Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018). Carlos Medina Gallego
de la fe cristiana, la que lo lleva, como a su “maestro”, hasta las últimas consecuencias.
Camilo viaja al Perú invitado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Universidad Nacional Agraria La Molina, a dictar conferencias sobre el desarrollo de la comunidad. Allí, entrevistado por la prensa, da a conocer la plataforma del Frente Unido y se contagia del entusiasmo de los sectores estudiantiles y obreros del Perú en los que ha tenido una particular acogida su discurso. Mientras Camilo realiza la gira por el Perú, los miembros del ELN consideran conveniente concretar las relaciones de este con la Organización, para ello establecen los mecanismos y enlaces necesarios que han de posibilitar la reunión de Camilo con el Estado Mayor del ELN.
El 3 de julio, Camilo regresa a Bogotá, y se encuentra con una recepción que lo conduce en caravana desde el aeropuerto hasta las instalaciones de la Universidad Nacional. Allí ratifica su compromiso con la lucha de los colombianos y hace la promesa de no volver a salir del país hasta que la lucha revolucionaria triunfe y el pueblo esté en el poder. Este pronunciamiento trasluce la concepción cortoplacista que Camilo tiene del proceso y que en general respiraba la época, que veía el triunfo de la revolución al término de algunos años. Ese mismo día, la red urbana del ELN le informa a Camilo la intención del Estado Mayor, de entrevistarse con él en una apartada región de Santander, y de la necesidad de que esa misma noche emprenda el viaje. Camilo, en compañía de Galo Burbano viaja a Bucaramanga, donde es recibido por José Martínez Quiroz, guerrillero del ELN, recién graduado de abogado en la Universidad Nacional de Colombia y continúa su viaje hasta San Vicente, entrando en contacto con un enlace campesino que lo conduce a la cita con la dirección del ELN.
Con la intención de economizar tiempo, y en caso de que la cita no se pudiera concretar por alguna razón, Camilo le escribe una carta a Fabio Vásquez en la que le expone sus puntos de vista sobre el momento político y el papel que él, el Frente Unido y el ELN están llamados a jugar para el triunfo de la revolución. En la carta se plantea la coordinación entre el trabajo legal y clandestino, considera que debe permanecer en el trabajo amplio, concientizando a la población y organizando redes de apoyo; concibe necesario la difusión de la plataforma del FU a través de un periódico de amplia circulación. Hace una lectura optimista de la “situación revolucionaria” del momento, asegurando que no puede ser mejor, puesto que los sectores sindicales están listos para apoyar la lucha armada, lo mismo que la clase media, los universitarios y aun grupos de la clase alta. Habla de las posibilidades de una división en el Ejército en la que, según informaciones del capellán de este cuerpo, “de coroneles para abajo todo el mundo está conmigo”. Camilo encuentra en la lectura que hace del momento una etapa prerrevolucionaria en ascenso y se arriesga a sugerir líneas de comportamiento inmediato para ir consolidando el proceso77.
La carta deja traslucir toda la ingenuidad política de Camilo, cargada de un gran fervor y devoción revolucionaria, de una profunda convicción en el triunfo del movimiento y de una fe ciega en la participación decidida del pueblo, las organizaciones políticas y los gremios, situación que estaba muy lejos de la realidad histórica y del desarrollo del proceso de confrontación. Para el 6 de julio, Camilo veía el movimiento revolucionario en un auge preinsurreccional y calculaba que el triunfo se encontraba a pocos meses.
Una pregunta obligada es ¿cómo Camilo siendo sociólogo y habiendo acumulado la experiencia de trabajo político que poseía, podía hacer este tipo de balances? Me atrevo a arriesgar que muy seguramente hacía tales afirmaciones contagiado por el entusiasmo que despertaba su trabajo, el que, con toda seguridad, se apagaba con su partida; pero, además, alimentado por la motivación de quienes lo rodeaban, que veían en él un ser carismático capaz de movilizar, y persuadir con su discurso importantes sectores de masas hacia un proyecto revolucionario que en sus propias manos no se desarrollaba.
Cuando Camilo dio a conocer al Estado Mayor del ELN la carta que había escrito, este vio la necesidad de prolongar su estadía para someter a reflexión cada uno de los puntos expuestos en el documento. Días después, Camilo había aterrizado sus apreciaciones, se aprestaba a abordar la lucha desde una perspectiva distinta y colocaba a disposición de la Organización la consigna de “La lucha es larga, comencemos ya”.
En la reunión, Camilo se comprometió a trabajar en estrecha relación con el ELN, a conseguir cuadros para la lucha armada, a crear conciencia nacional sobre la necesidad de esta, a propender por el acercamiento y la unidad de organizaciones rebeldes y revolucionarias, a incrementar su trabajo legal de proselitismo y educación política de los sectores populares, y a ayudar en la consecución de recursos de logística, empezando por una imprenta en posibilidad de colocarse al servicio del trabajo amplio y clandestino del ELN.
Los dirigentes del ELN consideraron conveniente colocar al lado de Camilo un militante de esta organización, para que lo asesorara políticamente. Designaron en esta tarea a Jaime Arenas y lo hicieron a través de una carta que Camilo le entregó a su llegada a Bucaramanga. En el mismo sentido, Fabio le envía una carta a José Manuel Martínez Quiroz, en ese momento jefe de la red urbana, en la que presenta la inquietud que la dirección del ELN tiene en relación con el trabajo que otras fuerzas políticas realizan con Camilo y la necesidad de vigilar su actividad, manteniendo firme su decisión de trabajo con el ELN (Arenas, 1971).
Camilo regresa del primer encuentro con la guerrilla con una perspectiva renovada y distinta de su compromiso. Su discurso comienza a tornarse más radical: la lucha armada, el abstencionismo y la unidad del movimiento político de izquierda en la perspectiva de crear un Frente Popular, son los ejes en torno a los cuales gira su pensamiento. La incorporación de Camilo al ELN le da a la Organización una perspectiva distinta. En gran medida, Camilo representa la posibilidad de darle al movimiento un carácter nacional, superando el localismo de su origen y haciendo factible canalizar hacia la Organización simpatías de las que gozaba como líder y dirigente político.
Al regresar a Bogotá, Camilo se reúne con Jaime Arenas, Julio César Cortés, Hermías Ruiz y Margarita Olivieri, les da a conocer detalles de su conversación con el Estado Mayor del ELN y les explica el alcance de su compromiso, los acuerdos a los que llegó y el sentido que en adelante ha de tomar su acción política. En esta reunión Julio César Cortés y Hermías Ruiz expresan su deseo de vincularse como militantes al ELN, convirtiéndose en los dos primeros médicos con que ha de contar la organización guerrillera.
En los tres meses que siguieron, la vida de Camilo giró en torno a la preparación y publicación del periódico Frente Unido; a la realización de giras en cumplimiento de invitaciones que se le formulan desde distintas partes del país para que dé a conocer y explique sus planteamientos; y a establecer contactos con los diferentes partidos y agrupaciones políticas de oposición, para desarrollar su propuesta de Frente Popular, en el que tuviesen cabida las organizaciones políticas y esa masa de “no alineados” que fue motivo central de sus preocupaciones.
Para Camilo, el semanario Frente Unido significaba la posibilidad de generar organización y aglutinar en torno a él a sectores sociales que independientemente del origen de sus puntos de vista estuviesen de acuerdo en lo fundamental: la unidad del movimiento popular para hacer la revolución. Esta posición guardaba en su interior serias dificultades para el proceso unitario propuesto por Camilo: las tradicionales prácticas dogmáticas, el oportunismo, las actividades sectarias, el recelo, los prejuicios políticos y las ambiciones de poder, que se hacían presentes allí para generar contradicciones insalvables que tenían que ver con el comportamiento y la arraigada cultura política de los grupos de oposición. No obstante, en medio de las pugnas y las luchas internas, Camilo fue dándole forma al proyecto, nombró un comité editorial responsable de la edición del semanario, encabezado por Israel Arjona, Pedro Acosta y Enrique Valencia. Cargado de contradicciones por la complejidad de la situación interna, el 26 de mayo de 1965 aparece el primer número de Frente Unido.
Definidas las perspectivas inmediatas de la publicación del semanario, y resueltas parcialmente sus dificultades económicas, Camilo reactiva sus giras. Recorre el departamento del Valle y parte de la Costa Atlántica; en Norte de Santander visita Cúcuta, Ocaña y Convención; en Santander va a Bucaramanga, Socorro, San Gil, terminando la gira en Barrancabermeja. Los escenarios de sus visitas son variados; desde las