Ejército de Liberación Nacional (ELN). Historia de las ideas políticas (1958-2018). Carlos Medina Gallego
Arango Fonnegra, muerto en condiciones lamentables en 1963. Luego se traslada al Cauca, en donde permanece tres días, habla allí con dirigentes estudiantiles en la universidad y con dirigentes populares de la región. A su regreso a Bogotá se reúne en la noche del 17 de octubre con los delegados al Consejo Nacional de la FUN; en su intervención plantea la necesidad de comprometerse con la lucha revolucionaria hasta las últimas consecuencias y el de prepararse para asumir y desarrollar la lucha armada.
Camilo: vida y muerte en las guerrillas del ELN
Camilo inicia sus preparativos para incorporarse a las filas del ELN, conforme lo había decidido la dirección de la Organización, a partir del 18 de octubre. En una breve nota antes de partir se despide de Isabel (Darling) su madre y compañera de angustia en los trabajos del Frente Unido83.
La permanencia de Camilo en las montañas de Santander antes de perder su vida fue relativamente corta, apenas escasos cuatro meses. Durante ese tiempo, Camilo descubrió un universo distinto y buscó por todos los medios acomodarse a él. Su nuevo nombre de militancia fue “Argemiro”; mientras Camilo se preparaba en la guerrilla y se formaba como combatiente, el Frente Unido se desintegraba. La ausencia de su presencia física fue retirando a los simpatizantes y amigos del FU, y ya antes que ellos las fuerzas políticas y gremiales habían iniciado su desbandada. Jaime Arenas y Julio César Cortés, que habían quedado al frente del semanario y del movimiento, se sentían impotentes para sostener vivo un proyecto, cuya fuerza la constituía la presencia física y el carisma de Camilo. A pesar de haber dejado una carta a los colaboradores más cercanos y estos haberse comprometido a mantener vivo el movimiento, dos meses después de la partida de Camilo, se desplomaba completamente el FU en medio de dificultades económicas y políticas, agravadas con la detención de Jaime Arenas, el 9 de noviembre de 1965. Cuatro números más del semanario, después de que Camilo emprende su marcha, se pusieron en circulación, el último el 9 de diciembre. Camilo estuvo al corriente de todo el proceso gracias a la información que su secretaria y amiga, Guitemie Olivieri le hacía llegar al seno de la guerrilla y acepta, sin resignación en la victoria final, el derrumbe y la desaparición del Frente Unido.
Camilo estuvo tres meses dedicado a prepararse militarmente. Con grandes dificultades, pero dotado de una inmensa voluntad, fue articulándose poco a poco a la vida guerrillera, estableció con los otros guerrilleros relaciones fraternas, cargadas de ese humanismo cristiano que lo caracterizó siempre, y que a fuerza de la vivencia iba convirtiendo en humanismo revolucionario, su mejor aporte al proceso de cambio de la sociedad84. Asumió algunas responsabilidades que tenía que ver con la capacitación de sus compañeros, sobre todo de aquellos que estaban inmersos en un oscuro estado de analfabetismo cultural y político. Recogió las historias de lucha que le contaban ellos y las acumuló como conocimientos adquiridos de experiencias ajenas.
Camilo fue interiorizando la “cultura elena”, los rituales de la guerrilla y en particular los que tenían que ver con las armas y el combate. Se había hecho práctica común y ritual de bautizo, la premisa: “El guerrillero se gana su arma cuando tumba en combate un soldado y se apodera de ella” y “la ilusión de Camilo era recuperar un fusil en combate, bueno, esa era la gran ilusión de los guerrilleros de entonces, era una especie de grado de combatiente” (entrevista a Nicolás Rodríguez, 1993). En cumplimiento de este tipo de premisa, de ritual “religioso”, es que Camilo Torres pierde la vida en Patio Cemento (Santander).
El 7 de enero de 1966, en el primer aniversario de la toma de Simacota, el ELN, distribuyó la proclama a los colombianos, enviada desde las montañas, junto con una fotografía de Camilo en compañía de Fabio Vásquez y Víctor Medina Morón. La prensa nacional se pronunció en titulares de primera página sobre el hecho; el reconocimiento público de la presencia de Camilo en las filas del ELN, y su declaración de comprometerse hasta la muerte, consternó a aquellos que habían estado cerca de su proyecto del Frente Unido. El Partido Comunista publicó en forma fragmentada el documento, retirando de él las partes que tenían que ver con la posición del ELN y Camilo en torno al agotamiento de las vías legales y el abstencionismo beligerante (Arenas a este, 1971, pp. 96-98).
Para acompañar la circulación de la proclama, la dirección del ELN determinó hacer una ofensiva militar durante los meses de enero y febrero. Para esto, se dividió el único frente que existía en ese momento, el “José Antonio Galán”, en dos comisiones: una al mando de José Ayala, que exploraría la región de Los Aljibes con el doble fin de hacer un reconocimiento de la zona, mirar las posibilidades de establecer allí un nuevo frente y buscar contacto con la tropa; la otra, bajo la conducción de Fabio Vásquez se quedó a la espera de poder realizar un asalto a uno de los destacamentos militares que estaban patrullando la región85. En febrero, el ELN decide hacer una emboscada en la zona en que tenía su asentamiento, que estaba siendo patrullada permanentemente por el Ejército en razón de las declaraciones que se venían haciendo sobre la presencia de la guerrilla en el lugar. El combate se produce en un lugar llamado Patio Cemento, en el municipio de San Vicente de Chucurí, el 15 de febrero de 1966; en el pierde la vida Camilo Torres Restrepo86.
Han sido distintos los balances que se han hecho sobre la muerte de Camilo Torres en combate. Básicamente, ellos giran en torno a dos posiciones: la que afirma que la dirección del ELN, a cuya cabeza se encontraba Fabio Vásquez Castaño, tiene la responsabilidad directa del hecho de subvalorar la importancia que Camilo tenía para el proceso de transformación revolucionaria de Colombia, y permitirle sin la suficiente preparación militar entrar en combate; y la segunda es la que considera que la muerte de Camilo obedece a la lógica de sus propias decisiones y su irrenunciable deseo de comprometerse a fondo con el proceso en el que estaba participando.
Con la muerte de Camilo se produce la construcción de un símbolo que le dará estabilidad al proyecto, permanencia y proyección sobre la edificación de sus propias leyendas, rituales y mártires. Las declaraciones de Fabio Vásquez a la revista Sucesos inician desde muy temprano el trabajo de recuperación de la imagen de Camilo como militante guerrillero, sacerdote, líder popular y patrimonio de las luchas revolucionarias, propiedad del ELN87.
Es notable en todas las versiones y valoraciones de la vida y muerte del sacerdote revolucionario la insuficiencia en la lectura histórica de la experiencia política amplia y abierta de Camilo, la cual constituye la mayor parte de su existencia como sacerdote, sociólogo y líder popular. El fundamentalismo con que se contempla la lucha armada opaca otros espacios de reflexión de la riqueza sociológica y política del pensamiento camilista; su concepción sobre la unidad popular, el papel de cada sector social en los procesos de transformación, se fueron hundiendo en las consignas que aun proviniendo de su pensamiento no lo sintetizaban de este 88.
La muerte de Camilo impactó profundamente al clero latinoamericano, y se proyectó a Europa en el núcleo de sacerdotes que encontraban en el Evangelio justificación a su compromiso y práctica social con los sectores obreros y marginados89. Camilo se convirtió en alguna medida en el artífice histórico de las nuevas tendencias teológicas que habrían de concretarse en el Concilio Vaticano II, las reuniones del Celam de Medellín y el surgimiento de la teología de la liberación.
El movimiento latinoamericano de Comunidades Eclesiales de Base estaría inspirado por el ejemplo de compromiso cristiano de Camilo y de otros sacerdotes, monjas y laicos que comenzaron a modificar su práctica religiosa tradicional, a través de un compromiso político y social con los sectores marginados. En los años que siguieron a la muerte de Camilo, algunos sacerdotes, entre ellos varios que pertenecían al movimiento de Golconda se vincularon al ELN como militantes. Son ejemplo de este proceso Aurentino Rueda, Manuel Pérez, Antonio Jiménez Comín, entre otros que fueron incorporándose poco a poco al trabajo del ELN.
Políticamente, la muerte de Camilo también impacta lo que había quedado del Frente Unido, después de la vinculación del exsacerdote a la guerrilla. De los restos del proyecto surgen los Comandos Camilistas cuya actividad se centra en lo fundamental en los espacios universitarios y barriales; a través de ellos se promueve la protesta estudiantil y ciudadana y se canalizan recursos