En torno al animal racional. Leopoldo José Prieto López

En torno al animal racional - Leopoldo José Prieto López


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el feminismo, que Singer lo entiende como la reivindicación de la plenitud de derechos para las mujeres. Así pues, la lucha contra el racismo, el sexismo y animalismo (como formas de discriminación por razón de la pertenencia a otra raza, a otro sexo o a otra especie animal) no son más que círculos concéntricos de expansión de un mismo ideal: la ampliación progresiva del concepto de igualdad de derechos. Paola Cavalieri y Peter Singer explican la razón de ser de esta ampliación progresiva de la igualdad de derechos al inicio de la obra conjunta El proyecto gran simio. Sugieren allí que la razón de dicha ampliación no es otra que la inevitable presencia de un proceso dialéctico de eliminación de las fronteras que separan los ámbitos del nosotros del de los demás; proceso que se expande de la tribu, a la raza, a la nación, a la especie humana. Finalmente, el último límite, la frontera de la especie humana, que durante mucho tiempo se había hecho absoluta, parece ahora —así lo sugieren Singer y Cavalieri— haber llegado a su fin.13 Como manifestaba Singer en su artículo de prensa antes mencionado, «la expansión del círculo moral puede estar a punto de dar un importante paso adelante».

      Cree nuestro autor que la explotación y el dolor que el especieísmo ha infligido a los animales es comparable solo a los siglos de dominio de los hombres blancos sobre los negros. Pero a la lamentable situación de explotación animal —piensa Singer— no se puede responder con la violencia, saliendo al paso así a algunas acciones violentas de grupos militantes proanimales (como la Milicia pro Derechos de los Animales). Singer se vio entonces en la obligación de escribir en la segunda edición de Liberación animal (1989):

      La alternativa a la espiral ascendente de la violencia es seguir la pauta de los dos principales dirigentes de movimientos de liberación de los tiempos modernos: Gandhi y Martin Luther King. Con inmenso coraje y perseverancia se adhirieron al principio de la no violencia a pesar de las provocaciones, y a menudo ataques violentos, de sus oponentes. Al final, tuvieron éxito, porque no se podía negar la justicia de su causa y su comportamiento tocó las conciencias incluso de aquellos que se les habían opuesto. Los daños que hacemos a otras especies son igualmente innegables una vez que se hacen patentes y nuestras posibilidades de victoria se encuentran en la justicia de nuestra causa y no en el miedo a nuestras bombas.14

      Finalmente, el izquierdismo de Singer tiene un aire muy peculiar: es un izquierdismo darwiniano. Singer se define materialista en sentido filosófico, darwinista, políticamente de izquierdas, aunque crítico con la vieja izquierda, anquilosada e inmóvil, y, sobre todo, antinaturalista. Así, confiesa sin ambages:

      La izquierda necesita un nuevo paradigma. El colapso del comunismo y el abandono por parte de los partidos socialistas, del tradicional objetivo socialista de la propiedad pública han privado a la izquierda de las metas anheladas durante los dos siglos en que se ha desarrollado […]. La izquierda se encuentra en la necesidad urgente de nuevas ideas […]. Ha llegado el momento de que la izquierda se tome en serio el hecho de que hemos evolucionado a partir de otras especies animales […]. En otras palabras, es hora de desarrollar una izquierda darwiniana.15

      La vieja izquierda —piensa nuestro autor— se había convertido en una cultura construida sobre unos cimientos antinaturalistas en una peculiar simbiosis con las filosofías religiosas y devotas que condenan la naturaleza. De este modo, se había negado a comprender determinados rasgos de la naturaleza humana (como son la tendencia a adoptar funciones sociales diversas en razón del sexo o la tendencia a formar jerarquías) que modelan de un modo uniforme y persistente el comportamiento humano. Ningún proyecto de reforma social, en consecuencia, debería desconocer tales rasgos ni intentar suprimirlos, so pretexto de pretender crear un hombre nuevo, liberado de la naturaleza. En realidad, como Singer admite abiertamente, la persecución de la igualdad no debería ser el principal objetivo a conseguir por parte de la izquierda. La asunción de determinadas ideas del evolucionismo ayudaría, por su parte, a valorar más adecuadamente la competencia en la obtención de los mejores puestos en la jerarquía social y a aligerar las gravosas prestaciones sociales que contribuyen a la perpetuación de las lacras sociales (perturbaciones psíquicas, criminalidad, alcoholismo, pobreza, etc.).16 En definitiva, en opinión de Singer, la nueva izquierda debería asumir una serie de postulados que instan a perseguir de continuo el permanente mejoramiento de la salud física, mental, cultural y social de la humanidad. Como puede verse, se trata en lo esencial de los postulados que desde mediados del siglo XIX han recibido el nombre de eugenesia. La izquierda de Singer, por tanto, es una izquierda eugenésica que hace suyas un buen número de ideas procedentes del ambiente de la eugenesia darwinista.

      Hemos visto que los rasgos más destacados de la personalidad intelectual de Peter Singer son el utilitarismo, el animalismo, el vegetarianismo, el activismo político y el izquierdismo darwinista. Dos de estos cinco aspectos, el utilitarismo y el darwinismo, transcienden el simple carácter de rasgos intelectuales y se constituyen en los principios mismos sobre los que descansa el pensamiento de Singer. De ambos principios proceden ulteriormente un buen número de consecuencias. Comencemos estudiando el darwinismo, o, para ser más precisos, el darwinismo como interpretación materialista del hombre.

      El primero de los principios que presiden la filosofía de Singer es el darwinismo. El darwinismo de nuestro autor no es la doctrina específica que intenta dar una explicación sobre el origen y la evolución de las especies animales. Por el contrario, las referencias a Darwin que se encuentran en los escritos de Singer son siempre genéricas. Sin entrar en los pormenores de la obra del naturalista inglés, Singer toma el darwinismo simplemente como una doctrina que interpreta la naturaleza humana en un sentido meramente biológico. No es, pues, de extrañar que de tal concepción extraiga nuestro autor, una y otra vez, la misma conclusión, a saber, que las diferencias entre el hombre y el animal son simplemente de grado y no de esencia.

      En El proyecto gran simio (obra, como ya sabemos, de la que Singer es coeditor) aparecen con frecuencia rasgos de esta concepción darwinista. Mencionamos a este propósito algunas ideas de tres colaboradores de la obra: Richard Dawkins, Stephen Clarke y James Rachels.

      Richard Dawkins, un conocido biólogo y divulgador británico, vanguardia del materialismo darwinista militante, afirma en su contribución: «Admitimos nuestro parecido con los simios, pero rara vez nos damos cuenta de que somos simios».17 La cuestión, según Dawkins, puede formularse de un modo extraordinariamente sencillo: simplemente «somos monos grandes».18

      Otro colaborador de El proyecto gran simio, Stephen Clarke, asegura en su contribución, titulada «Los grandes simios y la idea del parentesco», que así como los hombres son nuestros hermanos, también lo son los grandes simios, y que todos juntos formamos lo que llama una humanidad ensanchada. Clarke dice así:

      La declaración de la Unesco de que todos los hombres pertenecen a la misma especie quería ser claramente un compromiso moral con la idea de que todos los seres humanos […] comparten la exigencia de que ninguna diferencia de raza, sexo, edad, intelecto, capacidad o credo debería autorizar lo que a todas luces es una injusticia […]. Los creadores del lema de la Unesco no reconocían que [las especies] Pan, Pongo y Gorilla eran nuestras hermanas, como tampoco los redactores de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América se percataron de a qué se habían comprometido al decir que todos los hombres eran iguales. Tanto ellos como sus sucesores podían haber insistido en que no se hacía mención alguna de las mujeres, o en que la intención obvia de la época era no incluir a los negros […]. La/el americana/o y la/el negra/o son mis hermanas y mis hermanos, y también lo son los demás grandes simios que, con nosotros, forman el gran ente hominoidea, que es la humanidad ensanchada.19

      Por su parte, James Rachels, en el artículo «¿Por qué los darwinianos


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