Taller de redacción de artículos para estudiantes universitarios. Nelson Andrés Molina Roa

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un frasco, para no dañarla— y la describe; luego encuentra otra, conjetura que ha descubierto una nueva especie y se dispone a recolectar más datos para escribir un libro.

      Por último, el razonamiento abductivo anticipa, a partir de una o varias premisas que se consideran verdaderas, el posible resultado que podría llegar a surgir del proceso investigativo. El pensamiento abductivo es la fuente de la creatividad, de la investigación, de la adivinación (Rips, 1994).

      Ejemplo: si un investigador inserta en el buscador de Google el texto “cultivos de café de alta calidad en zonas frías de Colombia”, aunque no tenga idea de si esto es agronómicamente posible, está anticipando que de dicha búsqueda puede llegar a obtener resultados.

      Del mismo modo, haciendo uso de esta forma de pensamiento, algunos investigadores suelen “inventar” un título tentativo para guiarse racionalmente durante el proceso de búsqueda de información, la realización de la investigación y la presentación del texto.

      Ejemplo: se plantean títulos como “Diseño de un robot que explique filosofía” o “Evaluación de las estrategias de liderazgo entre los simios”, sin corroborar aún si estos temas son viables, para moldear los posibles resultados de su trabajo.

      Ahora bien, cuando la lectura se hace en computador, involucra, además de los hipervínculos insertos en el texto, la presencia de una serie de elementos adyacentes que no son necesariamente palabras: íconos, ventanas, herramientas, etc., que implican, una nueva tipificación del proceso lector de hipertextos. Sallaverría (2003, pp. 133-137) describe esta tipología:

      •Rastreo (scanning). De acuerdo con el pensamiento abductivo, el lector tiene interés por una información determinada; por tanto, lee superficialmente sobre la pantalla en busca de alguna pista: íconos, títulos, hipervínculos, imágenes. Cuando encuentra alguna, se detiene y corrobora si le sirve; si no, continúa la revisión.

      •Exploración (browsing). Acorde con el pensamiento deductivo, antes que encontrar un dato concreto, el lector quiere hacerse a una idea general sobre ciertos temas específicos (tesauros, campos de contenido) o saber cómo está estructurada la página o documento que revisa.

      •Búsqueda (searching). De acuerdo con el pensamiento inductivo, el lector requiere una información precisa y sabe dónde y cómo encontrarla, pues conoce la estructura del hipertexto, navega con seguridad por la plataforma y es capaz de manipular las herramientas que ofrece el software.

      •Divagación (wandering). Tal y como ocurre con el zapping televisivo, el lector divaga por el hipertexto más por el impulso de navegar que por encontrar información. Este tipo de lectura puede darse por dos razones: la incapacidad de saber qué se quiere, cómo y dónde encontrarlo o el simple placer del movimiento.

      En la tabla 1 se ofrecen ejemplos de ideas de investigación producto de razonamientos deductivos, inductivos y abductivos, respectivamente.

      Tabla 1. Ejemplos de razonamiento lógico

Razonamiento deductivo•Historia económica de Colombia•Administración de empresas•Pymes•Álgebra lineal•Ortografía española
Razonamiento inductivo•La enseñanza del inglés como lengua extranjera entre los indígenas huitotos de Colombia•La construcción retórica del testimonio: análisis del discurso religioso neopentecostal•Contabilidad social como herramienta de gestión social aplicada al sector agropecuario•Mapas conceptuales en el proceso de aprendizaje de las matemáticas financieras
Razonamiento abductivo•Siembra de orquídeas con requerimientos mínimos de oxígeno y agua en la Luna•Autos voladores movilizados a partir de energía solar como alternativa de transporte en las comunas de Antioquia•Origen judío-sefardita de la tradición colombiana “novena de aguinaldos”•El patrón numérico detrás de los resultados del movimiento de la bolsa de valores

      Fuente: elaborado por el autor

      Los tres tipos de razonamiento mencionados nos remiten a procesos psi­cológicos, cognoscitivos y emocionales que determinan la rapidez y pertinencia con que el investigador novel inicia su proyecto, y la validez y solidez que dicho proyecto pueda tener ante la comunidad académica y la sociedad en general. ¿Qué tipo de razonamiento es el más adecuado para iniciar en los jóvenes la inquietud investigativa? ¿Cuál de estos contribuye mejor a los procesos pedagógicos? ¿Cuál repercutiría positivamente en su contexto social? Para el caso de la investigación formativa (Callon, Courtial y Penan, 1995), por regla general, es el docente quien guía al estudiante en el camino de encontrar y llevar a cabo su proce­so de investigación, que puede ser motivado de tres maneras diferentes por parte de su docente.

      Este tipo de motivación encierra la esencia del racionamiento deductivo. En la práctica educativa esta forma de propiciar el espíritu investigativo es la más generalizada, pues coincide con la denominada “tarea escolar”: el docente propone un tema o preguntas generales guiadas por el adjetivo interrogativo ¿qué?, tales como: “estudien sobre arquitectura gótica” o “respondan: ¿qué es arquitectura gótica?”. En términos de la búsqueda de información en la red, el método deductivo se utiliza cuando el estudiante ingresa al buscador un tema para empaparse de él o cuando el investigador quiere revisar la información general que existe sobre una temática que apenas empieza a conocer.

      Con la intención de propiciar la investigación, el docente puede ubicar a los estudiantes en un contexto específico (un bosque, una calle, por ejemplo) y solicitarles que encuentren el tema de investigación a partir de la observación y análisis de los detalles. En el caso de la red, este método consiste en aplicar ciertas técnicas de indagación que arrojan como resultado información específica que interesaría solo al investigador que las aplica. Se parte del supuesto de que el investigador tiene un objetivo claro, determinado, para nada general, y de que desea obviar la información que no tiene que ver con este.

      Según Peirce (1878; 1974), es parte de la naturaleza humana anticiparse, formular hipótesis antes de tener indicios de su veracidad, y actuar de acuerdo con los resultados esperados. En ese sentido, plantear el problema y algunas pistas sobre los temas puede ofrecer al estudiante seguridad para animarse a buscar él mismo los temas de investigación.

      Ejemplo:

      •A los estudiantes de Administración de Empresas se les puede enseñar un negocio en quiebra para que ellos descubran las causas del fracaso (temas) e incluso ofrezcan propuestas de solución.

      •En el ámbito de la red y del proceso de escritura, el docente puede incentivar la fantasía y la especulación como medios de anticipación y creación: “¿Qué creen ustedes que es la ataraxia? Escriban un párrafo sobre ella”, o “Indaguen sobre cómo la ataraxia podría ayudar a los niños pobres de Nueva York”.

      Ahora bien, cada una de estas formas de motivar a los estudiantes para que inicien su proceso investigativo tiene tanto ventajas como desventajas, que se pueden sintetizar así:

      •Cuando al estudiante se le ofrece de antemano el tema, solo tiene que preocuparse por dónde encontrar la información y por evaluar la calidad de esta para luego utilizarla. Este proceso inhibe su creatividad e iniciativa, pero le da la seguridad de tener una base firme sobre la cual construir su edificio de conocimientos.

      •Cuando al estudiante se le permite elegir el tema libremente, se le pone en situación de incertidumbre e inestabilidad. Sin embargo, este es el estado cognoscitivo propicio para activar la creatividad y relacionar los conocimientos, expectativas y motivaciones madurados a lo largo de su vida académica.

      •Cuando al estudiante se le permite cierto grado de libertad de elección de temas pero se le


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