Bastardos de la modernidad. Alexander Torres

Bastardos de la modernidad - Alexander Torres


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Balzac le escribe a Madame Hańska (correspondiente amorosa y luego esposa del escritor) donde le describe su Modeste Mignon a medio terminar, el crítico hace notar que el escritor francés estaba escribiendo conscientemente un Bildungsroman:

      No cabe duda de que la escritura y las ideas de Rousseau influenciaron directa o indirectamente a Goethe y la escritura de Wilhelm Meister. Y en lo que respecta a los escritores franceses decimonónicos en cuestión, éstos, partiendo de su propia tradición pedagógico-literaria en la que Rousseau es una figura central (a pesar de ser de nacionalidad suiza), pudieron haber llegado a elaborar una novelística donde “el aprendizaje del personaje, en el sentido ficcional de la experiencia narrada … adquiere un carácter indirecto” (de Diego 16). En su libro The Hidden Reader (1988), Victor Brombert, por ejemplo, dedica un capítulo a la manera en que Rousseau informa la escritura de Stendhal. Y en Le Rouge et le Noir no sólo hay referencias a Rousseau y La Nouvelle Héloïse, sino al Télémaque (1699) de François Fénelon y a Voltaire. Pero también están las referencias a Goethe. Algo parecido ocurre con Balzac. El filósofo suizo de lengua francesa también informa su escritura como queda documentado en el estudio Balzac, disciple et juge de Jean-Jacques Rousseau (1983) de Raymond Trousson. En Illusions perdues hay referencias a Rousseau, pero también las hay a Goethe y al personaje de Mignon. Aunque el alcance del impacto de Wilhelm Meister, como hace notar Hauser, pudo haber influido directa o indirectamente en las novelas de aprendizaje de tradición no alemana posteriores a él, hay que tomar en consideración que el Meister no es la única fuente de gran influencia que confluye en lo que se llega a conocer como el Bildungsroman. Aun así, esto no implica una disminución del papel que ha desempeñado Goethe en el auge de la novela de formación.

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      Otros primeros defensores de Wilhelm Meister fueron el filósofo y crítico literario George Henry Lewes y George Eliot (15). Y más allá de la narrativa de Carlyle y Eliot, Gregory Castle, en su estudio titulado Reading the Modernist Bildungsroman (2006), establece que hay otros aportadores a la variante inglesa del Bildungsroman, entre ellos Charles Dickens, Charlotte Brontë y George Meredith (19). Si entre algunas de estas novelas y el Bildungsroman de Goethe se puede aducir que no existe un parentesco directo, sí forman parte, para parafrasear a Florian Schweizer, de un discurso transeuropeo acerca de la formación del individuo (140). El discurso sobre la formación de éste –el cual se examinará a continuación–, se considera aquí una idea imprescindible a la hora de identificar un Bildungsroman. Algo está claro: a pesar de las incertidumbres que surgen respecto al alcance que haya podido tener Wilhelm Meister en cuanto a la consolidación de un género a nivel internacional, no cabe duda de que Goethe fue una presencia significativa en la novelística decimonónica tanto en Francia como en Inglaterra.

      El concepto de Bildung

      Un aspecto de gran interés relativo al Bildungsroman no es sólo el modelo del Meister, sino también el concepto de Bildung que está en la raíz del término literario inspirado en la obra goetheana. Esto podría conducir a un mejor entendimiento de lo que es un Bildungsroman. Pero para poder hacerlo, es importante entender a qué se refiere el concepto en cuestión. Arnold Labrie, haciéndose eco de Norbert Elias, señala que la palabra Bildung fue uno de ciertos términos que empezaron a circular entre la intelectualidad alemana de clase media a partir de la década de 1770 (98, 102, 103). Al no tener significados fijos, hubo intentos de definir estos términos. Por ejemplo, Moses Mendelssohn escribe en 1784 que “[l];as palabras Ilustración [Aufklärung], cultura [Kultur], educación [Bildung] son todavía en nuestro idioma unas recién llegadas” (11). W. H. Bruford aclara en Culture and Society in Classical Weimar 1775–1806 (1962) que el vocablo Kultur tiene tres significados. El primero se refiere al proceso de cultivo (formación, desarrollo) individual, el segundo al resultado del proceso y el tercero al cultivo de ←11 | 12→un pueblo, como una nación (4). Bruford también dilucida que era habitual usar el sustantivo Bildung de acuerdo con los primeros dos sentidos de Kultur, este último término siendo un posible sinónimo (4). Sin embargo, cuando se trata de un grupo, la palabra utilizada es Kultur (4). Cabe destacar, por un lado, que Johann Gottfried von Herder, que ejerció una gran influencia sobre la obra y pensamiento de Goethe, fue el primero en popularizar el uso de estos términos (Labrie 98), los cuales usó junto con un tercero –Humanität– casi de manera intercambiable (98–99). Por otro lado, Herder se centraba en las personas que conformaban a un pueblo o a una nación, mientras que Goethe dirigía su atención hacia el individuo (Barnard 145–146).

      Continuando este rastreo lingüístico-conceptual, es importante comentar el matiz político que tiene la palabra que guarda mayor parentesco


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