Los miedos de Ethan. Darlis Stefany
que dejaré entrar a este mes de mi vida. Por favor, cambiemos de tema.
21 DE MARZO, 2014
—¡Feliz cumpleaños, Andrew! —grito por sobre la música, le doy un abrazo.
—¡Gracias! Ahora soy un hombre grande de 27 años.
—Un hombre viejo.
Él toma mi mano y me hace dar una vuelta.
—Te ves genial.
—¡Gracias!
Me sonríe y vuelve su atención Carol, una mujer con la que aún no sé si sale o no. Saludo a los chicos y chicas a medida que los voy localizando en la discoteca. Han alquilado toda una planta para Andrew.
Finjo indiferencia cuando me topo con unas cuantas estrellas. Incluso, cuando tropiezo con Derek Cooper y Breana Stone estrellas del famoso programa de InfoNews[4].
—¡Te encontré! —grita Katherine antes de saludarme. Ashton, su súper novio cantante famoso que sostiene su mano, también me saluda.
—Hay muchas personas.
—Es Andrew Wood, todos aman a Andrew Wood —ríe Katherine—; por cierto, estos son John y Becca.
—Un placer —aseguro estrechando sus manos.
Alguien toca mi hombro, me giro y se trata de Jeremy McQueen, quien como siempre luce y me muestra una gran sonrisa.
—Hola… ¿Quieres bailar?
Asiento con la cabeza e inmediatamente me arrastra hacia la pista de baile. Bailo con Jeremy durante largos minutos que resultan entretenidos y divertidos, incluso nos las arreglamos para conversar un poco y lo más importante es que es la clase de hombre que al bailar no intenta manosearte en el proceso.
Calificación perfecta para Jeremy en el baile.
Cuando nos cansamos vamos hacia la barra por algo de beber. Me hago una nota mental de no embriagarme, no quiero repetir lo de la despedida de soltera de Hilary. Le digo a Jeremy lo que quiero y él ordena, me siento con cuidado de que mi corto vestido no revele mi ropa interior. Este vestido fue idea de Lola y Lola suele ser defensora de «cuanto más corto, mejor».
—¿No sabes si Naomi vendrá? —me pregunta Jeremy. Me toma por sorpresa y debo reflejarla en mi rostro—. ¿Es raro que pregunte?
—No, solo que me tomó por sorpresa tu pregunta —respondo—; no va a venir. Naomi está en un evento de la galería.
—Oh, ya veo.
—¿No son ustedes amigos?
—Yo era su abogado. Ya está divorciada, ya no me necesita. Ya no sé de ella.
Creo que él frunce el ceño con disgusto, pero luego de un solo trago toma su bebida y vuelve a la pista a bailar con una linda morena de buenas curvas que podría ser una profesional de la danza.
Tomo de a poco mi bebida. Es algo bueno que el cumpleaños de Andrew sea día viernes. Hilary se sienta a mi lado.
—Un día como hoy yo me enteré que estaba embarazada y Doug vomitó.
—Lindo recuerdo. Tienes que ser la única mujer que se acuerda la fecha exacta en la que se enteró que estaba embarazada.
—Bueno, no me enteré ese día. Antes me hice quince pruebas caseras. Pero un día como hoy dejé que el doctor me convenciera de que Rayito venía en camino.
—¿Tú mamá está cuidando de Rayito?
—No, lo está cuidando Emma.
—Qué bien, porque siento como que estás un poco achispada.
—Yo también como que lo siento —asegura Doug que ni idea de cuando llegó. Al lado de él se encuentra Ethan—, vamos a bailar princesa.
Hilary toma su mano y se pierden en la pista de baile. Vuelvo mi atención a mi bebida y doy otro pequeño sorbo. Me siento un poco cansada, no he estado durmiendo bien. Mi cerebro está agotado de tantos sueños.
—¿Esta es la vez número cuál que te veo en vestido? Aunque este es un poco más corto. —Ethan se sienta a mi lado y pide una bebida.
Brevemente me pregunto dónde está la modelo de cabello castaño con la que vino. Una no rubia. Porque las rubias no somos dignas de Ethan al parecer.
—Y aún me faltan muchos vestidos por modelar. —Es todo lo que digo.
Si no sintiera mi cerebro tan cansado me preguntaría por qué Ethan está hablándome y por qué no está huyendo de mí.
—Vas más maquillada de lo que sueles hacerlo. Incluso en la boda Karry y en la boda Dilary usaste menos maquillaje.
—Trato de ocultar mis enormes ojeras.
Permanecemos en silencio con la fuerte música electrónica sonando por los parlantes. Ya vine y felicité al cumpleañero, he obtenido un trago y he bailado. Misión cumplida, puedo irme al apartamento e intentar descansar.
—Quiero hablar contigo —grita Ethan por sobre la música—. ¿Vienes conmigo afuera?
Me encojo de hombros, tomo el resto de mi bebida y me pongo de pie al igual que él. Lo sigo.
Por afuera Ethan se refería al área de fumadores que es una pequeña terraza. Ambos nos recostamos de la baranda mientras él da pequeñas caladas a su cigarrillo.
Hoy Ethan no huye. Dato interesante que quizás analice luego.
—¿Vamos a quedarnos en silencio mientras yo te observo fumar o vas a hablar de lo que quieres decirme?
—Normalmente, no sueles estar tan irritable.
—Lo siento, solo estoy un poco cansada e irritable. Y no intentes decir algo como «lo entiendo, estás en tus días» porque no estoy teniendo mi maldita menstruación. Únicamente estoy cansada e irritable. ¿Entendido?
—Entendido —dice con sus ojos muy abiertos pareciendo sorprendido mientras expulsa el humo por los orificios de su nariz, eso no debería lucir bien. Pero en Ethan luce bien.
—Lo siento de nuevo, parece que te he gritado.
—Me has gritado.
Suspiro y me ordeno relajarme. Permanecemos en el tenso silencio incómodo mientras Ethan termina su cigarrillo, cuando lo ha terminado, él toma un largo respiro y me ve de reojo.
—¿Dónde conociste a April?
De acuerdo, vamos a hablar de April.
—Pregúntale a ella, es tu mejor amiga. ¿No?
—Ya se lo he preguntado y ha respondido.
—Entonces, si ya lo sabes no entiendo qué podría yo responderte.
—Mira no sé cómo sacar el tema y contigo estando tan irritable no me lo pones fácil.
De nuevo permanecemos en silencio. Debo tener paciencia.
—La conocí en la clínica en la que estuve hospitalizada. Quizás no era el momento de hacer amigas, pero me sentí sola y ella estuvo ahí para hacerme sentir mejor.
—Ella dijo algo como eso —suspira—, sé que escuchaste algo de la discusión con mi madre. Fue una discusión suave en comparación con las usuales. Lamento si te incómodo.
—Es mi culpa por escuchar lo que no debo.
—No es que nos estuviéramos escondiendo tampoco. —Se encoge de hombros metiendo sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón. Pero luego parece que una idea cruza su cabeza y se quita su chaqueta de cuero pasándola por mis hombros. No sabía siquiera que tenía frío hasta que su chaqueta está cubriéndome.
—Gracias.