Un viaje en el tiempo. Bradley Booth

Un viaje en el tiempo - Bradley Booth


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este día de 1895, se jugó el primer partido de baloncesto intercolegial en Minnesota. La Facultad de Agricultura de Minnesota derrotó al Hamline College por 9 a 3. ¡Ese resultado se parece más a un resultado de béisbol que de baloncesto! Hoy, los niños de tercer y cuarto grado pueden anotar más puntos que eso. En los primeros partidos de baloncesto que se jugaron, los jugadores apuntaban la pelota a una canasta para duraznos fijada en la pared. Cuando el conserje se cansó de traer una escalera para recuperar el balón, alguien tuvo la brillante idea de cortar un agujero en la canasta. No fue sino hasta algún tiempo después que reemplazaron la canasta por una red de baloncesto.

      Hoy en día, hay casi 350 colegios y universidades que juegan en las 32 conferencias de baloncesto de la División I. Y esos son solo los equipos universitarios de los Estados Unidos, por no hablar de todos los equipos que juegan en Canadá, en Europa, en Rusia, en China y en toda Sudamérica. Los deportes son una parte importante de la vida universitaria. Algunas universidades dan demasiada importancia a los deportes, lo que supone una presión extrema para los jugadores y el cuerpo técnico. En algunas universidades, los entrenadores cobran tanto como los entrenadores a nivel profesional. Un equipo deportivo da a la universidad identidad y audiencia televisiva, lo que a su vez atrae a mejores atletas y de mayor perfil que aumentarán el prestigio de la universidad.

      Pero no siempre fue así. Cuando el baloncesto universitario estaba empezando, los equipos eran pequeños, no estaban bien entrenados y definitivamente carecían de habilidad, o quizás incluso de talento natural. Fíjate en ese resultado de 9 a 3 entre la Facultad de Agricultura de Minnesota y el Hamline College. ¡Eso tiene que ser vergonzoso!

      Los deportes universitarios han crecido como dice el versículo de la Escritura: “Primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga”. No podemos tenerlo todo de la noche a la mañana. Al principio, los programas deportivos universitarios eran insignificantes y, probablemente, no más importantes que los otros programas universitarios. Pero, a lo largo de los años, esos programas y competencias se desarrollaron, y ahora aportan éxitos a sus instituciones.

      Tenemos que empezar por algún sitio, incluso en lo espiritual; y la fe es el base para dar ese pequeño empujón extra hacia el crecimiento y el éxito.

       Computadora de ajedrez

       “No se alabe el sabio en su sabiduría [...]. Mas alábese en esto el que haya de alabarse: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra” (Jeremías 9:23, 24, RVR 95).

      ¿Eres bueno con las computadoras? ¿Eres un experto en tecnología o informática? ¿Puedes hacer que la computadora haga lo que quieras, o ella te dice lo que tienes que hacer? Las computadoras son bastante tontas. Solo pueden hacer aquello para lo cual están programadas, ¿verdad? Son máquinas y tienen que obedecernos. Pues bien, algunas computadoras se están volviendo bastante inteligentes; tanto que parece que casi empiezan a pensar por sí mismas.

      El 10 de febrero de 1996, en Filadelfia, Pensilvania, una computadora venció a un campeón mundial de ajedrez en su propio juego. La computadora se llamaba Deep Blue, y su oponente era un ruso llamado Gary Kasparov, el gran maestro de ajedrez mejor clasificado del mundo. Era la primera vez que una computadora vencía a un jugador humano de primera categoría en condiciones de campeonato. Los aficionados al ajedrez de todo el mundo se sorprendieron porque se decía que Kasparov era uno de los mejores ajedrecistas. Y nunca había perdido un partido de juegos de partidas simultáneas contra nadie; nunca, ni contra hombre ni contra máquina. ¿Qué había pasado? ¿Estaba perdiendo su agudeza?

      Después de la derrota inicial, Kasparov ganó el juego por seis partidas; pero en la revancha, un año después, Deep Blue ganó con todas las de la ley. Deep Blue fue desarrollado por un equipo de investigadores de IBM en Yorktown Heights, Nueva York. Capaz de evaluar 200 millones de jugadas de ajedrez por segundo, podía anticipar todas las jugadas posibles hasta los próximos 10 a 15 movimientos. Eso sí que es una computadora.

      ¿Cuán inteligente eres? ¿Lo suficientemente inteligente como para pensar por ti mismo? ¿Lo suficientemente inteligente como para confiar en ti mismo? Según Jeremías, nunca podemos contar con nuestra propia inteligencia. Es mucho mejor depender de la sabiduría de Dios, porque Aquel que creó el cielo y el mar de nuestro planeta es infinitamente sabio. Es capaz de anticipar cada movimiento posible hasta los siguientes billones de trillones de pasos. Así es, ¡con Dios no hay absolutamente ningún margen de error! Pues no es una computadora, ¡es Dios!

      No es suficiente saber y creer que Dios es 100 % preciso. Dios quiere que tú creas que él es 100 % exacto y confiable en tu vida. Cuando acudes a Dios con lo que no puedes entender, ¡es cuando te vuelves verdaderamente inteligente!

       Primer colegio de mujeres

       “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, comoobrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bienla palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15, RVR 95).

      En este día de la historia, se fundó el Mount Holyoke Female Seminary, el primer colegio superior de mujeres en los Estados Unidos. Ocurrió en South Hadley, Massachusetts, en 1836. Era solo para señoritas, y les exigían que hicieran lo que en aquella época se llamaba “tareas domésticas cooperativas”. A mí me suena a simples tareas domésticas. El colegio comenzó su primer semestre con ochenta estudiantes, y el costo total de la matrícula y la comida para el año era de 64 dólares. ¿Puedes imaginar eso? Solo 64 dólares. ¡Vaya!

      Pero, por supuesto, eso fue hace mucho tiempo, y las cosas han cambiado desde entonces. Hoy hay más de 4.300 de colegios superiores en todo el territorio de los Estados Unidos, y las mujeres pueden estudiar en casi cualquier institución que quieran.

      Cualquier estudiante que asista hoy a una escuela superior pagará, por semestre, un mínimo de entre 150 y 200 dólares por hora semanal de cursada (crédito) en un colegio comunitario local. Siendo 32 el promedio de créditos en dos semestres, la matrícula más barata que un estudiante pagaría hoy (un año completo de estudios) sería de 4.800 dólares como mínimo. Eso es un aumento del 7.500 % desde 1836, y no es nada comparado con el costo de la matrícula en una universidad estatal o en una privada, o una universidad de la Ivy League (las más prestigiosas). Yale cobra unos 64.000 dólares al año, la Universidad John Hopkins cuesta 66.000, y el Harvey Mudd College es el “papá” de todos: cuesta la increíble suma de 70.000 dólares al año. Por supuesto, tienes que pagar esa educación superior, así que debes tener un plan de carrera antes de desembolsar el dinero. Dicho esto, hay tantas becas y préstamos y paquetes especiales de matrícula disponibles hoy en día que, si realmente quieres esa clase de educación, está disponible.

      Recuerda que, a largo plazo, los chicos que van a la universidad tienen más éxito en el trabajo y ganan más dinero. En una vida promedio, un graduado de la escuela secundaria ganará alrededor de 1,2 millones de dólares; alguien con un título terciario de dos años obtendrá cerca de 1,6 millones de dólares; y un licenciado de una carrera de cuatro años, alrededor de 2,1 millones.

      Dios quiere que tengas éxito, y tu éxito es su éxito. No importa lo que hagas, puedes servirlo, pero necesitas hacerlo lo mejor posible. Adelante, abre esas puertas de la educación superior y camina hacia un futuro más brillante con la bendición de Dios. No te arrepentirás.

       De Nueva York a París

       “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13, RVR 95).

      El 12 de febrero de 1908, seis automóviles iniciaron una carrera que iba de Nueva York a París. ¿Suena imposible? Bueno, tal vez. La competencia


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