldeos”, en Deutsch. morg. Ztschr. XXII. pp. 1-68. Sax intenta probar aquí que “los caldeos, lo mismo que los Kasdím bíblicos, eran una tribu dominante de los tiempos antiguos, desde el Golfo Pérsico hasta el Mar Negro, que habitaban particularmente en Babilonia, y que fueron ocupando lentamente la región del sur, desde la desembocadura del Eufrates hasta las montañas de Armenia y del Ponto, y que en Babilonia se hallaban especialmente representados por la casta sacerdotal e ilustrada”.

      El autor fundamenta esta idea en la identificación de los cusitas bíblicos con los escitas de los griegos y romanos; pero los datos que tenemos para concluir es son extremadamente débiles y se fundan en combinaciones arbitrarias y violentas, cuya inconsistencia se manifiesta, por ejemplo, en la identificación de los ~yDI(f.K, con los ~yxlsk de Gen 20, 14, y en conclusiones deducidas de Ez 29,


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