Las imprentas nómadas. Alessandro Corubolo

Las imprentas nómadas - Alessandro Corubolo


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para el estudio de la ortografía, el por entonces niño Luis XV. Un armario de cuatro pies (ca. 130 cm) de altura, de dos pies y cuatro pulgadas de largo y de 14 pulgadas de ancho contenía dos prensas: una para imprimir los textos y la otra calcográfica, además de una cantidad de pequeños cajoncitos de diferentes medidas que contenían caracteres, espacios e interlíneas. Su invención se atribuye a Jacques Columbat o Collombat (1668-1744), impresor del rey. (28)

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      Presse de cabinet, siglo XVIII, Lyon, Museo de la Imprenta y de la Comunicación Gráfica. Dibujo de Rosabianca Cinquetti.

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      Pequeña imprenta manual de finales del siglo XVIII (año desconocido), abierta y cerrada

      Esta prensa […] es muy sencilla […]. Prueba de esto son las experiencias que fueron realizadas con ella y parece que deberían ser útiles a los ministros de las Coronas y a los generales de la Armada cuando se encuentran en campaña militar; les agilizaría una correcta distribución de las órdenes que deben ser impartidas en lugares muy diferentes y al mismo tiempo.

      Este tipo particular de prensa estaba compuesto por dos robustas tablas de madera grandes como una hoja de papel, unidas con un cierre (“a manera de tabaquera”) y una empuñadura (“mango”). El molde para imprimir, cerrado y entintado, era colocado sobre la tabla inferior; la otra tabla, recubierta por un paño, estaba destinada al papel y al marginador tipográfico. El mango servía para apretar e imprimir. Como veremos, esta técnica constructiva, cuya obvia limitación era la dimensión de los impresos que se podían obtener y la distribución irregular de la presión, fue usada con perfeccionamientos sucesivos aún durante un siglo.

      EVERY MAN HIS OWN PRINTER, O BIEN TODOS TIPÓGRAFOS

      En Inglaterra, a mediados del siglo XIX, la prosperidad económica, el avance –no solo social, sino también político– de la burguesía y la afirmación de sus modelos de vida no dejaron de tener consecuencias en los aspectos aquí considerados. En aquel período explotó el interés por las pequeñas máquinas para imprimir que definiremos como de uso doméstico. En las publicidades de los fabricantes comenzaron a aparecer imágenes cautivantes del sexo femenino o de jovencitos que en salones burgueses se ejercitaban en la composición tipográfica y en la impresión, junto con explícitas aclaraciones identificatorias: “Printing at home”, “The people’s printing press”, “Every man his own printer” (‘Imprimir en casa’, ‘La imprenta de la gente’, ‘Cada hombre es su propio impresor’), entre otras.

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      David Garden Berri, People’s printing press, portadilla de The Art of Printing, Londres, edición a cargo del autor, 1864.

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      Impresión en el salón, portadilla de Printing at Home, Rochford, Jabez Francis, s/f (ca. 1870).

      Inglaterra, país industrialmente avanzado, poseía una indiscutida supremacía en la innovación tecnológica del campo tipográfico: de hecho, las primeras y más difundidas prensas de hierro fueron producidas allí. Para realizar o difundir sus propias invenciones, inventores y mecánicos de otras nacionalidades se habían desplazado desde los Estados Unidos a Londres, por ejemplo Clymer –inventor de la Columbian Press– o, desde los países alemanes, Senefelder –inventor de la litografía– y Koenig y Bauer, constructores de las primeras prensas mecánicas, la más grande innovación de la tecnología tipográfica desde los tiempos de Gutenberg.

      No sorprende, pues, que en Inglaterra –donde, por otra parte, la libertad de prensa y la ausencia de movimientos revolucionarios permitían el comercio legal de pequeñas imprentas tipográficas fácilmente transportables sin la preocupación de que difundieran publicaciones clandestinas– existiera interés en iniciativas para construir máquinas poco costosas, capaces de producir impresiones de pequeño formato e importancia.

      Esas pequeñas prensas habrían sido adaptadas no solo para una amplia cantidad de usuarios profesionales o para las private presses de los caballeros, sino incluso para un público más amplio que imprimiera por diversión o por otra de las tantas motivaciones que podían llevar a los particulares a tal elección.


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