En torno al animal racional. Leopoldo José Prieto López
estudio del significado de los términos morales. Ni unos ni otros se manchaban las manos hurgando en los dilemas éticos que planteaba la sucia realidad contemporánea. Singer ha sido el primer filósofo moral de talla en remangarse y en bajar la ética del mundo ideal al mundo real. Es reconocido como el fundador de la ética práctica o ética aplicada, que incluye la bioética, como atestiguan sus numerosas obras como Practical Ethics (Ética práctica) y recopilaciones como A Companion to Ethics (Compendio de ética) y A Companion to Bioethics (Compendio de bioética).6
Los rasgos más acusados de la personalidad intelectual de Peter Singer son el utilitarismo filosófico, la defensa de la causa animalista, la asunción del vegetarianismo, el activismo político y el izquierdismo darwiniano. Entre todos ellos hay un nexo lógico. Veámoslo.
La filosofía moral de Peter Singer es el utilitarismo. De hecho, uno de los principales fundamentos de su pensamiento es el principio utilitarista, del que arranca todo su pensamiento moral, según el cual es bueno lo que proporciona placer y malo lo que causa dolor. El nexo que se advierte en el pensamiento de Singer entre utilitarismo y animalismo es fácil de comprender: dado que placer y dolor son experimentados por hombres y animales, no hay ninguna razón por la que —en opinión de Singer— deba hacerse una distinción en perjuicio de los animales a partir de estas experiencias sensibles. El principio práctico «haz el bien y evita el mal» se transforma entonces en la filosofía utilitarista de Singer en este otro: «Haz crecer el mayor bienestar posible y lucha por la disminución del dolor entre todos los seres sentientes», es decir, entre todos los animales. Por otro lado, como siempre es más urgente combatir el dolor que propiciar el placer, el utilitarismo considera prevalente el deber de disminuir el dolor sobre el de aumentar el placer. Con todo esto, el pensamiento de Peter Singer comenzaba a poner las bases de una filosofía animalista, que denuncia el dolor infligido por los seres humanos a los animales. Por lo tanto, el movimiento de liberación animal, entre cuyos iniciadores se contaba el propio Singer, debía consistir en la lucha por erradicar la tiranía humana sobre los animales, consistente en la explotación dolorosa y en el tratamiento aflictivo procurado a los mismos.
En 1975 publicó Animal Liberation. Posteriormente, en 1989, salía a la luz una nueva edición revisada de la misma obra. Desde 1993, Peter Singer ha venido presidiendo la plataforma animalista conocida como Proyecto Gran Simio (Great Ape Project), además de figurar como máximo responsable (junto con la autora italiana Paola Cavalieri) en la edición del libro homónimo. El autor nos cuenta brevemente su despertar a la conciencia animalista.
En otoño de 1970, yo era un estudiante de postgrado en la Universidad de Oxford. Aunque me había especializado en filosofía moral y social, no se me había ocurrido —como a casi nadie— que nuestras relaciones con los animales planteasen un serio problema moral. Sabía, por supuesto, que se trataba cruelmente a algunos animales, pero suponía que eran abusos accidentales y no una indicación de algo fundamentalmente injusto.7
En el elitista entorno de Oxford, Singer entra en contacto con diversos miembros del movimiento animalista, tales como el psicólogo Richard D. Ryder, Joanne Bower (miembro por entonces de la Farm and Food Society de Londres), Catalina Jannaway (1915-2003, vinculada a la Vegan Society of the United Kingdom, fundada en 1944 por Elsie Shrigley y Donald Watson).
Hemos dicho que entre utilitarismo y animalismo hay un nexo lógico. Ahora bien, el mismo nexo se prolonga, uniendo también animalismo y vegetarianismo. Es claro que si se admite el principio de que causar la muerte de los animales para alimentarse de su carne es algo esencialmente injusto, se hará inevitable el paso al vegetarianismo. Así ocurrió, desde luego, en la vida de Peter Singer, animado por sus amigos vegetarianos de Oxford, como él mismo nos cuenta. Hasta ese momento, comer carne no le había causado el más mínimo escrúpulo de conciencia. Pero, como él mismo relata,
[...] mi complacencia se turbó cuando conocí a Richard Keshen, también estudiante de Oxford y vegetariano. En una comida le pregunté por qué no comía carne y empezó a contarme las condiciones en que había vivido el animal cuyo cuerpo estaba comiendo yo. Por medio de Richard y de su mujer, Mary, mi mujer y yo nos hicimos amigos de Roslind y Stanley Godlovitch, también vegetarianos, que estudiaban Filosofía en Oxford. A través de las largas conversaciones que tuvimos los cuatro —especialmente con Roslind Godlovitch, quien había elaborado su postura ética con bastante detalle—, me convencí de que comiendo animales estaba participando en una forma de opresión sistemática de mi propia especie sobre otras […]. Pero una cosa es llegar a una conclusión teórica y otra cosa es ponerla en práctica. Sin la ayuda y el aliento que me proporcionó Renata, mi mujer, que estaba tan convencida como yo de que nuestros amigos tenían razón, es posible que aún siguiera comiendo carne, aunque con remordimientos de conciencia.8
Conquistado para esta causa, faltaba aun que Singer se hiciera proselitista, dando a conocer al mundo la causa vegetariana. La ocasión llegó en 1973, cuando, tras haber escrito una reseña del libro editado por Stanley Godlovitch y John Harris, Animals, Men and Morals, publicada en The New York Times Review of Books el 5 de abril de 1973, concibió la idea de escribir un libro en regla en defensa de la causa de los animales. El estímulo y la ayuda de sus amigos vegetarianos hicieron posible la realización del proyecto. En 1975 apareció la primera edición de Liberación animal, obra que muy pronto llegaría a convertirse en una especie de manual de formación de las generaciones de jóvenes activistas del movimiento animalista. En 1989 se publicó una segunda edición revisada de la obra.
De la sinceridad con que Singer ha hecho suya la filosofía vegetariana no cabe la menor duda. El vegetarianismo, que inicialmente había sido una nueva forma de protesta (revestida de cierto aparato filosófico utilitarista y animalista) para el rebelde estudiante de postgrado, se convirtió en una forma madura de credo filosófico mantenida con perseverancia. Da constancia de ello la contribución, titulada «Una filosofía vegetariana», escrita por nuestro autor pasados ya algunos años de la conversión, para el libro publicado en 1998 por Sian Griffiths y Jennifer Wallace, Consuming Passions: Food in the Age of Anxiety.9
Pero la historia de Peter Singer no termina aquí. Su vida no ha transcurrido únicamente entre libros. Además de materialista en sentido filosófico, de pensador utilitarista, de propagador del animalismo y de neófito vegetariano, Singer es un activista político de izquierdas, especialmente en la modalidad de activismo animalista.10 Nunca ha desdeñado como impropio de un filósofo la lucha en primera línea en favor de la emancipación de los animales. Para referir algunas de sus demostraciones como activista, se pueden mencionar las siguientes: sentadas dentro de una jaula en una plaza pública, para denunciar la estrechez padecida por las gallinas en las celdas de las granjas avícolas; vigilias transcurridas a la puerta de peleterías, para protestar contra la crueldad que supone desollar animales para hacer un mercado de pieles para abrigos de lujo; denuncias documentadas fotográficamente de las crueles condiciones de vida del ganado porcino en una granja de propiedad del entonces primer ministro de Australia, Paul Keating;11 militancia en el partido australiano de los verdes y concurso como candidato a las elecciones de dicho país.
Merece también la pena relatar aquí otro capítulo de la vida de activismo animalista de Singer. Se trata de la relación de amistad entablada con un destacado activista del movimiento antirracista, llamado Henry Spira, cuya adhesión al movimiento de liberación animal fue enteramente mérito del proselitismo de nuestro filósofo. Singer ha escrito incluso una biografía de Spira, porque la vida de este representa la realización perfecta de su propia filosofía. Singer cree que la justicia, la oposición a la crueldad y la compasión que movieron a activistas como Spira a luchar contra la discriminación racial deben ahora proseguir e impulsar la acción de resistencia «a la tortura sistemática y prolongada de millones de criaturas sentientes hacinadas en jaulas de laboratorio o en los siniestros barracones de las granjas industriales».12
Para Singer, como puede verse, la lucha contra el racismo y el movimiento en defensa de los animales