Un viaje en el tiempo. Bradley Booth
más larga de la historia. En este evento de categoría mundial, participaron seis equipos provenientes de Francia, de Italia, de Alemania y de Estados Unidos. El recorrido, que atravesaba el país hacia el oeste, incluía cruzar de Alaska a Siberia por el congelado Estrecho de Bering; pero al llegar a Valdés (Alaska), se dieron cuenta de que era imposible. Al final, viajaron en barco de Seattle (EE. UU.) a Japón y, de allí, a Vladivostok (Siberia, Rusia), donde nuevamente ocuparon su lugar detrás del volante. La carrera, de 35.500 kilómetros, atravesó tres continentes; y duró 170 días, con 88 días de conducción propiamente dicha. La media de la carrera diaria fue de solo 244 kilómetros, y el tramo más largo fue de 675 kilómetros. Y todo esto en un momento en que se consideraba que los caballos eran más fiables que los automóviles.
Al comenzar en invierno –con la idea (fallida) de cruzar el Estrecho sobre hielo–, la carrera se desarrolló en terribles condiciones climáticas. No había carreteras, y las pocas rutas que sí existían, frecuentemente, eran intransitables. Los conductores, a menudo, iban por las vías del tren, pero, como estaba prohibido usar las vías en sí, montaban el vehículo a horcajadas entre los rieles, saltando sobre los durmientes. Recorrieron grandes distancias a campo traviesa, mucho antes de los días de la tracción a cuatro ruedas; y tuvieron que empujar el auto o tirar de él para desatascarlo de la nieve y el barro. Y más de una vez, caminaron hasta el alejado poblado más cercano a buscar combustible o materiales para reparar el vehículo.
El equipo estadounidense del corredor Montague Roberts, y el conductor y mecánico George Schuster fueron los ganadores de la carrera, con un auto de la Thomas Motor Company de Buffalo, Nueva York. El Thomas Flyer costaba 4.000 dólares, pesaba 2.268 kilos con carga, y podía alcanzar una velocidad de 95 kilómetros por hora, algo sorprendente para un automóvil en aquella época. La hazaña nunca ha sido igualada. George y sus compañeros, ya fallecidos, siguen teniendo el récord mundial más de cien años después.
A veces sentimos que los retos de la vida son demasiado para nosotros (como estar varado sin gasolina en el medio de Siberia). Nuestros amigos nos piden que hagamos cosas que sabemos que no debemos hacer. Los deportes en los que queremos participar se practican los viernes por la noche. Las personas que amamos terminan en el hospital o mueren tras mucho sufrimiento. Pero debemos ser valientes. Todo lo que él nos pide, lo podemos hacer con su poder.
13 de febrero
Los primeros quintillizos vivos registrados
“¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajoes maravilloso, lo sé muy bien” (Salmo 139:14, NTV).
¿Alguna vez has mirado a través del vidrio de una guardería de hospital y has observado a todos esos recién nacidos en sus cunas? Ahora imagina que todos esos bebés retorciéndose, moviendo las manos, llorando y con la cara roja, pertenecen a la misma madre. Los bebés son bonitos, pero eso sería demasiado, puede que digas. La señora Edna Beecham Kanouse, de Watertown, Wisconsin, Estados Unidos, tuvo quintillizos el 13 de febrero de 1875. ¿Quintillizos? Son cinco bebés; y todos eran varones. ¿Te imaginas cuidar a cinco bebés al mismo tiempo? Un solo niño puede ser, pero ¿cinco? Otras historias de quintillizos en ese país se remontan a los años 1776 y 1800 pero, por desgracia, todos esos bebés perdieron sus pequeñas vidas poco después de empezarlas. Los bebés de la Sra. Kanouse fueron los primeros quintillizos que vivieron al menos dos semanas.
Las probabilidades de tener partos múltiples disminuyen con cada bebé que se añade al conjunto. La probabilidad de que una pareja, en forma natural, tenga gemelos es de 1 entre 90. La probabilidad de que sean gemelos idénticos es de 1 entre 250. La probabilidad de que nazcan trillizos de forma natural es de 1 entre 8.100. Si hablamos de cuatrillizos, es de 1 entre 729.000; y la probabilidad de tener quintillizos nacidos de forma natural es de 1 entre 55 millones. Son cifras alucinantes. Y ¿si una madre tiene dos pares de gemelos? Se cree que la probabilidad de tener cuatrillizos naturales formados por dos conjuntos de gemelos es de 1 entre 36 millones. ¿Podemos siquiera comprender esta complejidad?
Sin embargo, es posible que las estadísticas más sorprendentes sean las de una familia de California que dio a luz a cuatro niños idénticos en 1997; y las de dos familias, una en California y otra en Washington, que tuvieron cuatro niñas idénticas en 2002. ¿Imposible, dices tú? Casi. La probabilidad de que nazcan cuatrillizos idénticos de forma natural es de 1 entre 600 millones.
¡Increíble! No hay nada más que decir, excepto que estamos hechos de forma maravillosa. El cuerpo humano ya es intrincadamente complejo, y el milagro del nacimiento eleva esa complejidad a la estratosfera. El increíble acontecimiento de tener conjuntos idénticos de bebés, hechos a imagen y semejanza de Dios, es verdaderamente asombroso e inspirador. Solo podemos esperar en la presencia de Dios, preguntándonos qué hará a continuación.
14 de febrero
La primera computadora electrónica
“Oh Señor, ¿qué son los seres humanos para que te fijes en ellos, los simples mortales para que te preocupes por ellos?” (Salmo 144:3, NTV).
¿Qué haríamos sin las computadoras? Las usamos para escribir trabajos con procesadores de texto; para entrar en Internet y buscar información, chatear con amigos, y hacer pagos bancarios; para escuchar música y ver películas. Aunque podamos hacer esto con teléfonos inteligentes, en muchos casos, las computadoras son irreemplazables: vienen integradas en los automóviles y en electrodomésticos; hacen funcionar sistemas de seguridad; lanzan cohetes; almacenan, procesan y ordenan todo tipo de información; tienen múltiples usos en el ámbito de la medicina; sirven para identificar y localizar personas desaparecidas o delincuentes; y son utilizadas para mucho más.
¿Cómo empezó todo esto? El 14 de febrero de 1946 se hizo una demostración de la primera computadora electrónica. Ya existían modelos de computadoras desde hacía mucho tiempo, pero esta fue la primera que utilizó con éxito componentes electrónicos. Fue construida por la Escuela de Ingeniería Eléctrica Moore, de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia, y se la denominó oficialmente Computadora e Integradora Numérica Electrónica. Extraoficialmente, fue apodada El Cerebro Gigante. Era tan grande que requería una sala de 9 por 15 metros. Contenía aproximadamente 18.000 tubos de vacío y requería 130 kilovatios de electricidad por hora para funcionar. ¿El costo? Casi 500.000 dólares (hoy, unos 9,5 millones). Increíble. El Cerebro Gigante consumía 5.000 veces más electricidad que una computadora portátil actual, y su memoria era unas 500.000 veces menor. Nuestras computadoras portátiles actuales son 4 millones de veces más veloces que El Cerebro Gigante. No es de extrañar que el monstruo pesara 30 toneladas más.
Pero todo esto (pasado y presente) palidece cuando descubrimos lo que puede hacer el cerebro humano. Esta aparentemente simple masa de tejido gris que pesa un kilo posee 100.000 millones de células cerebrales. Cada una de estas se comunica eléctricamente con al menos 1.000 células similares, disparando impulsos unas 200 veces por segundo. Sacando cuentas, llegamos a la conclusión de que el cerebro humano procesa alrededor de 20.000 billones de cálculos por segundo.
Más sorprendente aun que su capacidad de cálculo es la capacidad del cerebro de elegir a quién va a servir. ¿Elegirá tu cerebro al enemigo, que quiere desesperadamente destruirte, o al Dios que te creó y no puede evitar sonreír cuando piensa en ti?
15 de febrero
El primer oso de peluche en los Estados Unidos
“Entonces Dios dijo: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen,conforme a nuestra semejanza’” (Génesis 1:26, RVR 95).
En este día de la historia, Morris Michtom, un inventor y dueño de una juguetería en Nueva York, Estados Unidos, puso dos osos de peluche en su vitrina, bajo el nombre “Osos Teddy”. Michtom había recibido permiso