Un viaje en el tiempo. Bradley Booth

Un viaje en el tiempo - Bradley Booth


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ese hecho era demasiado simple para que Carl Sagan y sus compañeros astrónomos lo creyeran, o quizá, lo veían demasiado complejo. Se perdieron la deliciosa experiencia de confiar en un Dios que puede crear un planeta de la nada. Los astrónomos enviaron la Pioneer 10 para obtener información sobre la vida inteligente en algún lugar lejano; y mientras tanto, la Palabra de Dios reposaba allí mismo, esperando que leyeran que el Creador tiene todo un universo de vida inteligente que podremos ver y visitar cuando Jesús venga de nuevo.

       Niños trabajadores

       “Jesús dijo: ‘Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos’ ” (Mateo 19:14, NVI).

      ¿Alguna vez has tenido que trabajar cuando hubieras preferido jugar? ¿Alguna vez has dicho a tus padres: Ojalá hubiera una ley que dijera que los niños no deben trabajar? Pues bien, ¡escucha esto! En este día de 1842, el gobernador de Massachusetts, John Davis, aprobó la primera ley registrada sobre el trabajo infantil. En esta nueva ley, el estado ordenaba que los niños menores de doce años tenían prohibido trabajar más de diez horas al día. ¿Diez horas? Vaya. ¡Eso es mucho tiempo para que los niños tengan que trabajar! ¿Y crees que a ti te va mal?

      El uso de mano de obra infantil en las fábricas y las minas era algo común en aquellos días. Los niños a veces tenían que trabajar de 12 a 18 horas, 6 días a la semana, para ganar solo un dólar. Algunos tenían tan solo siete años, y se pasaban el día transportando cargas pesadas, atendiendo máquinas en hilanderías o paleando carbón. Las fábricas solían ser húmedas, oscuras y sucias. Las enfermedades eran un gran problema, y el número de niños que se quedaban ciegos o morían era elevado. En 1810, unos dos millones de niños en edad escolar trabajaban de 50 a 70 horas semanales. Había poco tiempo para jugar o ir a la escuela, y la gente pobre a veces entregaba a sus hijos al dueño de un molino o de una fábrica. Una fábrica de vidrio de Massachusetts estaba rodeada por una valla de alambre de púas para “mantener a los muchachitos ingratos”. Esos “muchachos ingratos” tenían que trabajar toda la noche transportando cargas de vidrio caliente por tan solo 40 centavos por turno. Entonces, los grupos de trabajadores, los maestros y los miembros de la iglesia se indignaron por esa crueldad y empezaron a presionar para que se aprobaran nuevas leyes. En 1900, 28 estados ya habían dictado leyes contra el trabajo infantil, y hoy todos los estados tienen leyes que lo regulan. Muchos otros países del mundo también se han encargado de legislar sobre el tema.

      Jesús nos mostró cómo debemos tratar a los niños. Extendió los brazos a los más pequeños y estos se subieron a su regazo, pidiendo una historia más. Respondía a las preguntas de los mayores y los asombraba con datos interesantes sobre el universo. Cuando sus discípulos quisieron alejar a un grupo de madres con sus hijos, los reprendió enérgicamente y les hizo señas a los pequeños para que se reunieran a su alrededor. Jesús enfatizar que valora a los niños tanto como a los adultos, y dio claras advertencias contra todo aquel que los maltratara. No permitas nunca que alguien te desprecie o te maltrate por tu edad. Según Jesús, el cielo se hizo para ti tanto como para los adultos.

       Carrera transcontinental a pie

       “Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia,y corramos con paciencia la carrera que tenemospor delante” (Hebreos 12:1, RVR 95).

      ¿Te gusta correr? ¿Te gusta ver a otras personas correr maratones? Una de las primeras carreras pedestres transcontinentales que se registraron en los Estados Unidos comenzó el 4 de marzo de 1928. Era una competencia de costa a costa que se extendía desde Los Ángeles, California, hasta el Madison Square Garden, en Nueva York. Un grupo de 275 corredores comenzó la carrera, pero solo 55 la terminaron. El recorrido llevaba a los participantes junto a ríos y montañas, a través de desiertos y de bosques. Tenía una longitud de 5.507 kilómetros y duró 84 días. El primer lugar lo ganó un indio cheroqui de Oklahoma, llamado Andrew Payne. Completó la carrera en poco más de 573 horas y cobró un premio de 25.000 dólares. Eso es mucho dinero hoy en día, y ¡era mucho más en 1928!: hoy eso representaría alrededor de medio millón de dólares!

      ¡Increíble! ¡Una carrera que se extendió por todo Estados Unidos! Si uno participara de una competencia así, tendría que correr, en promedio, unas siete horas cada día. Me gustaría pensar que podría hacerlo pero, probablemente, nunca lo lograría.

      Hay otra carrera que todos podemos correr. Es una carrera que requiere resistencia. Y antes de empezar, debemos estar dispuestos a dejar de lado todo lo que nos frena. La carrera de la que hablo es nuestra carrera hacia el cielo. No tenemos que llegar antes que los demás; solo tenemos que llegar. Todos podemos ser ganadores, pero es una carrera contra el tiempo. Satanás sabe que no le queda mucho tiempo, y quiere que el mayor número posible de nosotros se fatigue, se desanime, se distraiga y abandone la carrera. Llevará a cabo cualquier plan nefasto que se le ocurra: engañarnos, desviarnos del camino, susurrarnos al oído tentaciones para que abandonemos.

      Jesús, en cambio, quiere que todos ganemos la carrera. Él está con nosotros en la línea de salida, a cada paso del recorrido y en cada estación de descanso, y nos espera en la línea final. Si lo buscas sinceramente, lo verás correr contigo. Lo oirás susurrarte palabras de ánimo al oído, y también lo verás delante, pidiéndote que sigas sus pasos. Él quiere desesperadamente que alcances la meta y cruces la línea de llegada. El premio que te espera es una amistad eterna, cara a cara, con Aquel que nunca pensaría en dejarte correr solo.

       En un pesebre

       “Entonces denle al césar lo que es del césar y aDios lo que es de Dios” (Mateo 22:21, NVI).

      Para muchos, la Navidad es la mejor época del año, con sus luces parpadeantes alrededor de las ventanas, los escaparates decorados y una actitud notablemente más agradable entre desconocidos. Para los cristianos, el aspecto más significativo de la Navidad es celebrar juntos la venida de Jesús a este mundo como un bebé. Aunque ahora sabemos que Jesús, probablemente, no nació el 25 de diciembre, muchos siguen considerándolo el motivo de la temporada. Sin embargo, no todos lo ven así, lo que nos lleva a la historia de hoy. El 5 de marzo de 1984, la Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó que una ciudad o pueblo puede utilizar una escena de pesebre como parte de una exposición navideña. ¿Qué? ¿La Corte Suprema, el más alto tribunal del país, tiene que decirles eso a los ciudadanos estadounidenses? Llevamos siglos colocando escenas de pesebres para ilustrar la historia del niño Jesús en Belén, y la llegada de los pastores y los reyes magos. ¿Por qué un tribunal consideró necesario emitir un fallo al respecto? Es una buena pregunta.

      Algunas personas en esa nación libre no creen en Jesús, ni en su encarnación y su llegada a este mundo. Se sienten incómodos con cualquier cosa que les recuerde que Dios existe y que los ama lo suficiente como para nacer entre ellos. Y por eso, intentan aprobar leyes que mantengan a Dios fuera de los lugares públicos. Si poner una escena de pesebre estuviera en contra de alguna ley, porque la mayoría lo elige así, entonces tendríamos que obedecer esa ley y seguir con nuestra vida. Si los “césares” de hoy pudieran ejercer ese tipo de poder, tendríamos que aprender a convivir con sus decisiones. Como dijo Jesús: “Denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios”. Pero, esto del pesebre no es cosa del César en absoluto. Es una cuestión personal. Alguien, en algún lugar, se siente más cómodo si no ponemos la tradicional exhibición de la escena del pesebre en un lugar público. Todos deberíamos estar a favor de la libertad de expresión, pero los derechos de la mayoría rara vez, o nunca, deberían estar controlados por los deseos de unos pocos.

      Dios utiliza el gobierno para mantener el orden y la estabilidad en nuestras vidas públicas,


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