¿Cómo aman las mujeres?. Bettina Quiroga
hacia ella, quien, por su parte, no tiene la menor sospecha de esa atracción. A fin de intentar ocultar lo que le pasa de la mejor manera posible, trata de tener una amante, una dama atractiva llamada Paulina. Ella, no obstante, sí sospecha que es utilizada como una coartada. Un día él le confiesa su amor a Florinda, y le aclara que no espera nada a cambio por su invariable devoción:
Solo una cosa pretendo como fin y galardón de mi servicio: que seáis para mi tan fiel señora que nunca me alejéis de vuestra gracia, y que me mantengáis en el estado en que me hallo, confiando en mi más que en ningún otro; y os puedo asegurar que si vuestro honor u otra cosa que os afecte necesita de la vida de un caballero, os ofrezco la mía de todo corazón, y de la misma manera, que cuantas empresas honestas y virtuosas pueda acometer, les haré solamente por amor a vos. (De Navarra, 1991, pp. 143-144).
Destaquemos que galardón es una palabra clave en el amor cortés que designa el premio que la dama concede al caballero. Florinda responde que no comprende y le dice: “… si ya tenéis lo que pedís, ¿Qué os mueve a hablar tan apasionadamente?” (1991, p. 144).
Amador expresa que ella no debe temer un designio maligno, que él simplemente ha descubierto que no puede esconder lo que siente por ella a Paulina. Esto tiene un efecto importante en Florinda, quien ante estas palabras, se llenó de un ilimitado deleite. En lo profundo de su corazón, comenzó a sentir una agitación que no había sentido antes.
Florinda se casa con el hombre elegido por la madre, aunque amaba a otro; mientras que Amador es tomado prisionero por el rey de Túnez pasando dos años en cautiverio. A su regreso, Florinda estaba lista para tomarlo, ya no como servidor (que es el enamorado cortés que pretende el buen trato de la dama, los dones o favores de la conversación), sino como a un “amigo”. Desafortunadamente se le ordena volver a partir. Aventurada, ya enferma, tiene una recaída y muere.
La noche previa a su partida, Florinda va a verlo. El está desesperado, en cama, y toma esto como una oportunidad de avanzar brutalmente sobre su virtud: “…trató de alcanzar lo que prohíbe el honor de las damas” (1991, p. 153). Acosado por ese amor, resolvió jugarse el todo por el todo, para perderla o ganarla, ya que, un amor extremo no conoce razones.
Florinda queda sorprendida, lo reprende con severidad y le recuerda todas sus palabras acerca de su honor. Presa de una lucha interior, entre la razón que le dictaba que no tenía que amarlo nunca más, y el corazón que no se sujeta a nada, no quería conformarse con ello. Decide amarlo con toda su alma para satisfacer al amor sin declarárselo, sin darlo nunca a entender, ni a él ni a nadie, sin rendirse a sus demandas sexuales para cumplir con su honor.
Al día siguiente Amador parte; transcurren entre cuatro o cinco años durante los cuales está en duelo. No tanto por su esposa muerta, como todos creen, sino por la pérdida del amor de Florinda. Durante ese tiempo, su reputación como guerrero crece. A su regreso, decide apostarlo todo en un intento final, lo ayuda la madre de Florinda, quien se ha convertido en su aliada. Al percibir esto, temiendo un nuevo asalto, ella trata de desfigurarse golpeando su boca y sus ojos con una piedra, esto no desanima a Amador. Ambos vuelven a encontrarse a solas en una habitación. Él exhibe toda la violencia de su amor reclamando lo que cree que le corresponde. Así lo expresa: “¡Si he de morir, antes me veré libre de mi tormento! Pero la deformidad de vuestro rostro, que pienso se debe a vuestra propia voluntad, no me impedirá cumplir la mía; pues ¡Aunque no lograra de vos más que los huesos, quisiera tenerlos para mí!” (1991, p. 159).
Este es su segundo intento de “violación” y fracasa como el primero. Ella grita llamando a su madre. Esta parece sorprendida de la tenaz resistencia de su hija (después de esto deja de hablar con ella). Amador regresa a la guerra y, rodeado por el enemigo, se mata antes de ser tomado prisionero; prefiere morir gloriosamente en el campo de batalla. Subsecuentemente, Florinda entra en el monasterio de Jesús
…tomando por marido y amigo a Aquel que la había salvado de un amor tan vehemente como el de Amador y de una tristeza tan grande como la compañía de su marido. Así empleó todo su afecto en amar a Dios con tanta perfección que, después de haber vivido largos años en religión, le entregó su alma con el mismo gozo que siente la esposa cuando va al encuentro de su esposo (pp. 163-164).
Es importante destacar un comentario que figura en la obra respecto a cómo leer la muerte de Amador. Aclara que se encontraba en una situación de desesperanza, tanto amorosa como por la derrota sufrida en la guerra. Su muerte se considera como muerte de amor y como muerte heroica. Se trata de la redención del héroe caballeresco tras su caída en la tentación del amor carnal. La conjunción en este desenlace, de motivos religiosos y amorosos, es la doble reivindicación del héroe, perfecto guerrero religioso y perfecto enamorado.
ALGUNAS IDEAS FINALES
La obra a la que nos estamos refiriendo ilustra el amor cortés. En ella Lacan encuentra sus principales características: vacío, simulación o artificio; oscuridad, secreto, imposibilidad, ausencia, abandono, despedida y muerte; nostalgia, melancolía y pasión frustrada. En el Heptamerón, se manifiesta el motivo del amor negado o imposible por no ser correspondido. Está presente en gran parte de la producción amatoria que conocemos como amor cortés.
Al final de la novela X, tanto Amador como Florinda, reflejan lo que Lacan dice en el Seminario 7: “El punto de partida del amor cortés es el de ser una escolástica del amor desgraciado…” (2009, p. 180). La escolástica es una teoría, un sistema que permanece intacto, sin crítica, conservador, y sin ideas innovadoras.
Esta modalidad amatoria tiene estatuto de convención y representa las normas que reglan el intercambio de los partenaires (recompensa, clemencia, gracia). El enamorado (Amador) debe pasar numerosas pruebas, a veces arbitrarias, para obtener los favores de la dama, La Donna (Florinda) que ocupa un lugar privilegiado. Por ello, podemos leer lo que Eric Laurent trabaja en su artículo “Un sofisma del amor cortés” (2016), donde utiliza el término arrobamiento para ubicar que este momento del sujeto es también el momento del amor. Refiere que Lacan, siguiendo a Freud, sostiene que se trata de la despersonalización amorosa, según la cual, el amor es una forma de suicidio.
Consideramos que el Heptamerón nos sirve como enseñanza y nos orienta hacia aquello de lo irreductible de la causa de deseo en las diferentes historias. Por su parte Laurent señala que para que esta obra tenga la cualidad de actualizar este punto, Margarita de Navarra se tendría que deshacer “…del “mito del alma personal” en el que se sostiene…” (2016, p. 154). Mito que está sustentado a su vez en el mito cristiano cuya hipótesis busca que el alma y el cuerpo permanezcan juntos. Desde Miller en “Los seis paradigmas del goce” (2000), podemos leer que en realidad no se trata de la unión del alma y el cuerpo, el abrochamiento es del goce y del sujeto o del cuerpo viviente y el objeto de goce.
Miller en “El sofisma de Lol V. Stein” (2010), expresa que en estas historias de amor hay que incluir no solo el cálculo del interés del sujeto sino la elección (a conciencia) de la vía suicida. También agrega que partimos de estas historias de grandes héroes y grandes damas para llegar al objeto y a lo que este tiene de indescriptible, el objeto a que: “:.. nunca llega a ubicarse en la unión del hombre y la mujer y que, en el fantasma, circula por diferentes lugares, pero que construye, en todo caso, un ser-de-a-tres, que no se reduce al ser-de-a-dos…” (2010, p. 412).
Por lo tanto podemos inferir desde la lectura del Heptamerón que los mismos personajes se hacen imposible el encuentro, vía la idealización, el secreto y la desdicha. Esto refleja un antecedente importante del amor cortés al considerarlo como una erótica refinada que suple la ausencia de relación sexual, –punto que desarrollaremos en el capítulo tres–, a través de disimular, fingir, que son los hombres los que la obstaculizan. A su vez, al mismo tiempo que vela, que disimula, muestra el carácter irreductible del no-recubrimiento entre el objeto causa de deseo, el objeto de amor y el objeto de goce. Esta caracterización del amor cortés nos permite leer lo que Lacan planteará más avanzada su enseñanza acerca de la cara real del amor.
A continuación, nos centraremos