Los miedos de Ethan. Darlis Stefany

Los miedos de Ethan - Darlis Stefany


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mi culpa ser mejor persona que él.

      —Claro, abuela, ustedes huelen a amor.

      —Cuidadito con lo que dices.

      Hablamos durante largo tiempo en el que río y bromeo con ella. Si hay algo que debo admitir es que siempre he sido la niña de abuela, quizás se deba a que los primeros años de mi vida los viví con ella y no con mamá.

      En algún momento, Lola se despide de mí y continúo hablando con la abuela, la factura quizás va a salirle un poco costosa por esta larga llamada. El timbre suena y me pongo de pie. Salgo de mi habitación y abro la puerta.

      —No recuerdo haber pedido un rubio a domicilio —comento.

      —Entonces, estás de suerte que me enviaron sin que lo pidieras —es lo que dice Andrew con una sonrisa.

      —¿Es esa la voz de un hombre, Grace?

      —Abuela, te llamo luego. Debo colgar. Te amo.

      —También te amo, mi Grace.

      Finalizo la llamada viendo incrédula a Andrew. No voy a mentir, mi lado loca está realmente eufórica de que Andrew Wood esté aquí.

      —¿Te preguntas quién me dio tu dirección?

      —No. Lo que me pregunto es qué de bueno hice en esta vida para que el maravilloso Andrew Wood esté frente a mí. Solo te falta la guitarra y te verías justo como el poster pegado en mi pared.

      —¿Vale? —pregunta desconcertado. Río.

      —Estoy bromeando. No tengo posters en mi pared.

      —Kae me dio tu dirección. —Me hago a un lado dejándolo entrar—. Tenemos cuarenta minutos para que estés lista.

      —¿Para qué?

      Cruzo mis brazos a la altura de mi pecho, no es que la mirada de Andrew esté ahí ni que yo tenga los súper pechos. Pero no llevo sujetador y puesto que ya un miembro de BG.5 ha tenido la experiencia de ver mis pechos, prefiero dejar a Andrew en la ignorancia sobre ellos.

      —Para una fiesta. Necesito compañía femenina. Mis dos mejores amigas están en casa con sus esposos y bebés. Así que tú eres mi nueva amiga.

      —Vale, me siento como tu plan C.

      —Nah. Eres la Fiver que considero mi nueva amiga. Así que aun cuando eres muy hermosa, ve a cambiarte que vamos a una fiesta.

      —¿Puedo preguntar de quién es esta fiesta?

      —La fiesta sorpresa de Holden Harris.

      —Tienes que estar jodiéndome.

      Él ríe y se deja caer en mi sofá. Espero Lola y Gina no hayan estado haciendo sus cochinadas en el sofá puesto que no he tenido la oportunidad de limpiarlo en caso de que eso haya sucedido.

      —No soy el tipo de la banda que dice estas cosas. Pero, Grace, evidentemente, no te estoy jodiendo —mira sus manos—. No, no estoy jodiéndote.

      —¡No hablaba de eso!

      —¿Qué puedo decirte? Paso mucho tiempo con Doug. —Se encoge de hombros.

      —¿Es como el caliente Holden Harris? ¿El hombre sexy que habla de economía y cosas importantes en la televisión?

      —Creo que hablamos del mismo Holden.

      —¿Quieres que te acompañe?

      Andrew ve su reloj que, apuesto, es muy costoso, luego me observa a mí y de nuevo al reloj.

      —Ahora tienes treinta minutos para arreglarte. El tiempo corre Grace.

      Me gusta la idea. ¿A quién puede no gustarle?

      —De acuerdo, siéntete como en casa. Hay galletas.

      —Veintiocho minutos.

      —¡Ya voy! —Río caminando deprisa a mi habitación—. Espera, ¿cómo debo vestirme?

      Me doy cuenta de que él lleva una camisa blanca de botones y pantalón marrón oscuro. Nada formal, pero tampoco luce muy casual.

      »¿Tacones? ¿Pantalón? ¿Qué debo usar?

      —Lo que quieras. Eres preciosa, cualquier cosa te hará lucir aún más bella.

      —¡Oh! ¡Eres tan lindo!

      Sigo mi camino. Cuando estoy entrando a mi habitación Andrew me llama, no puede verme.

      —¿Dime?

      —A Ethan creo que le gusta cuando usas vestido, aunque también podría gustarle las faldas —ríe.

      —¿Y me dices esto por? —grito en respuesta, escucho su risa.

      —Nada, solo me pareció un dato curioso para compartir.

      —¿Qué es lo gracioso? —pregunto cuando Andrew detiene su auto frente a una gran casa.

      Veo a una chica de cabello castaño comenzar a caminar, luego otra mujer grita su nombre y ella se detiene. No sé si sea alguien famoso y reconocido. Según por el nombre que la llamó la otra mujer se llama Adelaide. No me suena de nada.

      —Lo gracioso es que tú estás llevando una falda.

      —Me gusta esta falda.

      —No digo lo contrario. A Ethan también le gustan las faldas y vestidos en mujeres, lo cual creo que te mencioné. ¿Cierto?

      —Tonterías. La uso porque me gusta, además Ethan ni siquiera está aquí.

      Justo entonces hay un toque en la ventanilla de Andrew, él la baja y lo primero que noto es el humo escapando de los labios de Ethan.

      —Pensé que mi culo iba a congelarse esperándote. —Es lo que dice.

      —Lo siento. Estaba buscando compañía para nosotros.

      Solo entonces la mirada de Ethan se dirige hacia mí. Parece inicialmente sorprendido mientras da la última calada a su cigarrillo. Luego sonríe. Yo respiro hondo.

      —Buenas noches, Grace.

      —Buenas noches, Ethan.

      —Buenas noches, Andrew. —Ríe Andrew antes de abrir su puerta.

      Ethan rodea el auto y abre la puerta para mí, por alguna razón el gesto me sorprende.

      —Tengo modales, no luzcas tan sorprendida. —Rueda sus ojos. Su mirada me recorre y me tomo el gusto de hacer lo mismo.

      Ethan lleva una camisa de botones color azul. Todos los botones están puestos incluso el de su cuello y de alguna manera luce muy bien en él, además de llevar unos pantalones negros ajustados. Ahora me doy cuenta de que mi lado Fiver se siente plena de estar rodeada de sus dos miembros favoritos.

      ¿Grace la mujer? Bueno, esa Grace está bastante acelerada ante la presencia de Ethan. Admito que me gusta Ethan, eso es obvio y realista. Solo es eso: gustar. Es normal sentir atracción por un tipo así de sensual y atractivo… ¿Verdad?

      —¿Te gusta la compañía que conseguí para nosotros?

      —Ahora eso suena como que me pagaste. Ya sabes, como si yo fuera una fulana —me quejo, Ethan ríe mientras pasa una mano por su cabello, haciendo que este se alce un poco más.

      —No sabía que ibas a traerla.

      —Ahora eso suena como que soy un cachorro —vuelvo a quejarme esta vez de las palabras de Ethan.

      —Los cachorros no llevan bonitas faldas como tú —comenta Ethan—. ¿Entramos?

      —Sí —responde Andrew, dándome suaves empujones.

      No obvio el hecho de que Andrew en ningún momento me dijo que Ethan estaría con nosotros. Respiro hondo cuando tras


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