Los miedos de Ethan. Darlis Stefany
Un mensaje no debería ser el medio a través del cual te digo esto, pero estoy tan aturdida, tan agotada que cualquier medio para decirte un poco sobre cómo me siento parece una buena idea.
Yo puedo decir todo esto mamá. Pero no lamento seguir amándote.
Te amo y lamento lastimarte».
Antes de que pueda arrepentirme envío el mensaje por WhatsApp. No me hace sentir mejor, pero es un paso.
Su respuesta llega cinco minutos después:
«También lo siento.
Te amo».
Tomo varias respiraciones antes de salir del baño. Me sobresalto cuando me encuentro con Ethan.
—¿Estabas esperando?
Me observa con fijeza antes de sacudir su cabeza.
—Cuando le dije a mamá que nunca iba a ser un jodido abogado dijo que estaba sintiendo que su hijo estaba muriendo. —Es todo lo que dice.
Lo miro con sorpresa y un poco aturdida de su revelación. Él me da una sonrisa triste.
—Recuerda, conocernos mejor.
—Oh…
Él espera pacientemente. Caigo en la cuenta de que espera que yo diga algo a cambio.
—Tuve hermanos mellizos y murieron. Murieron el mismo día en el que yo casi lo hago.
Permanecemos en silencio, él parece procesar mis palabras.
—¿Es eso conocernos mejor, Grace?
—Supongo que seguimos en el proceso.
Lo extraño es que le estoy diciendo cosas que no le he dicho a nadie y sus declaraciones parecen igual de personales. Eso es conocerse mucho. Eso es conocerse en niveles muy personales y creo que él lo sabe porque en silencio se aleja. Creo que quizás de nuevo está huyendo como si yo fuera la peste. Eso no es genial.
Él está huyendo, pero a su vez me ha dejado una parte de sí mismo con lo que suenan como secretos.
[4] Personajes y programa ficticio perteneciente a la saga InfoNews de la misma autora.
[no image in epub file] Capítulo cuatro [no image in epub file]
Anthony no deja de besarme y yo río. Parece que le está gustando realmente besarme. Siento su mano colarse debajo de mi camisa. Me tenso, pero no lo detengo. Se siente bien y emocionante. Me siento en las nubes y no quiero bajar.
Mi celular suena una vez más, me alejo y él se queja. De nuevo es una llamada de casa. Suspiro con pesar, no puedo seguir ignorándolo.
—Debo volver a casa.
—¿No puedes quedarte un poco más?
—Quizás para la próxima.
De mala gana Anthony me lleva a casa y me da un largo beso antes de dejarme bajar del auto. Con una sonrisa tonta llego a la puerta de mi casa y la abro. Todo está en silencio, borro mi sonrisa.
Algo no anda bien. Eso es lo primero que pienso antes de escuchar el fuerte grito de Chase llamarme.
—¡Grace!
25 DE MARZO, 2014
Me despierto jadeando y transpirando. Siento náuseas y rápidamente corro al baño antes de comenzar con las arcadas y luego a vomitar.
Los sueños se han ido, es el momento de las pesadillas. Es la etapa final del mes.
No puedo dejar de vomitar ni tampoco puedo detener las lágrimas que comienzan a caer. Mi cuerpo tiene espasmos y siento que la cicatriz no tan perceptible de mi espalda arde. Como si ella estuviera siendo prendida en fuego y el dolor me dividiera la espalda en dos. El mismo dolor que sentí hace seis años.
Cuando parece que me siento mejor y lavo mi rostro hago gárgaras con enjuague bucal para limpiar mi boca. No me molesto en verme al espejo. Vuelvo a mi habitación y tomo mi celular mientras me acuesto.
Son las tres y media de la mañana. No puedo detenerme y marco el número de casa, sabiendo que la abuela va a contestar.
Tarda, pero finalmente ella contesta.
—¿Grace? —Ella sabe que soy yo, me conoce.
—Comenzaron las pesadillas, y tengo miedo, abuela.
—No temas, cariño, me quedaré al teléfono hasta que te duermas. Todo está bien.
—Tengo miedo de dormir.
—Todo va a estar bien mi Grace, lo prometo.
27 DE MARZO, 2014
No voy a trabajar. Me quedo en el apartamento acurrucada y llorando. Siento mis ojos hincharse más de lo que ya están. Mi cabeza palpita por la falta de sueño y las pesadillas.
Lola solo se asoma para asegurarse de que estoy bien, darme comida y acariciar mi cabello. Dos años han sido suficientes para que ella sepa cuan mal me pega este mes. Es como si el mes de marzo trajera a la vida a la anti-Grace. Una Grace que no parece ser yo y que absorbe la comúnmente bromista, divertida y alegre Grace.
El teléfono de la casa suena, cierro mis ojos y tomo varias respiraciones. Sé que esto va a ponerse peor dentro de poco.
Escucho los pasos de Lola antes de que se detenga en la puerta de mi habitación.
—Grace, es tu jefa.
Gimo porque he olvidado llamarla y he estado ignorando estupendamente mi celular. Son las dos de la tarde por lo que supongo que ella está preocupada de mi ausencia. Estiro mi mano y Lola me entrega el teléfono inalámbrico del apartamento.
—¿Hola? —Incluso para mis oídos mi voz suena terrible. Áspera, nasal y quebradiza.
—¡Mierda! ¿Dime que estás bien? Se supone hoy vendrías a las ocho, he tratado de comunicarme contigo y tu teléfono aparece como fuera de servicio. Estaba jodidamente preocupada ¡Yo estoy jodidamente preocupada!
—Dile que yo también lo estoy. —Escucho la voz de Katherine de fondo.
—Estoy bien.
—No, no suenas como que estás bien.
—De acuerdo, no estoy bien —admito—, pero voy a estarlo en unos pocos días.
—¿Estás enferma?
—Algo así.
—¿Cuántos días necesitas? —pregunta Kae, puedo escuchar la preocupación en su voz.
—Para el primero de abril voy a estar bien. Siempre lo estoy.
—Está bien, tomate los días. Si me necesitas aquí estoy Grace. Somos amigas, las amigas se apoyan entre sí.
—Gracias, voy a estar bien. Ahora debo colgar, intentaré descansar.
—De acuerdo, cuídate y mantenme al tanto si no te llegas a sentirte mejor.
Por ahora, únicamente comenzaré a sentirme peor.
—Vale, lo haré. Gracias, Kae.
—Siempre a la orden para mis amigas.
Lola toma el teléfono y muerde su labio mientras me observa, puedo escuchar a Gina ver televisión en la sala.
—¿Quieres un té?
—Sería agradable.
Mientras me baño escucho que alguien toca el timbre del apartamento. Me tomo mi tiempo lavando mi cabello y enjabonándome. El agua me hace sentir un poco mejor. Me seco con lentitud y luego me coloco