Las imprentas nómadas. Alessandro Corubolo

Las imprentas nómadas - Alessandro Corubolo


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en general los tipógrafos –que apenas si lograban equilibrar sus cuentas en las ciudades en las que residían, valiéndose de sus propias prerrogativas institucionales, gubernativas o eclesiásticas– iban con sus propias prensas siguiendo procesiones, visitas pastorales, desfiles de carnaval, para poder producir ipso facto y agotar en muy breve tiempo una importante tirada de materiales menores o efímeros, como plegarias, documentos religiosos de todo tipo y manifiestos con textos breves y originales que casi siempre elogiaban la ocasión de la fiesta.

      El objetivo era rencender el sentimiento patriótico en aquellos lugares donde se había entibiado a causa de los acontecimientos y, en un momento sucesivo, consolidarlo con una acción amplia para que pudiese transformarse en algo orgánico –sobre todo entre guerras– dentro del vasto proyecto llevado adelante por el régimen fascista para la organización del consenso.

      Nuestra historia considerará, por lo tanto, solo algunas de las ocasiones en las que hemos “escuchado crujir” a la prensa mientras iba trabajando: para propaganda, para publicitar manifestaciones de diferente naturaleza, para eludir las persecuciones más variadas, para cosechar consensos alrededor de determinados personajes, para ponderar a cortes y a soberanos, para proveer de certificaciones y documentos o, inclusive, para recoger dinero a cambio de servicios prestados.

      Además de todo lo que venimos diciendo, y como última meta de nuestro trabajo, hemos llegado hasta la Resistencia del último conflicto mundial. Centramos nuestra investigación en una realidad territorial específica, la de la Romaña, en la que láminas, manifiestos, carteles y volantes fueron producidos en imprentas clandestinas o impresos con máquinas no siempre de pequeñas dimensiones, como los ciclostiles, que podían ser ocultadas con facilidad, enterradas y, en caso de necesidad, transportadas hasta las casas y los lugares en los que se escondían los partisanos. También otras máquinas de notable porte fueron desplazadas y utilizadas o, cuando fue necesario, sustraídas a la vista por motivos que son fáciles de comprender.

      La documentación que se lograba hacer circular en situaciones casi siempre muy peligrosas, además de contener en sí mismas un gran potencial informativo, era el fruto del trabajo de hombres y mujeres de gran coraje que sabían hacer funcionar las máquinas o lograban transportarlas hasta determinados lugares para su utilización, en operaciones que podían ser extremas: muchos de ellos –entre los que se contaban varios tipógrafos–, sin importar el peligro, se aventuraban en estas empresas que los condujeron, como consecuencia, a sufrir muertes heroicas.

      La publicación feminista Noi Donne ha reivindicado su verdadera historia y ha fijado con exactitud la fecha en la que fue presentada y por quién. Se ubicó su inicio exacto en París, en los años en los que el antifascismo señalaba uno de los momentos más importantes para algunas mujeres italianas. En esa época, viviendo en otro país, más peligroso que imprimir un periódico –para lo cual solo se contaba con medios precarios– era tratar de hacerlo conocer en Italia. En efecto, se debía pasar la frontera con ingeniosas estratagemas para intentar lograr una buena distribución. Y durante la Guerra Civil, cuando la publicación fue “impresa” en Italia en el más absoluto secreto, esto significó incurrir en toda clase de peligros para llegar al mayor número posible de mujeres.

      La nuestra es, pues, una historia de publicaciones especiales, de hombres y de mujeres, de modos de producción del pasado, pero no solo es una historia italiana, si bien es esta la que prevalece. Sobre el hielo de Londres, sobre el río de Nueva York, así como en la Suecia del siglo XVIII tan poco sensible al Iluminismo, en Alemania, en Francia y también en otros países, la mirada se ha posado sobre muchas realidades que han permitido una visión de conjunto que, según creemos, es nueva porque se interrelaciona con las diversas experiencias que se han encontrado.

      Sin embargo, no han sido estas las únicas historias que hemos seguido: de igual modo las máquinas en sí mismas han sido protagonistas de nuestro recorrido; las vemos no solo como artefactos, sino sobre todo como conjuntos cada vez más perfeccionados, aptas para ser transportadas, a veces a pesar de lo voluminoso de su tamaño, y capaces de hacer posible la impresión del conjunto de documentación examinada.

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      Máquina de imprenta a vapor Napier (ca. 1830)

      Itinerantes a lo largo de los caminos o cargadas sobre muy diversos medios de transporte, cuando las máquinas que hemos identificado comenzaron a imprimir, produjeron, como ya se ha explicado y también en virtud de su poder creciente a lo largo de los siglos, sobre todo materiales menores o a lo sumo periódicos, cuyos formatos no correspondieron casi nunca a los originales. Más que contribuir a desarrollar nuevos saberes, dejando de lado casos muy raros, la producción obtenida al publicar in itinere se dirigía, pues, a asumir otra tarea, de todas maneras relevante: la de contribuir a comunicar expresiones vinculadas con contextos particulares que en principio podríamos definir como políticos, en el sentido más abarcador que se quiere dar a este término.

      Por lo que respecta a las fuentes, además de la bibliografía específica, que fue rastreada de diferentes maneras –incluso a través de la consulta de numerosísimos Opac y Meta Opac, de repertorios sobre todo de materiales menores, pero de diversos siglos y no solo italianos; de limitadas incursiones en los archivos para buscar no solo documentos, sino también fotografías; de un considerable uso de periódicos, revistas y de diversas publicaciones efímeras–, la investigación se ha centrado desde el inicio en la iconografía. Esta ha sido considerada fundamental para dotar al volumen de aquello que, entre nosotros, hemos llamado las “piezas justificativas” de lo que íbamos diciendo.

      Se entiende que nunca hemos pensado en nuestro trabajo como un sondeo exhaustivo, ni por lo que se refiere a los temas que han sido afrontados, ni por los ámbitos geográficos


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