Un viaje en el tiempo. Bradley Booth
43:1). En un planeta con miles de millones de personas, es fácil sentirse excluido, sin importancia, perdido. En esos momentos, es un alivio oír que alguien te llama por tu nombre. Cualquiera que haya visto a una niña congelada por el miedo, llorando a todo pulmón porque ha perdido a su madre en una gran tienda, sabe la verdad: cuando la madre la llama por su nombre y la toma en sus brazos, el llanto se detiene. Es reconfortante saber que Dios nos conoce a todos por nuestro nombre. David nos asegura de que Dios nos conocía incluso antes de que naciéramos, antes de que fuéramos concebidos. Incluso si eres gemelo o trillizo, él puede verte desde el otro lado de la galaxia, y nunca te confundirá con tu hermano, ni te llamará “hermana de fulano” o “hija de mengano”. Él te conoce a ti y sabe todo lo que te hace sonreír, enfadar, asustar... conocía todos los detalles de tu vida aun antes de que este planeta empezara a girar sobre su eje. ¿Cómo podemos estar seguros de esto? ¡Porque él te creó! Reflexionemos. Si él puede crear todos los miles de millones de galaxias, con sus cientos de millones de sistemas solares, y cada planeta en el espacio, entonces es bastante razonable que él pueda recordar los nombres de unos pocos miles de millones de personas en la tierra, ¿no? Sí, sin duda alguna. Y puedes apostar que no necesita una vieja y polvorienta guía telefónica para hacerlo.
22 de febrero
Una tienda de cinco centavos
“Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza... nada sería imposible” (Mateo 17:20, NTV).
Una de las primeras cadenas comerciales de gran éxito en los Estados Unidos fue la tienda de cinco centavos. Y ¿qué es? Cuando surgió, la idea era que hubiera una tienda en la que todo costara solo cinco centavos, similar a las tiendas de dólar de hoy en día. Ahora bien, puede parecerte sorprendente que se pueda comprar cualquier cosa por cinco centavos, excepto quizá caramelos. Pero hay que recordar que, en aquella época, con cinco centavos se podía comprar todo tipo de cosas: chocolates, juguetes para niños e incluso alimentos básicos. En esos días, cuatro centavos equivalían, aproximadamente, a un dólar de hoy en día.
El 22 de febrero de 1879, Frank Woolworth abrió su primera tienda de cinco centavos en Utica, Nueva York. Por desgracia, la idea del señor Woolworth no funcionó demasiado bien ese primer año. La tienda fue una gran decepción. Después de las primeras semanas, las ventas llegaron a ser de 2,50 dólares al día. Finalmente, Woolworth trasladó su tienda a Lancaster, Pensilvania, donde resultó ser un verdadero éxito.
El señor Woolworth llegó a crear toda una cadena de tiendas conocida como Woolworth’s. Tal vez nunca hayas oído hablar de ella, pero fue la precursora de todas las tiendas de éxito que empezaron en alguna esquina de cualquier ciudad local. Un buen ejemplo es 7-Eleven, o quizá las farmacias CVS. Y por supuesto, los negocios de “todo por un peso”.
El señor Woolworth empezó desde abajo y las cosas fueron muy inestables durante un tiempo. Al pasar los días con esa pequeña campana en la puerta colgando en silencio durante horas, tal vez sus amigos finalmente le aconsejaron que empezara a empacar. Tal vez su familia intentó animarlo a cambiar por otra línea de negocio. Quizá, cada noche, volvía a su casa desanimado, preguntándose si valía la pena el esfuerzo. Pero pensar en tener éxito lo animó a seguir teniendo fe en su idea y, finalmente, su vacilante negocio creció hasta convertirse en una empresa gigantesca y exitosa, con la que ganó cantidades asombrosas de dinero.
Hoy, Jesús te invita a poner tu fe en él. Tal vez sientas que no tienes mucha fe o que la que tienes es muy débil. Pero, recuerda su promesa de que incluso un pedacito no más grande que un grano de mostaza, una de las semillas más pequeñas del mundo, es lo suficientemente grande como para que él lo transforme en una empresa grande y exitosa. ¡No te rindas!
23 de febrero
Los derechos de los animales
“Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun larealizada en secreto” (Eclesiastés 12:14, NVI).
El 23 de febrero de 1883, la Sociedad Americana Antivivisección fue organizada por Caroline White en Filadelfia, Pensilvania. ¿La AAVS?, dirás. ¿Qué es eso? Es una organización parecida a la Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales.
La AAVS es la organización de defensa de los animales sin fines de lucro más antigua de los Estados Unidos, y sus miembros se interesan por detener las investigaciones experimentales en las que se abre a los animales vivos o se los opera sin la anestesia adecuada. En la actualidad, la organización también hace campaña contra los laboratorios de investigación que experimentan con animales para fabricar cosméticos, productos para el cabello, limpiadores y medicamentos de muchos tipos.
Caroline fue muy activa en la organización; y su marido, que era abogado, la ayudó a conseguir apoyo gubernamental para sus programas. Ella también trabajó muy duro contra la cacería de aves en cautiverio. Este deporte consiste de torneos de tiro en el que se sueltan aves, como palomas, y los participantes les disparan para practicar su puntería. Caroline además trabajó a fin de crear refugios de animales para perros y gatos sin hogar, y de mejorar las condiciones en las que se transportaba el ganado de un lugar a otro. En aquella época, los animales que eran llevados a los mercados tenían que viajar en vagones de ganado abiertos o en camiones, incluso en climas muy fríos. A menudo, se los hacinaba en corrales sucios durante días, en espacios demasiado pequeños para la comodidad normal. En algunos países, esto todavía no ha cambiado mucho.
Una cosa es tener que matar a un animal por una razón específica, pero otra muy distinta es ser cruel con ese animal, y matarlo innecesariamente o hacerlo sufrir. Matar y producir miseria son conceptos extraños para Dios. No era su plan que sus criaturas tuvieran que sufrir pero, cuando el pecado entró en este mundo, el sufrimiento de los animales vino con él. Como hijos de Dios, debemos hacer todo lo posible para evitar el sufrimiento y el dolor de los animales. Dios creó a los animales a fin de que fueran una bendición para los seres humanos, que tenían dominio sobre ellos, y en los rostros y el comportamiento de los animales vemos la sabiduría y la provisión de un Dios amoroso. Vemos gracia y agilidad en el vuelo del águila calva, fidelidad en el perro de la familia y humor en las travesuras de los monos de los bosques. En cada criatura que Dios ha hecho, podemos ver algo de su genialidad y creatividad.
24 de febrero
Presidente destituido
“Así que comete pecado todo el que sabe hacerel bien y no lo hace” (Santiago 4:17, NVI).
El 4 de febrero, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos votó a favor de la destitución del presidente de los Estados Unidos. ¿En qué año? 1868. ¿Qué presidente? Andrew Johnson. ¿Por qué? Porque despidió a uno de los funcionarios de su gabinete, Edwin Stanton, Secretario de Guerra. Evidentemente, Stanton era un hombre muy popular. Los cargos que fueron presentados contra Johnson incluían el uso ilegal de la ley federal, el uso corrupto de su poder de veto y la interferencia en las elecciones del gobierno. El Senado celebró entonces su juicio de destitución en el pleno del Senado, con 54 senadores como jurados. Cuando se contó la votación, el resultado fue de 35 a 19 contra el presidente Johnson. Sin embargo, eran necesarios dos tercios de los votos, así que faltaba uno para que se aprobara la destitución. Por lo tanto, el primer y único esfuerzo para destituir a un presidente fracasó. Más de cien años después, el presidente Richard Nixon estuvo a punto de ser destituido por el escándalo de Watergate, pero dimitió.
Estados Unidos cuenta con un excelente sistema de control y equilibrio en su Constitución: el Congreso, la Corte Suprema y el Presidente. No a todo el mundo le gusta lo que ocurre en los niveles superiores del gobierno y, aunque probablemente haya una buena cantidad de corrupción en cada rama, podemos decir que Estados Unidos tiene una de las mejores formas de gobierno del mundo actual.