Bastardos de la modernidad. Alexander Torres
Balzac le escribe a Madame Hańska (correspondiente amorosa y luego esposa del escritor) donde le describe su Modeste Mignon a medio terminar, el crítico hace notar que el escritor francés estaba escribiendo conscientemente un Bildungsroman:
Ésta será la última Escena de la vida privada en el orden y la clasificación definitiva de las ideas que cada una presenta. Es la lucha entre la poesía y el hecho, entre la ilusión y la sociedad. Es la última lección antes de pasar a escenas de la edad madura. (citado en Cave 318)13
Es importante también señalar que hay referencias a Goethe y una al personaje de Mignon en el emblemático roman de formation, Illusions perdues. Según los argumentos de Cave, los rastros de Wilhelm Meister en Balzac parecen ser innegables. Con respecto a la otra gran figura del roman d’apprentissage –Stendhal–, también existe evidencia que sugiere la presencia del Meister en su obra. En una biografía sobre Stendhal realizada por F. C. Green, el autor revela que el escritor “nunca abrazó realmente a los alemanes ni a su cultura”, pero “Goethe fue una excepción” (Stendhal 61).14 El estudio Stendhal: A Study of his Novels (1964) de F. W. J. Hemmings confirma que Stendhal leyó, además de otras obras de Goethe, Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister, novela que fue de su agrado (12). Con respecto a Wilhelm Meister, aunque no cita la obra de manera directa, es seguro que Hemmings se refiere a una carta de 1810 escrita por Stendhal en que afirma: “Disfruté posteriormente a Goethe, near to my soul. Terminé Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister; aquellas ideas me volvieron loco, y es en esta disposición que comencé a escribir” (1: 619).15 Y hay que señalar que, si bien no hay referencias a la novela de Goethe, en Le Rouge et le Noir el capítulo VII lleva el título “Las afinidades electivas”, como la novela goetheana de 1809, y el capítulo LXX está ←9 | 10→encabezado por un epígrafe atribuido al erudito alemán. De acuerdo con esta información, no sería irrazonable proponer que la novela de Goethe le sirvió de modelo a Stendhal para su destacado roman de formation. No obstante, se debe subrayar que las novelas francesas decimonónicas calificadas de Bildungsromane también pudieron haberse nutrido de su propia tradición literaria. Bury, por ejemplo, afirma que es “el carácter netamente pedagógico del roman d’apprentissage que parece darle su especificidad francesa” (“ ‘Le roman d’apprentissage’ ” 9).16 Y como señala de Diego, el aspecto propedéutico de la doble tradición que según él constituye el Bildungsroman, incluso más allá del lugar y momento históricos que se consideran originarios del género, se remonta al Émile de Rousseau.
No cabe duda de que la escritura y las ideas de Rousseau influenciaron directa o indirectamente a Goethe y la escritura de Wilhelm Meister. Y en lo que respecta a los escritores franceses decimonónicos en cuestión, éstos, partiendo de su propia tradición pedagógico-literaria en la que Rousseau es una figura central (a pesar de ser de nacionalidad suiza), pudieron haber llegado a elaborar una novelística donde “el aprendizaje del personaje, en el sentido ficcional de la experiencia narrada … adquiere un carácter indirecto” (de Diego 16). En su libro The Hidden Reader (1988), Victor Brombert, por ejemplo, dedica un capítulo a la manera en que Rousseau informa la escritura de Stendhal. Y en Le Rouge et le Noir no sólo hay referencias a Rousseau y La Nouvelle Héloïse, sino al Télémaque (1699) de François Fénelon y a Voltaire. Pero también están las referencias a Goethe. Algo parecido ocurre con Balzac. El filósofo suizo de lengua francesa también informa su escritura como queda documentado en el estudio Balzac, disciple et juge de Jean-Jacques Rousseau (1983) de Raymond Trousson. En Illusions perdues hay referencias a Rousseau, pero también las hay a Goethe y al personaje de Mignon. Aunque el alcance del impacto de Wilhelm Meister, como hace notar Hauser, pudo haber influido directa o indirectamente en las novelas de aprendizaje de tradición no alemana posteriores a él, hay que tomar en consideración que el Meister no es la única fuente de gran influencia que confluye en lo que se llega a conocer como el Bildungsroman. Aun así, esto no implica una disminución del papel que ha desempeñado Goethe en el auge de la novela de formación.
La relación entre Wilhelm Meister y la variante inglesa del mismo género es más clara que el caso francés. Aquí se ve que la propagación del Bildungsroman está vinculada a la del concepto de Bildung. En Germany as Model and Monster (2002), Gisela Argyle establece que “[l];a novela de Goethe no sólo fue la más importante en difundir el concepto de Bildung, sino también en modelar el género del Bildungsroman (novela de aprendizaje)” (10).17 Y en Inglaterra
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[l];os sabios victorianos Thomas Carlyle, J. S. Mill y Matthew Arnold importaron el concepto de Bildung como un antídoto contra los males que diagnosticaron, cada uno de manera algo diferente, en la sociedad inglesa. El género del Bildungsroman se introdujo a través de la crítica y la traducción que hizo Carlyle de Wilhelm Meister [1824] y de su propio Sartor Resartus [1836]… (10)18
Otros primeros defensores de Wilhelm Meister fueron el filósofo y crítico literario George Henry Lewes y George Eliot (15). Y más allá de la narrativa de Carlyle y Eliot, Gregory Castle, en su estudio titulado Reading the Modernist Bildungsroman (2006), establece que hay otros aportadores a la variante inglesa del Bildungsroman, entre ellos Charles Dickens, Charlotte Brontë y George Meredith (19). Si entre algunas de estas novelas y el Bildungsroman de Goethe se puede aducir que no existe un parentesco directo, sí forman parte, para parafrasear a Florian Schweizer, de un discurso transeuropeo acerca de la formación del individuo (140). El discurso sobre la formación de éste –el cual se examinará a continuación–, se considera aquí una idea imprescindible a la hora de identificar un Bildungsroman. Algo está claro: a pesar de las incertidumbres que surgen respecto al alcance que haya podido tener Wilhelm Meister en cuanto a la consolidación de un género a nivel internacional, no cabe duda de que Goethe fue una presencia significativa en la novelística decimonónica tanto en Francia como en Inglaterra.
El concepto de Bildung
Un aspecto de gran interés relativo al Bildungsroman no es sólo el modelo del Meister, sino también el concepto de Bildung que está en la raíz del término literario inspirado en la obra goetheana. Esto podría conducir a un mejor entendimiento de lo que es un Bildungsroman. Pero para poder hacerlo, es importante entender a qué se refiere el concepto en cuestión. Arnold Labrie, haciéndose eco de Norbert Elias, señala que la palabra Bildung fue uno de ciertos términos que empezaron a circular entre la intelectualidad alemana de clase media a partir de la década de 1770 (98, 102, 103). Al no tener significados fijos, hubo intentos de definir estos términos. Por ejemplo, Moses Mendelssohn escribe en 1784 que “[l];as palabras Ilustración [Aufklärung], cultura [Kultur], educación [Bildung] son todavía en nuestro idioma unas recién llegadas” (11). W. H. Bruford aclara en Culture and Society in Classical Weimar 1775–1806 (1962) que el vocablo Kultur tiene tres significados. El primero se refiere al proceso de cultivo (formación, desarrollo) individual, el segundo al resultado del proceso y el tercero al cultivo de ←11 | 12→un pueblo, como una nación (4). Bruford también dilucida que era habitual usar el sustantivo Bildung de acuerdo con los primeros dos sentidos de Kultur, este último término siendo un posible sinónimo (4). Sin embargo, cuando se trata de un grupo, la palabra utilizada es Kultur (4). Cabe destacar, por un lado, que Johann Gottfried von Herder, que ejerció una gran influencia sobre la obra y pensamiento de Goethe, fue el primero en popularizar el uso de estos términos (Labrie 98), los cuales usó junto con un tercero –Humanität– casi de manera intercambiable (98–99). Por otro lado, Herder se centraba en las personas que conformaban a un pueblo o a una nación, mientras que Goethe dirigía su atención hacia el individuo (Barnard 145–146).
Continuando este rastreo lingüístico-conceptual, es importante comentar el matiz político que tiene la palabra que guarda mayor parentesco