Las imprentas nómadas. Alessandro Corubolo
más extensa de posibles usuarios, la celosa Policía reservó sus atenciones también a las imprentas domésticas. Hasta las imprentas de juguete fueron miradas con sospecha, en cuanto eran potencialmente aptas para difundir material subversivo: en julio de 1812, bajo los pórticos del Palacio Real, agentes de la Policía de París detuvieron a un vendedor ambulante de “imprentas portátiles”. Las pequeñas máquinas, contenidas en una caja de apenas 16 centímetros, estaban dotadas de todo lo necesario para la impresión de una hoja de pocos renglones. El prefecto escribió alarmado: “las encuentro peligrosas, sobre todo porque posibilitan la impresión de versos ofensivos y panfletos de pocos renglones de forma rápida y en el lugar donde uno se encuentre” (Granata, 2006). Es evidente que de estas minúsculas tipografías habría sido imposible encontrar rastro.
A MANIJA O A PEDAL: LAS “PLATINAS”
Pasados cien años de su invención, las máquinas tipográficas llamadas platinas se hicieron conocidas al gran público gracias a la inolvidable interpretación de Totò y de Peppino de Filippo en el film La banda degli onesti (1956), (37) del que ellas fueron también protagonistas.
Dos versiones de las platinas –a manija y a pedal– habían sido ideadas y puestas a punto en los Estados Unidos en los años cincuenta del siglo XIX. A diferencia de lo que aconteció con la prensa tradicional, en la que el plano de presión desciende de forma horizontal sobre el carril móvil donde se colocan el molde impresor y la hoja de papel, en las máquinas de platina la presión se produce por el encuentro vertical entre la platina donde se coloca el papel y el molde dispuesto sobre el plano. Esta solución ha hecho posible el entintado automático por medio de rodillos que suben y bajan sobre el molde desde un plato giratorio sobre el que se produce la trituración de la tinta. El movimiento, que cierra la platina (móvil) sobre el molde impresor (plano fijo), se obtiene o a través de un mecanismo accionado por una “minerva” (pedal, del que en italiano se deriva pedalina), o bien a mano, bajando una palanca. Las minervas operaban con discreta velocidad y fueron modelos con una superficie de impresión relativamente amplia, pero no se proyectaron para ser transportables debido a su peso, no muy distinto del que tenían las análogas prensas de hierro.
Máquina tipográfica de platina a manija; fotograma del film La banda degli onesti (1956).
Platina manual tipo “Boston” de C. M. Zini, extraída de un anuncio publicitario de los años ochenta del siglo XIX.
Minerva The Liberty Job Printing Press, extraída de un anuncio publicitario aparecido en The Inland Printer, septiembre de 1887, p. 826.
Las platinas a manija, en cambio, eran de pequeñas dimensiones (con un marco a partir de 5 x 7,6 cm), bastante livianas, por regla general apoyadas o fijadas en un banco, fácilmente transportables y, si era necesario, posibles de ser ocultadas. Estas máquinas tipográficas también tuvieron inmediato éxito y difusión en Europa, luego de que fueron conocidas en las exposiciones de Londres (1862) y París (1867). Fueron numerosos los importadores y constructores de platinas, y algunos estuvieron en actividad hasta los años ochenta del siglo XX. (38) Las minervas, sobre todo, se transformaron en las máquinas tipográficas más difundidas y conocidas, incluso para un público no especialista.
En Italia, el mayor constructor y distribuidor de pequeñas máquinas tipográficas en toda la península fue el fundidor de caracteres Cesare Matteo Zini de la ciudad de Milán, sucesor de la empresa que Víctor Petibon había abierto en 1845 como sucursal de la Fonderie Propagande de París. (39) Ya en 1877, Zini ofrecía una prensa tipográfica “de muy bajo precio y fácil manejo”, a solo 125 liras, en planos sobrepuestos con una bisagra y palanca apta para empujar el molde contra el plano de 35 x 25 cm y, junto con otros productos, una “tipografía portátil” de cuatro renglones con 400 caracteres por 20 liras, contenida en una elegante caja de madera de cerezo de 30 x 16 cm. En las Exposiciones de Milán de 1881 y de Turín de 1884, obtuvo elogiosos comentarios: “casi todos los regimientos, las naves reales y muchísimos privados poseen hoy una máquina tipográfica provista por la Empresa C. M. Zini de Milán”. (40)
Detalle de un anuncio publicitario de las pequeñas prensas tipográficas de la fundición C. M. Zini de Milán (ca. 1880). En la hoja se lee: “En un solo día me transformé en tipógrafo e imprimo sin cansarme”.
La pequeñísima máquina que, como veremos, llevó consigo en 1915 a Adamello el tipógrafo alpinista Vittorio Bozzi era, justamente, una Zini con una luz de impresión de 15 x 10,5 cm. (41)
NO SOLO PARA LAS GALERAS
Impresora de galeras Accidenz-Buchdruckpresse, con presión vertical; anuncio en Archiv fur Buchdruckerkunst IV, 1867, p. 306.
Es sabido que cosas proyectadas para obtener un cierto resultado muchas veces terminan siendo utilizadas para un fin muy diferente: este es el caso de las impresoras de galeras que, con algunas modificaciones, fueron ampliamente usadas para la imprenta móvil.
La necesidad de no emplear verdaderas prensas para la impresión de las galeras de las páginas compuestas y de obtener de todas formas pruebas bien legibles, de las que se pudiesen relevar tanto los errores de composición como los defectos de los caracteres utilizados, requirió que se diseñaran aparatos adaptados para tal fin, fáciles de usar y de poco volumen. Algunos de ellos emplearon el criterio de la platina que se baja sobre el conjunto del molde, el tímpano y el marginador, que corre debajo de aquella y que, en esencia, no es otra cosa que un tipo de prensa simplificada, de mesa. (42)
Adam’s Cottage Press n.º 4, con presión a cilindro, patentada en 1861, National Museum of American History, Washington D. C.
Empero, las utilizadas comúnmente debido a su capacidad de ser transportadas y a su buen acabado de impresión fueron las “pequeñas prensas para galeras”, compuestas por un plano con los moldes tipográficos entintados, sobre las que se superponía el papel o el conjunto tímpano-marginador. Sobre ella se haría correr un cilindro de presión regulable (o viceversa, el cilindro quedaba fijo y corría el plano del molde). Los modelos más completos y evolucionados también demostraron ser muy indicados para impresiones de buena calidad, y además eran más livianos que las prensas de presión plana (el cilindro recubierto de goma es menos pesado que una platina de hierro, y además ejerce una presión progresiva, no en un solo golpe sobre todo el molde, haciendo menos crítica la puesta a punto o el “arranque” de la impresión). (43)
Esta clase de portable table top presses fue patentada en los Estados Unidos inmediatamente antes de la Guerra Civil (1861-1865) y tuvo amplia difusión en los campos de batalla de los ejércitos y flotas, tanto de la Unión como de los Confederados. (44) Los modelos más conocidos y difundidos fueron la Lowe’s Press, muy liviana, con un singular cilindro cónico, la Adams Press y la Army Press, producida por la Cincinnati Type Foundry. Al inicio carecían de marginador y requerían entintado manual: el tímpano se bajaba de forma automática con el primer golpe de palanca que habría hecho correr el plano bajo el cilindro fijo, cuya presión era regulable por medio de dos tornillos.
Una versión similar a los modelos americanos fue ofrecida en Inglaterra, a partir de 1864, por David Garden Berri, que la llamó People’s Printing Press y la ilustró en la portadilla de su The Art of Printing, (45) el librito que publicó para “dar indicaciones acerca de cómo transformarse en un impresor” a aquellos interesados en su máquina de imprimir para varios usos, entre los cuales se encontraba la impresión de gacetillas, a bordo de los barcos, para la recreación