Las imprentas nómadas. Alessandro Corubolo

Las imprentas nómadas - Alessandro Corubolo


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que lleva una piedra litográfica sobre un caballete, litografía, 1818, National Gallery of Arts (Rosenwald Collection), Washington D. C.

      PRENSAS LITOGRÁFICAS

      Para poder […] multiplicar los así llamados papeles de comercio, es decir aquellos compilados en base a relaciones y memorias, los pequeños planos, los reconocimientos militares, las órdenes del día, las circulares y los estados de cualquier naturaleza, también para el servicio de un ejército en campaña [la cursiva es nuestra], la litografía suple las necesidades de la tipografía y de la calcografía, y se ha constatado bien que ella ofrece modos más fáciles, rápidos y económicos; ya que un simple dibujante calígrafo puede […] dibujar y escribir un trabajo litográficamente, y obtener así unos papeles que de otra manera habrían costado gasto y fatiga mucho mayores. (1830: 6)

      Bardet describe de manera detallada los dos tipos de prensas en uso en la litografía militar, uno de los cuales, el que más interesa para nuestro estudio, es “apto para transportarse […] puede ser activado por una sola persona” (100).

      En la bella portada se observa claramente una tienda con militares borbónicos que usan un delantal de impresor sobre el uniforme, mientras trabajan con una prensa litográfica. El prensista y dos asistentes se ocupan de varias tareas: colocar la hoja entre el tímpano y el marginador, entintar la piedra, verificar que la impresión se haya realizado con éxito. Si la precisión técnica se reserva para las ilustraciones internas, la imagen de la portada, delineada con suavidad de trazo, tiene un acabado pictórico sugestivo y evocador. La ambientación bajo una tienda hace más verosímil la representación de una imprenta de campaña.

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      Federico Barbet di Villanova, Istruzioni sui tre principali metodi dell’arte litografica, frontispicio, 1830, Nápoles, Reale Tipografia della Guerra.

      POLÍGRAFOS

      Esta referencia poética nos induce a detenernos en el tema de los “polígrafos”, término con el que pretendemos identificar a los aparatos para copias cuya difusión, sin embargo, se remonta a varios decenios antes:

      Los pequeños medios de reproducción, que ya se veían de manera abundante en la Exposición Universal de 1878, continuaron multiplicándose durante el transcurso de 1879, aunque con la aparición de la pluma eléctrica de Edison, se decía que el público no habría sabido qué hacer con ellos. Los polígrafos –que se llaman con nombres diversos, según el capricho de los respectivos productores– ya habían penetrado en todas las oficinas o bancos de alguna importancia […]. Autopolígrafo, velocígrafo, hectógrafo, etcétera, son casi la misma cosa. Cartitas, breves circulares, direcciones, pequeñas facturas y otros diminutos papeles del mismo estilo, escritos una sola vez, se pueden reproducir en unos 50 ejemplares. (Bobbio, 1880: 29-30)

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      Detalle de la página de un opúsculo publicitario del velocígrafo Anghinelli, Florencia, Civelli, s/f (ca. 1880).

      Así se expresaba Giacomo Bobbio (1848-1924), por entonces director de la Tipografía del Senado, en sus Osservazioni publicadas luego de la exposición milanesa de los productos de la tipografía y de las industrias afines de 1879.

      Polígrafo, autopolígrafo, hectógrafo, velocígrafo, mimeógrafo, duplicador, lineógrafo, opalógrafo, ciclostil, etc., y sus correspondientes nombres en las distintas lenguas; aun hoy, tanto a partir de las descripciones como del examen visual de originales y reproducciones, no es fácil distinguir las características peculiares de los productos obtenidos con estos pequeños aparatos, normalmente destinados a ser utilizados para realizar un modesto número de copias, dibujos y textos manuscritos o escritos con la máquina de escribir. Sin embargo, todos los modelos permitían evitar la composición en caracteres móviles y podían reproducir


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