Las imprentas nómadas. Alessandro Corubolo
numerosos contextos históricos pueda absolvernos de eventuales lagunas bibliográficas y documentales.
Como ya ha sido dicho, sentimos la necesidad el dotar a cada capítulo del volumen de un aparato iconográfico, y eso ha constituido, por lo tanto, uno de los primeros caminos de la investigación que hemos emprendido. Creemos, en efecto, que no se podía dedicar atención a hechos y sucesos o exhumar temas en general poco conocidos sin proporcionar a cada uno de ellos las búsquedas de material ilustrativo que corroborara elecciones y situaciones, en principio también muy lejanas de nuestro imaginario. Mucha documentación ha sido encontrada en Internet, con estudios realizados en profundidad y, para la consulta, con el uso de modalidades lingüísticas diversas. Haber recurrido a entes e instituciones –no solo italianos– ha permitido que pudiésemos obtener una gran cantidad de imágenes.
Otras imágenes provienen de textos especializados, de numerosos álbumes y de varios sitios con fotografías de época. No siempre los documentos encontrados han resultado ser plenamente legibles, en particular aquellos de los períodos de guerra, impresos en circunstancias difíciles. De todas maneras, nos hemos valido de ellos para poder documentar mejor nuestro recorrido.
Cuando las palabras no basten para respaldar tesis y episodios narrados, la rica documentación iconográfica que nos ha ayudado asumirá de por sí un valor formativo, lo que casi siempre ha sido su función, tal como también nosotros nos lo habíamos propuesto.
Esperamos que nuestra elección genere una buena acogida del volumen por parte de los lectores, o bien que, así concebido, este resulte interesante incluso para el lector no especializado.
Nuestros maestros, muy lejanos en el tiempo, cuando comenzábamos con nuestro estudio, nos invitaban a considerar que el trabajo que habíamos iniciado no habría sido tan nuevo como podíamos pensar, sino que, seguramente, alguien antes de nosotros ya había afrontado el tema.
En nuestro caso, tales palabras resultaron verdaderas: antes de este volumen se publicó un buen artículo periodístico de divulgación escrito por Giorgio Coraglia (2012), que sin embargo difiere de nuestro asunto, ya que une las diferentes y diversas movilidades de la imprenta y se detiene solo en algunos de los casos que hemos analizado en nuestro itinerario, respecto de la multiplicidad de los que investigamos nosotros. La presencia de estos casos nos permite afirmar que el fenómeno de las máquinas que imprimen de manera itinerante puede ser considerado en una amplia escala. Sin embargo, es necesario reconocerle a Coraglia el mérito de haber identificado una línea de investigación, que nosotros aceptamos y seguimos ampliamente. Según sabemos, nadie, ni siquiera aquellos que han trabajado en el repertorio coordinado por Santoro, ha tenido en cuenta las expresiones de Coraglia, ni en un sentido, ni en otro.
Lo hacemos ahora nosotros, al terminar estas pocas observaciones, para luego, por fin, dedicar las páginas sucesivas a encuadrar el tema y a exponer los resultados de la investigación, recordando también el brillante y atinado título de este artículo de Coraglia que hubiéramos querido hacer nuestro: “La stampa è mobile”. (25)
14. Abreviaciones: ASB, Archivo de Estado, Bolonia; ACSR, Archivo Central del Estado, Roma; ASN, Archivo de Estado, Nápoles; BCAB, Biblioteca Comunale dell’ Archiginnasio, Bolonia; DBI, Dizionario Biografico degli Italiani; RSR, Rivista Storica del Risorgimento.
15. Dizionario degli editori, tipografi, librai itineranti in Italia tra Quattrocento e Seicento (2013) coordinado por Marco Santoro, editado por Rosa Maria Borraccini et al., Pisa–Roma, Serra, 2013, 3 volúmenes. Entre las reseñas al repertorio señalamos, por su interés y profundidad, la de Petrella, Giancarlo (2015) “Torchi itineranti e stampatori erranti”, Biblioteca di via Senato, febrero, pp. 5-15, aunque tampoco ella está cerca de nuestro asunto.
16. Véase Alfieri (1985); también “Per far di bianca carta carta nera”. Prime edizioni e cimeli alfieriani (2001; en esp. 40-41); por último, Castiglioni y Corubolo (2008).
17. En relación con la entidad y la complejidad de los casos analizados, creemos que aún no ha sido superado el ensayo de Waquet (1989).
18. Nos limitamos a indicar el texto donde, según creemos, se cita por primera vez esta actividad decididamente anómala de D’Annunzio que se inicia, como ha sido dicho, en 1931: Chiara (1983: 185).
19. También tomamos de Fumagalli (1905: 228) la imagen de la prensa Stanhope utilizada por el ejército piamontés en 1848, lamentablemente perdida durante la Segunda Guerra Mundial.
20. Véase L’Illustration, journal universel, 28 de mayo de 1859, p. 360, periódico en el cual pueden leerse aún noticias muy útiles para conocer el equipamiento del que disponía la imprenta a bordo del furgón: “la experiencia ha demostrado que un jefe y dos cajistas, que forman el personal, bastan para todas las necesidades. El interior de tal furgón está organizado de manera que puede contener todo: las cajas, la prensa y sus accesorios, el aprovisionamiento de papel, el agua para la maceración, las redes, espacios, cuadrados, cuadratines, etc., en una palabra, existe un atelier completo de tipografía contenido dentro de un espacio muy reducido donde cada cosa se encuentra en su lugar, y que reúne la ventaja de seguir a todos los movimientos de la Armada, por más veloces que sean”.
21. Véase Dizionario delle arti e de’ mestieri (1774: 60).
22. Malesherbes (1994) Mémoires sur la librairie. Mémoire sur la liberté de la presse, presentación de Roger Chartier, París, Imprimerie national Editions, p. 259. En la nota 35 de su presentación, Chartier enumera los diversos ensayos publicados en Francia hasta 1993 relativos a la “prensa clandestina”.
23. Por el momento, remitimos solo al texto más conocido: Isnenghi (1977).
24. En relación con la nueva visión de las ciencias también gracias a la utilización de la máquina de imprenta a vapor, remitimos especialmente al volumen de Second (2013).
25. Juego de palabras que recuerda el inicio de la celebérrima aria de la ópera Rigoletto de Giuseppe Verdi, “La donna è mobile”. Puede decirse que, en Italia, la frase posee un significado proverbial. [N. de la T.]
CAPÍTULO 1
TAMBIÉN LAS MÁQUINAS SON PROTAGONISTAS
Las máquinas y las diversas contingencias en las que ellas produjeron han sido las protagonistas de nuestra investigación. Ya fuesen pequeñas, medianas, portátiles o, en definitiva, transportables a pesar de su envergadura, tales artefactos sin duda responden a esos criterios que hemos identificado como necesarios para la impresión in itinere. No obstante, se debe observar que, para los fines de nuestro estudio, hemos considerado más significativo el uso que se les dio y no tanto el conocimiento de las máquinas en sí mismas, su tecnología de impresión o su construcción. De todas maneras, hemos dedicado cierto espacio para relevar sus diferencias macroscópicas con el fin de conectarlas siempre con las materialidades que podían quedar excluidas.
Por ejemplo, no nos hemos preguntado si algunas de sus partes podían develarnos misterios todavía irresueltos en algunas páginas ni si, accionándolas de una manera o de otra, se podía llegar a un mayor conocimiento de cada una de las piezas que las componen.
Han sido otros los motivos que nos han llevado a ocuparnos de ellas: en principio, y como ya se ha dicho, el pensar cuál era en realidad