Comentario al texto hebreo del Antiguo Testamento- Daniel. Carl Friedrich Keil
a la familia de lenguas arias, puede aducirse además esta circunstancia: Que desde tiempo muy antiguo pueden encontrarse elementos arios en el lenguaje de Asiria y Babilonia.
Pero este dato no ofrece una evidencia conclusiva del tema. Del hecho de que el idioma moderno de los kurdos esté relacionado con el lenguaje ario no puede deducirse nada seguro sobre el lenguaje de los antiguos caldeos, gordianos y carduchi. Por otra parte, la introducción de palabras y apelativos arios en el lenguaje semítico de los asirios y babilonios se explica plenamente, en parte por el intercambio que ambos pueblos mantenían sin duda con los medos y los persas, que colindaban con ellos, y en parte por el dominio ejercido por la raza irania sobre los babilonios, lo que está afirmado en los fragmentos de Beroso, según los cuales la segunda dinastía de Babilonia después del diluvio fue de origen medo.
De todas maneras, podríamos estar inclinados a aceptar el origen ario de los caldeos, si no tuviéramos en contra estos dos argumentos: (a) El relato bíblico del reino que fundó Nimrod el cusita en Babilonia, y que se extendió hacia asiria (Gen 10, 8-12). (b) Por otra parte, el resultado de las investigaciones de los expertos en los restos antiguos de Asiria, en relación con el desarrollo de la cultura y de los escritos de Babilonia, que hacen que esa hipótesis sea muy dudosa23.
Según eso, no es mucho lo que se puede asegurar con certeza sobre el origen de los caldeos y sobre la naturaleza de su lenguaje y escritura, sin embargo hay cosas que se puede tomar ya como ciertas: El lenguaje y escritura de los caldeos (~yDI(f.K;) no era semítico o arameo, pues los caldeos habían emigrado en remotos tiempos a Babilonia, obteniendo allí el predominio sobre los habitantes semitas de la tierra; según eso, de la raza dominante de los caldeos brotó la casta sacerdotal y letrada de los llamados “caldeos” en sentido estricto. Esta casta es mucho más antigua que la monarquía caldea fundada por Nabucodonosor. Daniel y sus compañeros debieron ser educados en la sabiduría de los sacerdotes y sabios, que enseñaban en las escuelas de Babilonia, en Borsippa (Babilonia) y en Hpparene (Mesopotamia; cf. Strab. XVI. 1 y Plin. Hist. Nat. VI. 26).
1, 5. Con ese fin, Nabucodonosor les asignó para su mantenimiento la provisión necesaria de la casa del rey, siguiendo la costumbre oriental, según la cual todos los oficiales de la corte recibían el alimento de la mesa del rey, como testifican Athen. IV. 10, p. 69 y Plut. Probl. VII. 4, refiriéndose a los persas. Esta parece haber sido también la costumbre de los babilonios. AmªAyB. ~Ayæ-rb;D>, la porción diaria, cf. Ex 5, 13; Ex 5, 19; Jer 52, 34 etc. gB;Û-tP viene de path, en zend. paiti, em sánscrito prati = προτί, πρός, y de bag, en Sanscrito bhâga, porcion, provisión, cf. Ez 25,7.
Por lo que toca a la composición, cf. el sánscrito pratibhâgha, una porción de frutos, flores que el Rajáh recibe cada día para el mantenimiento de su casa. Cf. Gildemeister, en Lassen, Zeits.f. d. Kunde des Morg. IV. 1, p. 214. Según eso, esta palabra (gB;Û-tP) no significa ambrosia, ni comidas delicadas, sino en general comida, vituallas, alimentos de carne y pan, en oposición a vino o bebida (wyT'êv.mi es singular) y verduras (Dan 1, 12).
En esa línea, el rey limita el período de su educación a tres años, conforme a la costumbre persa, igual que la caldea. ~l'ÞD>g:l.W¥ no depende de rmaYy (Dan 3), sino que va unido a AmªAyB. y es un infinitivo de finalidad con w explicativa, significando “y para que él les alimentara”, con sentido de finalidad. El verbo Wdßm.[;y:) significa estar delante (del rey). Aquí no se habla de obedecer el mandato del rey, pero se supone al referirse a “estar ante el rey” (cf. Dan 1,6 ss).
1, 6-7. Daniel y sus tres amigos se encontraban entre los jóvenes que habían sido llevados a Babilonia. Ellos eran “de los hijos de Judá”, es decir, de esa tribu. De aquí se deduce que otros jóvenes que habían sido llevados con ellos, pertenecían a otras tribus, pero no se recuerda el nombre de ninguno. Solo se mencionan los de Daniel y sus tres compañeros, pertenecientes a la misma tribu, porque la historia recogida en este libro ofrece en especial el recuerdo de ellos.
Como futuros siervos del rey caldeo, y como signo de su nueva relación con él, ellos reciben otros nombres, como Eliakim y Matanías, que recibieron nombres cambiados por Necao y Nabucodonosor cuando él les hizo sus vasallos (cf. 2 Rey 23, 34; 24, 17). Pero aquellos reyes recibieron de parte de los conquistadores unos nombres que eran también israelitas. Por el contrario, Daniel y sus amigos recibieron nombres paganos, en vez de sus propios hebreos, que estaban asociados al verdadero Dios. Los nombres que les dieron estaban se referían ídolos de Babilonia, a fin de que ellos pudieran ser plenamente integrados en la religión y cultura de los vencedores, y se volvieran extraños a la religión y país de sus antepasados24.
Daniel, es decir, “Dios juzgará”, recibió el nombre de Belteshazzar (Beltsasar, Baltasar), formado a partir de Bel, el Dios principal de los babilonios. El significado de ese nombre no ha sido aún determinado. Ananías, es decir, Dios tiene piedad, recibió el nombre de Shadrach (=Sidrac), cuyo origen es totalmente desconocido. Misael, es decir, “el que es como el Señor”, recibió el nombre de Meshach (=Mesac) también indescifrable. Y Azarías (el Señor ayuda) recibió el nombre de Abednego, es decir, esclavo o siervo de Nebo (Nego), el nombre del segundo Dios más importante de Babilonia (Is 46, 1), cambiando la b en g, por influencia de la b de db[ (dando así Nego en vez de Nebo).
1, 8-16
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8 Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligara a contaminarse. 9 Puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos; 10 y el jefe de los eunucos dijo a Daniel: Temo a mi señor el rey, que asignó vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, haréis que el rey me condene a muerte. 11 Entonces dijo Daniel a Melsar, a quien el jefe de los eunucos había puesto sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: 12 Te ruego que hagas la prueba con tus siervos durante diez días: que nos den legumbres para comer y agua para beber. 13 Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la porción de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas. 14 Consintió, pues,