El Universo, su conciencia cuántica y tu cerebro. Pedro Blanco Naveros
y aunque aparentemente no tengan facultad de integrar toda la información que reciben, es evidente la capacidad de auto-consciencia que presentan, los animales son conscientes de su propia existencia, lo que implica que tienen conciencia por lo menos a nivel de definición básica del diccionario: la conciencia es la consciencia de la propia existencia.
Lo que no parece albergar la más mínima duda es que los animales sufren y experimentan placer de forma muy similar a la de los seres humanos. Esa manifestación de Descartes de que los animales son incapaces de sentir dolor porque carecen de alma o ese postulado teológico de dominio recogido en el Génesis, donde es dado a Adán el dominio del mundo no humano, son obsoletos y fuera de contexto de los avances tanto tecnológicos como de pensamiento de los tiempos que vivimos.
El auto reconocimiento en un espejo se da en muchas especies animales, elefantes, ballenas, chimpancés, gorilas, orangutanes, perros, delfines, urracas, etcétera.
El conteo es una capacidad que demuestra inteligencia, el ejemplo más notable lo presentan los cormoranes, aves acuáticas que capturan peces al zambullirse en el agua, y que los emplean los pescadores chinos para pescar, dándoles como recompensa el octavo pez de los que pescan, por lo que cuando han capturado ocho peces, se niegan a seguir zambulléndose mientras no reciban su premio.
Hay una especie de cuervo que usa un palo para sacar insectos de los troncos de los árboles y otra clase de cuervos japoneses se han hecho urbanos en el incesante tráfico de las gran ciudad, arrojando nueces en los cruces peatonales de calles muy frecuentadas, para que sean aplastadas por las ruedas de los automóviles que circulan sin cesar, hasta que el semáforo se pone verde para los peatones y rojo para los vehículos, momento que aprovechan para recuperar las nueces partidas.
Hay investigaciones que indican que no sólo existen determinadas especies de aves que se comunican entre sí con el canto, sino que entienden estructuras gramaticales que combinan según unas reglas sintácticas específicas.
El delfin mular de Australia, es conocido por la tradición de colocarse esponjas marinas que previamente rompen, para adaptarlas a su hocico y con las que se sumergen en el fondo marino en busca de alimento. La explicación se debe a que hay peces que se entierran en la arena, entre piedras, para no ser localizados por la ecolocalización de los delfines que emplean precisamente este sistema para detectar su alimento. Comoquiera que los delfines conocen esta técnica mimetizadora, remueven el fondo para descubrir a los embozados pececillos y engullirlos rápidamente. Las esponjas tienen la finalidad de proteger sus hocicos de posibles cortaduras y golpes contra las piedras y contornos escarpados, mientras ejecutan dicha exploración.
Del pulpo se dice que es el más inteligente de todos los invertebrados. El pulpo es un cefalópodo octópodo, por sus ocho brazos llenos de ventosas y no tiene esqueleto óseo ni caparazón alguno, por lo que le resulta muy fácil huir por las oquedades más inverosímiles, debido a su gran capacidad para estirar su cuerpo y adaptarlo al contorno por el que circula, es el mejor mago del escapismo. Su única defensa es su pico, similar al de los loros y que se encuentra en su boca con el que inocula un veneno paralizante para sus presas y que en el caso de los pulpos de anillos azules es mortal para el hombre.
Famoso fue el pulpo que se encontraba recluido en un acuario de un centro de investigación y que por las noches cuando no había ningún vigilante a su alrededor, salía sigilosamente de su encierro y transitaba por el laboratorio hasta llegar a otro acuario que albergaba cangrejos, situado encima de una mesa bastante alta, por lo que trepaba por la misma, se introducía en el acuario y se comía dos o tres cangrejos, hasta que recorría el camino inverso y se introducía en su hábitat artificial. Fue descubierto por una cámara de video vigilancia puesta al efecto, al observar el encargado del recinto la visible merma de cangrejos en el transcurso de un mes.
Quiero citar el comportamiento colectivo de unas abejas nativas japonesas, que han aprendido a desarrollar una técnica grupal para defenderse de los ataques cruentos de los avispones gigantes exploradores. Éstos realizan sus incursiones mandando exploradores individuales (de aquí su nombre), para localizar ubicaciones de nidos de abejas; una vez encontrados, depositan una feromona para que les sirva de identificación del lugar y más tarde retornan con un ejército de avispones que mata a todas las abejas, se comen su miel y se llevan sus larvas para que sirvan de alimento para sus crías.
Hay que tener en cuenta que 30 avispones pueden acabar con 30.000 abejas, sufriendo escasas bajas, dada la diferencia enorme de tamaño y de defensas; los avispones con sus mandíbulas trocean fácilmente los cuerpos de las abejas y les cortan de un bocado sus cabezas, además soportan muy bien las picaduras que reciben de ellas, teniendo que recibir muchísimos aguijones para que les sobrevenga la muerte.
Pues bien, las abejas japonesas, más fuertes en este aspecto evolutivo que sus parientes las abejas europeas, al constatar cerca de su nido la presencia de un avispón, en vez de atacarlo para ahuyentarlo, sabedoras de que la única misión que le trae, es marcar con una señal, una feromona, la ubicación del lugar donde se encuentran, y que el peligro vendrá después, se mantienen pasivas incitando así en cierta manera al avispón para que penetre en la colmena, cosa que al final suele hacer y cuando éste empieza a segregar la feromona, las abejas se comunican entre sí mediante movimientos abdominales, y a una señal determinada, todas a una, como en Fuenteovejuna, (pieza teatral del dramaturgo español Lope de Vega), se lanzan contra el invasor rodeándolo completamente mientras agitan sin cesar sus alas, produciendo de esta manera una vibración colectiva. No le clavan sus aguijones, tan sólo un baile frenético de vibraciones de alas, que conlleva un aumento de energía dentro de sus cuerpos y por consiguiente un aumento de la temperatura que se crea alrededor del avispón, hasta alcanzar los 47ºC; las abejas soportan temperaturas de hasta 48ºC, mientras que el avispón sólo hasta 46ºC, por lo que cae fulminado, asado lentamente en la parrilla formada por los cuerpos de las abejas emitiendo calor. De esta manera nunca podrá regresar y comunicar la presencia de lo que consideraba supondría un excelente festín.
Este comportamiento es francamente extraordinario, pues además de coordinar una defensa colectiva que requiere una comunicación muy eficaz para desarrollar el ataque al alimón, que impida la huída o la defensa del avispón, utilizan una estrategia obtenida de la propia naturaleza, una ley física, que predice que el movimiento acelerado de los átomos produce aumento de energía y aumento por consiguiente de calor, por lo que aletean sin cesar a la vez, para conseguir la temperatura de defensa adecuada. Sería interesante adivinar cómo saben que su temperatura corporal aguanta un grado más que el de los avispones, lo que seguramente habrá supuesto un aprendizaje en el tiempo de una forma azarosa o tal vez, por qué no, una conducta instintiva, ciertamente inteligente, contenida desde sus genes ancestrales y que les permitió en su día, poder establecerse en un estamento determinado de la naturaleza, gracias a su especialización, con la que podían defenderse de sus potentes vecinos depredadores y así poder sobrevivir.
Más adelante nos detendremos más en profundidad en el estudio de los microtúbulos, cadenas moleculares de forma cilíndrica, que constituyen el citoesqueleto de todas las células animales, incluyendo a las neuronas. Según el médico estadounidense Stuart Hameroff, anestesista y profesor de la Universidad de Arizona, muy conocido por sus estudios científicos de la conciencia, es en los microtúbulos donde se producen los procesos que hacen emerger la conciencia, siendo las unidades básicas para que ello ocurra, en lugar de las neuronas, como se cree en la inmensa mayoría de las teorías actuales.
Hameroff observando a los paramecios, animales unicelulares que presentan una conducta bastante inteligente y tienen diversas funciones cognitivas, siendo capaces de encontrar alimento, evitar a sus depredadores, e incluso de aprender nuevas conductas, lo atribuyó a que tienen microtúbulos, pues además carecen de neuronas, por lo que dedujo que eran los microtúbulos los causantes de dicha cognición.
Ello explicaría, que cualquier ser vivo, para poder poseer conciencia no es necesario que tenga neo-córtex, puesto que al parecer la conciencia emerge gracias a otras áreas subcorticales, presentes tanto en el ser humano como en el reino animal no humano.
Nunca he llegado a dudar de la conciencia de los animales, es más, a lo largo de mi vida he sido testigo de comportamientos que van más allá que la mera intuición o el propio